Cómo criar a la generación del nuevo milenio

Por: Silvia Renata Figiacone

No es poco frecuente escuchar la frase “los chicos de hoy”. Tampoco escuchar a los padres hablando de la facilidad con la que los chicos aprenden a manejar la tecnología y la velocidad con la que suelen resolver problemas con ella vinculados. Muchas veces como padres sentimos que estamos frente a chicos de otra generación. Y lo estamos.

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Los chicos del nuevo milenio (Verhaagen, 2005) son chicos que han nacido en la era donde hemos vuelto a poner los ojos en los niños. Verhaagen sostiene que crecen más mirados por sus padres que los chicos de la generación X (nacidos en los 70 y 80) porque hemos como sociedad aprendido el valor que los primeros años de vida tienen para el desarrollo sano.

Eso ha favorecido, de acuerdo al autor, que muchos expresen que se sienten cómodos con sus padres y refieran que pasarían más tiempo con su familia si pudieran.

Además, la generación del nuevo milenio es “tecnológicamente sofisticada” (Verhaagen, 2005). Sorprende la facilidad con la que manejan computadoras y otros dispositivos electrónicos y la velocidad con la que aprenden a navegar y moverse cómodos en la web y las redes sociales.

Sin embargo, no todo es color de rosa en cuanto a lo que a esta generación se refiere. Muchos hogares son monoparentales y muchas familias disfuncionales. Verhaagen dice que “aunque se reconozca la fortaleza de la familia, muchos hogares son hogares con un padre ausente”. Por otra parte, es la generación de la desigualdad social, millones de chicos viven bajo los niveles de pobreza y tienen menor oportunidad de desarrollo que los que viven en condiciones más protegidas.

El costado oscuro del acceso a la tecnología es la exposición temprana a contenido adulto. Los chicos son expuestos a la violencia virtual, el sexo virtual y demás desde más temprano de lo que se recomienda y, muchas veces, los padres no saben cómo resolver o limitar ese irrestricto acceso.

Otro de los serios problemas que enfrentamos los padres de la generación del nuevo milenio es el consumo de sustancias. El uso de alcohol y drogas ha aumentado considerablemente. Las edades de inicio son más tempranas que décadas atrás y el acceso es muchas veces menos escarpado. Los hábitos de consumo de los chicos de la nueva generación distan, muchas veces, de patrones de uso aceptables.

Finalmente, la generación del nuevo milenio es una generación de consumo masivo. Desde pequeños los chicos son expuestos a comerciales y propuestas que reclaman a sus padres y tienen más de lo que necesitan (muchas veces). Ello supone asimismo un impacto en el desarrollo de la conciencia del tener y el querer que los padres debemos cuidar.

¿Qué hacer como padres?

Más allá de reconocer las fortalezas y debilidades de la nueva generación, lo interesante es preguntarse cuál es la mejor manera de acompañarlos y guiarlos en la tarea única de crecer.

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La ventaja, dice Verhaagen, es que los padres de hoy están enfocados directamente en cómo proteger el desarrollo de sus hijos. Son conscientes, muchas veces, de los peligros que implica vivir en un mundo urbanizado y toman medidas para protegerlos durante el período de crecimiento.

Sin embargo, sostiene, muchas veces es difícil reconocer cuáles son los verdaderos peligros.

El autor otorga algunos consejos para comenzar a reflexionar sobre la crianza de esta generación:

- Moderación en la mayoría de las cosas. Ni dejar de ver televisión ni verla con acceso irrestricto. Ni jugar libremente a los videojuegos ni tener acceso denegado. No consentir cada pedido de compra pero tampoco dejar de otorgar de vez en cuando algún pedido. La moderación dice Verhaagen, es la clave para la vida sana y la paternidad responsable

- Enfocar lo más probable. No necesariamente jugar a los videojuegos violentos convierte a un chico en un asesino serial. Por el contrario, confiar en cualquier persona en una gran urbe puede hacernos vulnerables a pedófilos y aprovechadores. Es importante concentrarse en proteger a los chicos de los peligros más recurrentes de la comunidad donde vivimos, y conocer la comunidad donde vivimos para tener clara idea de cuáles son esos peligros

- No interferir con el desarrollo sano y normal. Los chicos tienen un curso de desarrollo que seguir. Es importante que atraviesen las etapas una a una y con libertad. Los padres debemos evitar la tentación de adelantar el curso de los estadíos del desarrollo y permitir que los chicos sean chicos. Por otro lado, debemos asegurarnos de que asuman los riesgos que un niño debe asumir: caerse de la bicicleta, lastimarse jugando al fútbol, pelearse con una amiga, etc. son situaciones que todo chico debe atravesar para crecer sanamente

- Conocer a cada hijo. Cada hijo es diferente y conocerlo permitirá ajustar la pauta de crianza a sus particularidades, siendo ello algo que es indispensable para que se desarrolle sanamente. Observarlos y conocerlos es posiblemente la primera y última tarea de un padre ocupado y amoroso

En palabras del autor: “el mundo parece más grande y peligroso que cuando éramos chicos. Tal vez es más grande y peligroso, pero tal vez siempre lo ha sido. Cuando somos pequeños no tenemos conciencia de cuánto peligro ofrece el mundo, pero abrimos los ojos cuando somos adultos. Miramos ahora el mundo con un realismo y claridad que no teníamos cuando éramos chicos. Vemos el peligro local y global, vemos como ciertas elecciones llevan a pobres resultados en vidas individuales. Queremos proteger a nuestros hijos de las cosas malas y ayudarlos a tomar sanas decisiones. Como padres queremos lo mejor para nuestros hijos”.

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Referencias:
Verhaagen DA (2005) Parenting the Millennial Geration: guiding children born between 1982 and 2000). Greenwood Publishing Group.

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