Quiero a mi bebé libre de humo
¿Qué sentirían si vieran a una mamá encendiendo un cigarrillo y colocándolo en la boca de su pequeño? ¿Qué les sucedería si descubrieran a una embarazada fumando? Estoy segura de que estas madres no pasarían inadvertidas para nadie y de que, por supuesto, no se salvarían de las peores críticas. Entonces, ¿por qué no solemos condenar de la misma manera a la gente que fuma en un ambiente en donde hay bebés? Incluso, muchas de nosotras, las mamás, que hemos dejado de fumar durante el embarazo, estamos esperando el alta del obstetra para volver a saborear ese humo letal al lado de nuestros pequeños.
Tengo la sensación de que aún no somos lo suficientemente concientes de lo malo que puede ser para un recién nacido aspirar ese veneno. Hay estudios científicos que comprueban que del 85% de las sustancias tóxicas se encuentran en el momento de combustión de un cigarro, el 15 continúa en el humo que expira el fumador. Basta pensar, entonces, lo vulnerables que se encuentran los chicos ante esta sustancia.
Es un vicio
Siempre pensé que, más allá de que cada individuo tenga su personalidad, los fumadores muestran un denominador común: son egoístas. No los tildo de malos, sino que el problema es que sólo se miran su ombligo. Su vicio les hace olvidarse de que al lado conviven otras personas que no siempre tienen la posibilidad de elegir el aire que respiran, tal es el caso de los niños.
No sólo asma, problemas bronquiales o alergia, puede provocar en un bebé el tabaquismo pasivo, se dice que el 80% de las causas de muerte de cuna son por esta razón.
Tenemos que saber que, cuando fumamos, un pequeñito está aspirando sustancias químicas como nicotina, benceno, monóxido de carbono, amoníaco y arsénico entre otras. ¿Cómo suena?
Seguro que yo tengo muchos defectos, pero por suerte de este me salvo. Me he cuidado (y a mis bebés) durante mis dos embarazos de la manera más sana que pude. Pero me producía una gran impotencia cuando tenía que compartir con los fumadores algún espacio, en especial en invierno que está todo herméticamente cerrado.
Recuerdo muy bien cuando nació mi primera niña, aún hacía frío y no podíamos ir a pasear a ningún sitio que no fuera a la intemperie. También sufría cuando alguien (amigo o conocido) me pedía sostener a alguno de mis bebés, y lo hacía con una sola mano, ya que en la otra debía portar el cigarro. Y juro que eran personas muy amables y atentas, pero no se percataban de la delicadeza que requería la situación.
Y me pregunto cómo puede ser que no se den cuenta. Incluso, con sus propios hijos. He visto mujeres amamantando con un cigarro encendido entre sus dedos.
No critico al que decida arruinarse sus propios pulmones, pero por favor que no obligue a los demás a que fumemos juntos y mucho menos si son pequeños.
Por eso, creo que lo mejor es que salgamos en defensa de ellos. Y cuando observemos que un adulto enciende un cigarro frente a un chiquillo seamos descarados y le digamos que por favor tenga la amabilidad de apagarlo. Si ellos no sienten vergüenza de encenderlo ¿por qué la vamos a tener los demás al plantear algo justificable?
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