Miedo de volar
El vuelo en avión es una experiencia que genera mucha ansiedad en muchas personas. Si encima uno tiene tendencia a padecer ataques de pánico, la situación se complica y volar puede ser un verdadero tormento.
Recuerdo un vuelo de Buenos Aires a París, de trabajo, en el que compartía asiento con una colega. Al sobrevolar el sur del Brasil nos topamos con una tormenta y muchísima turbulencia. Fue realmente para asustarse. Para colmo, mi compañera de asiento se aferró a mí con fuerza mientras lloraba desesperadamente y gritaba: "¡Nos vamos a matar!"
Internet está lleno de sitios especializados que dan pautas acerca de cómo superar el pánico durante un vuelo.
En PanicAway, explican claramente el asunto: "La mayoría de las personas que sufren de ataques de pánico no teme una falla mecánica en la aeronave, sino más bien un fracaso en sí mismos (es decir, tener un episodio de pánico durante el vuelo). Esto se debe a las personas que sufren ataques de pánico se sienten como si estuvieran caminando por ahí con una bomba interna que podría estallar en cualquier momento. Si esta 'bomba interna' se apaga en un lugar seguro, como la casa, es mucho más fácil de tratar porque ese entorno es una zona segura en la mente de la persona. La idea de estar a treinta mil pies en el aire no los hace sentirse seguros ni cómodos en el ambiente. Un elemento de claustrofobia también se manifiesta a menudo junto con el miedo de volar. La persona que experimenta ansiedad con frecuencia siente la necesidad de más espacio abierto, de más oxígeno, o incluso sienten la necesidad de esconderse y estar solos, lejos de otras personas."
El tema es, en principio, comprender que un vuelo en avión es muchísimo más seguro que, por ejemplo, un viaje en coche. Muere mucha más gente en accidentes de tránsito que en catástrofes aéreas.
Es muy importante descansar bien antes de viajar porque el agotamiento puede causar mayor estrés. Evitar los pensamientos negativos recurrentes acerca del viaje en avión. Para eso puede uno echar mano del control respiratorio, poniendo la atención en la inhalación y la exalación, y respirando lentamente.
"No concentarse en la ansiedad o en el ataque de pánico -recomiendan en PanicAway-. Todo el mundo siente cierta ansiedad al volar, pero trate de esperar una experiencia placentera, controlada. Si lo desea, puede pedir pasar a la cabina y mantener una charla con algún miembro de la tripulación sobre sus temores, algo que muchas veces funciona para evitar el pánico."
Yo tuve una época en la que sufría de ataques de pánico, y la verdad es que volar -y lo hacía con bastante frecuencia- se había convertido en una experiencia poco placentera.
En un viaje a Madrid, donde vive mi hermano (quien es piloto), cuando le comenté lo que me estaba pasando se dedicó a explicarme, con lujo de detalles, cómo funcionaba un avión en todas las situaciones que a mí me despertaban terror: el despegue, el aterrizaje y las turbulencias. En suma, me dio una dosis fuerte de lógica, información y razonabilidad.
Toda esa información me sirvió para repasarla mentalmente durante los vuelos hasta que, finalmente, el terror desapareció.
Al tiempo hice un viaje por el África subsahariana en el que debí abordar muchas pequeñas aeronaves de entre 4 y 18 tripulantes, y pude disfrutar de las vistas sobre las estepas.
En Twitter @aleherren
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