Sustentabilidad emocional: un nuevo modelo de pareja

Los divorcios están a la orden del día, los roles de pareja se están modificando, los paradigmas sobre el matrimonio, el amor y las relaciones se están derrumbando, no hay un modelo de pareja que garantice estabilidad alguna. Más que vivir este escenario como una desgracia, creo nuestra generación tiene la enorme oportunidad de reinventar la forma en que va a construir sus relaciones de pareja.

Llevo varios meses pensando cómo se puede construir una relación alejada del modelo tradicional de sumisión femenina y dominación masculina. Lo primero que he pensado es que necesariamente debe basarse en la equidad, la solidaridad, el respeto y la libertad; me parece importante que su dinámica no rompa el equilibrio individual pero que tampoco caiga en la indiferencia. Hace unos días, mientras hablaba con mi amiga Isabel, vi algo que parece una luz al final del túnel.

En los últimos tres años Isabel había vivido un par de amores muy apasionados pero también muy dolorosos, tanto que decretó: "no más dramas en mi vida". Ahora está en una relación que empezó como una amistad y se ha transformado poco a poco en enamoramiento: "Cuando viene a mi departamento y yo estoy trabajando, él prepara de comer para los dos y lava los platos; cuando yo voy a su casa, llevo algo de comer, vemos una película y le ayudo a dejar todo en orden. Nos acompañamos y tenemos una intimidad muy respetuosa", me cuenta ella. Aunque en su vida profesional son muy distintos, en la convivencia diaria tienen los mismos principios, nadie abusa del cariño o del tiempo del otro. No es un amor apasionado o desgarrador como los que tenía antes, ahora se siente enamorada y tranquila porque es alguien en quien confía profundamente. Cuando terminó de hablar le respondí que eso me sonaba a "una relación muy... sustentable", sin saber muy bien de dónde había sacado semejante idea.

Así es que me he quedado pensando en la posibilidad de una relación sustentable: ¿cómo es, a qué se parece, cuál es el objetivo?

Vamos por partes. El término sustentable o sostenible ha sido utilizado en los últimos 30 años como una nueva manera de entender la economía y el desarrollo de la sociedad basándose en tres motores fundamentales: educación, solidaridad y justicia social. El propósito del desarrollo sustentable es satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades o los recursos de las generaciones venideras. Un plan de desarrollo sustentable integra la economía, el medio ambiente y la sociedad; se trata de que exista un desarrollo económico y social respetuoso con el ambiente del cual formamos parte, en igual medida, las comunidades animales, vegetales y humanas. El desarrollo sustentable busca un crecimiento a largo plazo partiendo de un plan lógico, real, concreto y aplicable para el uso eficiente de los recursos.

Después de darle vueltas un rato, me parece que no es tan descabellado pensar que el desarrollo sustentable puede ser un modelo viable para construir nuestras relaciones de pareja. Acá les comparto algunas notas sobre cómo imagino que sería una relación de sustentabilidad emocional:

1. Economía

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Actualmente los dos miembros de la pareja aportan dinero a la casa, pero la realidad indica que son muy pocas las parejas que ganan más o menos el mismo salario. El problema no es el dinero en sí mismo, sino el esquema de dependencia económica que heredamos de nuestros padres. En muchos casos, esta diferencia de ingresos deriva en culpabilidad, manipulación o vulnerabilidad, situaciones que desgastan la relación. Nos guste o no, hablar del dinero en pareja sigue siendo un tabú que tenemos que romper.

Mi propuesta es la siguiente: plantear un fondo común basado en el 50% del menor salario. Por ejemplo, si uno gana 8 y el otro gana 6, cada uno aportaría 3 al fondo común, destinado a los gastos elementales. Obviamente eso implica llevar una vida frugal que requiere creatividad, ahorro y aprovechamiento de los recursos, un cambio en el estilo de vida consumista que no puede ser más que positivo a nivel doméstico y también a nivel social: comprar menos en el supermercado y más en la feria o el mercado, coordinarse para hacer menos traslados en auto, reunirse en casa y cocinar juntos en lugar de salir a un restaurante, planear vacaciones que impliquen menos compras y más conocimiento cultural o natural, etcétera. Lo que el otro haga con su excedente es tema aparte. Pienso que si la relación funciona bien, pueden invertirlo en un proyecto común que genere ganancias a largo plazo. Sea cual sea la decisión, la consigna es muy clara: el dinero no debe usarse para manipular la relación ni para hacer que el otro se sienta en deuda.

2. Ambiente

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Uno de los pilares del desarrollo sustentable es el cuidado del ecosistema. Precisamente la raíz "eco" viene del griego oikos (οἶκος), que significa casa. Una casa fundada bajo los principios de una relación sustentable implica que todos los que la habitan son responsables de mantener el orden y la limpieza. En otras palabras: señores, aunque sus mamás los hayan educado para ser atendidos a cuerpo de rey, aunque sientan que "no nacieron para hacerse cargo de los niños", ese esquema ya no es funcional, porque si la mujer trabaja y aporta dinero a la casa, también tendría derecho a ser atendida, ¿cierto? Entonces, nada de comportarse como patrones discapacitados o como madrecitas abnegadas. Haga caso al meme de la semana:

La primera vez que vi estas recomendaciones fue en casa de mi abuela, era un recorte de periódico pegado con imanes en el refrigerador. Hoy circula como meme en las redes sociales y me parece bastante adecuado para favorecer la convivencia equitativa en una casa. La idea es que cada quien se haga cargo de sí mismo en las cosas más sencillas y que se trabaje en equipo cuando se trata de labores más complicadas. Lo importante es que no se incurra en el abuso.
Nota al margen: no hay nada más sexy que un hombre que sabe cocinar y una mujer que sabe usar el taladro.

3. Sociedad

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Por último, el desarrollo sustentable plantea que ninguna decisión económica o política debe poner en peligro la identidad o las tradiciones de una comunidad. Bajando esta idea al ámbito de la pareja, pienso en lo siguiente: no se puede pensar en el otro como en un terreno por conquistar o un recurso que se puede explotar para beneficio personal. Una pareja no es una relación de propiedad sino de pertenencia.La propiedad se impone a través de distintas formas de violencia (real y simbólica); querer cambiar, controlar, manipular o utilizar al otro es una garantía de conflicto que lleva al fracaso de la pareja, porque desde la base se está violentando a la otra persona en su singularidad y su individualidad. En cambio la pertenencia se gana a través del respeto y la solidaridad, implica un compromiso hecho desde la libertad, la aceptación y la humildad, lo que no quiere decir sumisión o abnegación.

Estas ideas no son una receta de cocina, pero creo que pueden servir para comenzar a reflexionar sobre las bases que podrían llegar a conformar un nuevo modelo de pareja, más respetuosa, solidaria y sustentable en el tiempo.

¿Qué les parece?

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