Papá comando

Ya empiezan a circular los anuncios y las promociones "para mamá en su día". Más allá de mi suspicacia frente a la mercantilización de las fechas, veo algo positivo: al menos ya no se regalan electrodomésticos. Lo de hoy es la ropa, el tratamiento en el spa, los cosméticos y hasta los smartphones. Del "para que nos atiendas mejor" estamos pasando al "para que te sientas más linda". Me parece que esto revela un pequeño cambio positivo; las mujeres empiezan a ser reconocidas como individuos, antes que como amas de casa que viven en función de su familia.


Sin embargo, aún hay mucho por hacer. Pienso en las mamás de esta generación, chicas profesionistas que aún se enfrentan a la disyuntiva de tener hijos o continuar con su carrera. Pero más en los papás, que han sido educados para ser proveedores, de manera que no se plantean la posibilidad de dejar su carrera para asumir la crianza, porque se piensa que eso es asunto "naturalmente femenino".

Me alegra saber que ese panorama poco a poco está cambiando. Ejemplo de ello son las legislaciones que permiten a los hombres tomar algunos meses para cuidar, junto con la madre, al recién nacido. Creo que esta experiencia ha generado en muchos papás una suerte de empoderamiento, porque más allá de todo prejuicio, ellos son perfectamente capaces de criar a un hijo. Sin embargo, no basta con saberlo, también han tenido que aprender a hacerlo a su manera. Sirva como ejemplo el caso de Neil Sinclair, un ex soldado británico, quien fue entrevistado por el diario theguardian.uk.

Sinclair había desactivado campos minados en Irak, perseguido traficantes en Belice y sobrevivido al invierno ártico. Pero nunca había experimentado el pánico de no saber qué hacer para calmar a su hijo recién nacido cuando lloraba a las tres de la mañana. Todo lo que él y su esposa habían leído, resultaba obsoleto al enfrentarse a la realidad. Fue entonces que, desde su mente de soldado, se hizo la pregunta: ¿por qué no hay un entrenamiento para papás?

"Tienes a un pequeñito que depende completamente de ti, y te sientes perdido. O peor, con el ruido y la crisis, no puedes pensar, sólo necesitas instrucciones", recuerda Sinclair. Así, decidió hacer un manual, una guía básica de sobrevivencia para que un papá supiera, de forma sencilla, clara y concisa, qué hacer con su hijo, cómo bañarlo, cambiarle los pañales, darle una papilla, etc. Un manual que, "de hombre a hombre", le diera a los padres la confianza necesaria para criar a sus hijos.

Así empezó Commando Dad (Papá comando), un manual que también presenta algunas herramientas básicas para reducir el estrés, de manera que el papá pueda tomar acción. Uno puede entrar al sitio y darse una idea del tono del libro. La crianza se define como "misión" y el recién nacido es un BT (baby trooper o bebé soldado). Los títulos de los capítulos también son bastante ingeniosos: Preparar el campamento base (el cuarto del bebé), Un ejército marcha en el estómago (alimentación), Bienvenido a la letrina (cambiar el pañal), Maniobras (transportar al bebé), Manejo de hostilidades, etcétera.

Más allá de las sonrisas que pueda arrancarnos la metáfora militar, el instructivo está bien elaborado. Se habla de tareas, herramientas, equipo, estrategias clave... Porque el objetivo de Sinclair es que el manual sea accesible para todo el mundo. De ahí que use frases cortas, instrucciones claras, punteos sencillos, los "sí" y los "no", nada de reglas absurdas. Por supuesto, Sinclair ha recurrido al conocimiento de madres y abuelas, así como al de especialistas en materia de salud, quienes han avalado y corroborado que sus consejos van por buen camino.

"Es una misión que dura toda la vida", dice Sinclair, "No hay trabajo más importante que el de ser un buen padre. Se trata de hacer lo mejor que puedas, diariamente y en cualquier circunstancia". Y se nota que no habla a la ligera. Ha criado a tres hijos, es papá de tiempo completo y también funge como asesor en pedagogía. Su esposa, Tara (quien lo ha ayudado a escribir el libro), es directora de Relaciones Públicas en una empresa trasnacional. Pero, para que este modelo de familia pueda funcionar, Tara y Neil han tenido que romper con muchos esquemas, entre ellos, el financiero.

"Además de ser papá de tiempo completo, quería aportar algo de dinero y mostrar una imagen positiva del modelo masculino, sin que esto obstaculizara la carrera de mi esposa", aclara Sinclair. Fue así que decidió convertirse en instructor para papás, pero al momento de ofrecer sus servicios, nadie lo entendía muy bien. Eso ha ido cambiando conforme la gente ve su trabajo: "Cuidar a los niños me enseñó que es un trabajo muy duro, los días se hacen muy largos, pero aprendí que si uno es organizado, se puede divertir".

Cuando uno lee algunos capítulos de Commando Dad (disponibles en el sitio web) se da cuenta que la clave de todo es la organización: evitar un desempeño pobre como padre, pensar por adelantado, prepararse para cualquier eventualidad, seguir una buena rutina para cada operación y, sobre todo, ser adaptable.

¿Cómo es un papá comando?
De acuerdo con Sinclair, hay que partir del hecho de que un papá comando es un papá que mete las manos, se involucra, toma sus responsabilidades con seriedad, está comprometido, pasa tiempo con sus hijos, y para hacerlo bien necesita estar informado. Es más, un papá comando sabe que la máxima herramienta de entretenimiento para sus hijos es dedicarles toda su atención. "Un papá comando actúa en beneficio de su tropa", concluye.

Aunque parezca que Sinclair habla "militarmente", en rigor sólo se trata de un lenguaje metafórico. Lo que guía sus consejos no es más que el sentido común de un padre que quiere criar a sus hijos con amor y compromiso. Lo más interesante es que el libro no sólo es un instructivo, también tiene un capítulo para evitar que los papás se desmotiven. "Todos tenemos días malos", dice el ex soldado, "no hay que ser tan duro con uno mismo; cometer un error no significa que seas mal padre. No hay que temer pedir ayuda, uno nunca está completamente solo y tampoco es "menos hombre" o "mal padre" sin lo hace".

Sinceramente, me encantaría que el libro, o cuando menos el sitio, se tradujera al español. Creo que muchos papás de este lado del mundo se sentirían motivados a asumir la crianza de sus hijos con más confianza. Incluso, creo que podría ayudar a que algunas mamás primerizas enfrentaran la maternidad con menos angustia.

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