Una relación amorosa… con el dinero

Una relación amorosa con el dinero/ iStockphoto
Una relación amorosa con el dinero/ iStockphoto

No sé si sea el caso de todos, pero a muchos de nosotros nos han inculcado un montón de prejuicios sobre el dinero, como que ser rico es ser "malo" o que "la riqueza pudre el alma de la gente". Estas ideas no nos han hecho necesariamente mejores personas. En cambio, sí han provocado que tengamos una relación conflictiva y hasta culposa con la prosperidad. Para Mindy Crary, colaboradora de la revista Forbes Woman, este vínculo negativo puede cambiar si nos relacionamos amorosamente con el dinero. ¿Cómo? Esta es su propuesta:

Amor y dinero. El amor no sólo es una emoción, también es una elección, una intención y una forma de actuar. Cuando elegimos amar a alguien, le dedicamos recursos y energía; sabemos que esa inversión es buena cuando el vínculo se fortalece y la relación madura. Con el dinero ocurre lo mismo: elección, intención y acción.

Dedícale tiempo. Al igual que destinas un momento especial para salir con tu pareja, haz un espacio en tu agenda para poner al día tus cuentas y revisar tu presupuesto. Si esperas a fin de mes, cuando el estrés y las deudas se acumulan, el dinero terminará por convertirse en un dolor de muelas y no en una fuente de prosperidad.

Ponlo entre tus prioridades. Conforme vamos creciendo nos llenamos de compromisos y elegimos con quién pasar nuestro tiempo. De manera consciente o inconsciente, nuestras prioridades van conformando nuestro sistema de valores. Si quieres que el dinero prospere contigo, ponlo de manera consciente entre tus prioridades.

Celebra lo bueno. Cada vez que un niño logra algo reconocemos su esfuerzo con abrazos y felicitaciones. Nadie le diría: "Bueno, estuvo más o menos, pero espero más de ti en la próxima ocasión". De igual manera, cuando hayas tenido algún progreso en tu relación con el dinero, reconócelo y disfrútalo.

Olvida lo malo. Aunque nos amamos, cometemos errores y omisiones. Pero justamente el amor nos permite perdonar y seguir adelante. Si el dinero no viene en el tiempo o con la abundancia que esperabas, no te enganches, piensa que se trata de un pequeño bache en una relación que durará toda la vida. Avanza y confía.

Mantén el sentido del humor. ¿Has notado que la vida es más ligera cuando uno se ríe de sí mismo con las personas que ama? Cuando nos tomamos las cosas con demasiada seriedad, las relaciones se paralizan. El dinero no tiene que ser un asunto trágico, de hecho, es mejor que no sea así.

Respétalo. El dinero es una forma de energía y, por más extraño que parezca, su materialidad (su presencia, ausencia, escasez o abundancia) es la manifestación de cómo estás fluyendo con la vida. Pon atención, mira la dinámica que mantienes con él. ¿Qué te dice de ti mismo?

No lo manipules, no juegues al poder. Cuando amamos plenamente no pensamos en ejercer el poder sobre el otro. Tampoco esperamos que el otro haga algo sólo porque nosotros lo manipulamos (a menos que exista una codependencia económica). Curiosamente, cuando uno espera recibir dinero de alguien con quien existe una lucha de poder, la plata viene muy lentamente. Prueba eliminar las ideas de poder en tus pensamientos sobre el dinero, es probable que éste fluya con menos obstáculos.

No lo culpes de tu mal humor, el dinero no es la causa: tu percepción de la situación es la que te provoca miedo y malestar. Cuando estés enojado con el dinero, lo mejor que puedes hacer es tomar distancia y tratar de entender qué ideas te están llevando hacia ese malestar. Es difícil sanar la vida emocional a partir de razonamientos, sin embargo, una buena reflexión puede ayudarte a entender lo que detona tu molestia.

No al quid pro quo. Esta expresión significa un intercambio o una sustitución más o menos equilibrada de bienes o servicios. Por ejemplo: tú me das una manzana, yo te doy una pera. ¿Te imaginas establecer este tipo de arreglo con las personas que amas? Bueno, pues en una relación monetaria, si sigues esta dinámica, te sentirás siempre en desventaja, independientemente del tipo de intercambio que hagas.

Busca para entender. Cuando algo inesperado ocurre en la familia o con los amigos, uno averigua detalles y sutilezas antes de tomar acción o emitir una opinión. Así, cuando algo pase con tu dinero, dedícale atención y entendimiento a la dinámica antes de sacar una conclusión errónea. Quizás descubras que el problema no está donde sospechabas.

No te pierdas. Un tip para ser un consumidor más consciente: es necesario saber cómo te hace sentir el hecho de que el dinero salga de tu cuenta. Si no estás contento o satisfecho, ya no gastes. Tomar consciencia de cómo fluye el dinero (o el amor) reduce tus posibilidades de fracaso.

¿Lo quiero o lo necesito? QUIERES que tu hijo sea campeón de karate, pero NECESITAS que sea amable, reflexivo y compasivo. Con el dinero hay que hacer la misma distinción: QUIERES ir de vacaciones al destino de moda, pero NECESITAS juntar suficiente para librar tus gastos mensuales. Esto no significa que los deseos tengan que salir por la ventana; sólo colócalos a la altura de tu vida y no permitas que el ego tome el control de tus finanzas.

Busca claridad. Si no tienes claro lo que esta ocurriendo en tu relación, lo más probable es que la otra persona tampoco lo sepa. Tienes dos opciones: dejar que la situación se mantenga ambigua o poner los puntos sobre las íes. Quizás no te guste lo que veas cuando enciendas la luz, quizás tengas que remover el pasado, pero es mejor ver las cifras de la verdad a vivir especulando.

Confía en la visión a largo plazo. Las relaciones son cíclicas: a veces vienen con escándalo y excitación, a veces se retraen y se ponen silenciosas. Nada es estático, tampoco es el flujo del dinero. A veces hay arcoiris, a veces no. Incluso en los días nublados hay que pensar decisivamente: lo amo en las buenas y también en las malas.

Nota al pie: No saber cómo te sientes al respecto de tu vida financiera es algo parecido a postergar la decisión de irte o quedarte en una relación. Piensas que algo allá afuera está impidiéndote dar un paso cuando, en realidad, eres tú quien se resiste a mirar la información que te permitiría tomar una buena decisión. El cambio es doloroso, pero del otro lado te espera una relación positiva, sana, libre y amorosa con el dinero.

¿Qué piensan de esta relación con el dinero? ¿Tiene sentido?

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