Controversia sobre el desnudo masculino

Una amiga compartió en su muro de facebook un enlace que me gustó mucho. Se trataba de un artículo del Vienna Review con el título: "Anatomía de una controversia". La nota hablaba sobre Hombres desnudos, la última exposición del Leopold Museum de Viena, una retrospectiva sobre el desnudo masculino desde el siglo XIX hasta nuestros días. Me gustó porque expone con claridad por qué la muestra ha provocado escozor entre grupos conservadores, además de un sinfín de comentarios en las redes sociales.

Exposición Hombres desnudos - Foto del www.leopoldmuseum.org
Exposición Hombres desnudos - Foto del www.leopoldmuseum.org

La controversia empezó a mediados de octubre, cuando se anunció la exposición. El cartel promocional mostraba una fotografía de Pierre & Gilles: un desnudo frontal de tres futbolistas. Grupos católicos y musulmanes se manifestaron en contra por considerarlo ofensivo, argumentando que los niños no deberían ser expuestos a un desnudo tan explícito. Días después, el museo respondió a la protesta colocando sobre los carteles una banda roja para ocultar los genitales de los modelos. Cuando se inauguró la exposición el 19 de octubre, se añadió a los carteles la consabida advertencia para menores de edad.

No es extraño que la muestra haya causado furor, registrando un promedio de 2000 visitantes diarios y muchas críticas en los medios de comunicación. Sin embargo, como señala el Vienna Review, las críticas han pasado por alto el contexto en el que se da la muestra. Por un lado, en los carteles de otras exposiciones del Leopold Museum se muestran pinturas de Klimt o Schiele donde también aparecen hombres desnudos, y nadie parece inmutarse. Por otro, en Austria está permitido tomar el sol o hacer caminatas alpinas sin otra prenda que un sombrero o unas botas. Finalmente, en los periódicos gráficos expuestos en los puestos de revistas se ven regularmente mujeres completamente desnudas.

Si el desnudo está tan normalizado en Austria, ¿por qué tanto revuelo? Parece que el problema no es el desnudo en sí mismo, ya que desde los inicios del arte occidental se han hecho representaciones del cuerpo humano en su "naturalidad". Lo que produce shock es que los desnudos sean figuras masculinas. Mientras nadie parece molestarse porque las representaciones del desnudo femenino estén por todas partes (desde las revistas y los periódicos gráficos hasta la televisión), una muestra artística sobre el desnudo masculino se considera una amenaza pública.

La raíz de la provocación

El artículo del Vienna Review recupera una crítica psicoanalítica sobre el tema: "Se trata de la figura del padre; la desnudez muestra al hombre indefenso y ese es el tabú visual más amenazante de nuestra cultura". Hemos asimilado el desnudo femenino como un "estado de naturalidad". En cambio, el desnudo masculino no es entendido como algo "natural" sino que resulta ofensivo. Una forma de entender esta diferencia es expuesta por Susan Bordo en The Male Body. La idea de que un grupo es más "natural" que otro implica que es menos "civilizado" y eso es un prejuicio cultural que remite a relaciones desiguales de poder. Precisamente, la exposición del Leopold Museum se planteó como una provocación, una muestra que sirviera para cuestionar y reflexionar sobre los prejuicios culturales acerca del cuerpo y las relaciones de poder que éste pone de manifiesto.

Otra forma de entender la controversia es a través de la circulación de las imágenes. El cuerpo de la mujer es representado, vigilado y juzgado permanentemente, no sólo en los medios sino también en nuestras conversaciones (es demasiado vieja, demasiado gorda, demasiado plana). No ocurre así con el cuerpo de los hombres; no estamos acostumbrados a ver imágenes de hombres desnudos, por lo tanto, cuando aparecen ponen en crisis nuestra percepción del cuerpo: ¿hasta donde es "aceptable" representar la desnudez, en qué espacios, en qué contexto, con qué finalidad, qué representaciones son moral y políticamente correctas? La exposición Hombres desnudos pone estas preguntas sobre la mesa, cuestiona percepciones y prejuicios, muestra diversas representaciones del desnudo masculino para generar en el visitante una reflexión y, en el mejor de los casos, un cambio de paradigma.

Quizás la crítica no debe ir hacia la exposición misma, sino a la manera en que ésta fue promocionada poniendo en primer plano los genitales masculinos. A decir de muchos, el cartel no es más que una estrategia de marketing, porque la muestra no hace una apología del pene, ni siquiera de su representación simbólica, el falo. La exposición puede ser leída de muchas formas, pero al final, lo que prevalece es una apuesta por cambiar nuestra percepción sobre el cuerpo masculino, no sólo a partir de su belleza, sino también de su vulnerabilidad.

Finalmente, la desnudez del cuerpo nunca es total pues siempre está cubierta por los ropajes de la cultura. Lo "natural", lo "correcto", lo "civilizado" o lo "bello" son categorías que varían de un grupo social a otro, pero al interior de cada grupo estas categorías funcionan como relaciones de poder, de placer y de deseo.

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