Anorexia y autismo tendrían rasgos comunes
Hace unos meses escribí un post sobre los desórdenes de alimentación en mujeres adultas, un tema del que se habla poco pero que está muy presente entre los 40 y los 65 años, cuando la mujer pasa por cambios hormonales y emocionales tan importantes como los que ocurren en la adolescencia. Dichos cambios pueden detonar desórdenes alimenticios que normalmente pasan desapercibidos porque vienen encubiertos por rasgos o síntomas asociados a otras dolencias.
Esta semana, la agencia Reuters difundió un estudio publicado en el diario Molecular Autism que merece la pena conocer para poder ayudar oportunamente a quienes padecen desórdenes alimenticios, sea cual sea su edad o su sexo. La investigación se llevó a cabo en la Universidad de Cambridge, y señala que las chicas que padecen anorexia suelen mostrar algunas características similares a las del autismo.
Al igual que las personas con autismo, quienes padecen anorexia demuestran un interés en los sistemas y el orden que es superior al promedio, e inferior en lo que toca a la empatía. B. Cohen, director del estudio, señaló que la anorexia es considerada principalmente como un desorden alimenticio, lo cual es bastante razonable debido a que la severa desnutrición pone en riesgo la vida de las chicas. Sin embargo, el estudio sugeriría que cuando se observan ciertos patrones de comportamiento, la mente de una chica con anorexia podría compartir muchos rasgos con la de una persona con autismo. Así como los autistas, las chicas con anorexia se aferran a un sistema, el sistema que comprende peso-figura-ingesta de comida.
Por otra parte, en el autismo se han identificado disfunciones en tres áreas principales: interacción social y empatía, comportamiento e intereses repetitivos, y lenguaje y comunicación. Cohen notó que tanto la anorexia como el autismo comparten ciertos rasgos en esas tres áreas, como actitudes y comportamientos rígidos, tendencia a enfrascarse en sí mismos, y fascinación por el detalle. Ambos desórdenes también comparten diferencias similares en la estructura y la función de áreas del cerebro involucradas en la percepción social.
Mejorar el diagnóstico
En los Estados Unidos, uno de cada 50 niños en edad escolar es diagnosticado con autismo. En Europa, la cifra disminuye a uno de cada 100. En ambos casos, la mayoría son varones. Sin embargo, Bonnie Auyeung, colaboradora de Cohen, indica que de acuerdo a los hallazgos realizados en el estudio, el diagnóstico de autismo en mujeres podría ser equivocado porque lo primero que ven los doctores es el desorden alimenticio.
En el estudio participaron 66 chicas de entre doce y dieciocho años, diagnosticadas con anorexia. Al aplicárseles las pruebas de autismo y comparar los resultados con más de 1500 pruebas similares, en chicas no autistas del mismo rango de edad, se dieron cuenta que existen coeficientes similares entre autismo y anorexia en lo que toca a empatía y sistemización. Estos resultados, lejos de ser alarmantes, resultan esperanzadores en la medida en que ayudan a mejorar los diagnósticos y los tratamientos. Por otra parte, sientan un precedente para efectuar estudios similares en pacientes adultas y establecer terapias que permitan brindar mejor calidad de vida.
El autismo, señalan los expertos, puede enseñarnos a tratar mejor la anorexia. Por ejemplo, es de gran ayuda desplazar el interés desde el cuerpo y la dieta hacia otros asuntos sistemáticos similares. Por otro lado, al reconocer que hay muchos pacientes con anorexia que no sólo necesiten ayuda con la alimentación sino también con habilidades sociales y comunicativas o con procesos de adaptación al cambio, pone a la vista nuevos ángulos desde los cuales se puede tratar la enfermedad.
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