Cáncer de ovario: los síntomas que no debes ignorar y qué hacer para disminuir el riesgo
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el cáncer de ovario es la enfermedad ginecológica que causa más muertes en Estados Unidos. Al igual que con otros tipos de cáncer, mientras más temprano se detecte, más eficiente será el tratamiento. Sin embargo, aún en la actualidad los avances científicos aún no logran generar una prueba que permita detectarlo con certeza en sus primeras etapas.
“El cáncer de ovario es uno de los que se detecta cuando está más avanzado porque no se han desarrollado pruebas de despistaje precoz, más allá de un marcador en sangre que se llama CA 125, el cual no es muy específico para cáncer porque puede aparecer elevado por otras razones. Por ejemplo en mujeres fumadoras, en mujeres que tienen endometriosis, cuando existe una infección vaginal”, dice la médico ginecólogo Sofía Herrera y agrega que esta es la razón por lo cual este examen no se considera un método definitivo de rutina para determinar si hay un cáncer que está empezando.
Por su parte, la doctora Barbara Goff, profesora de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington, dice en un artículo de su autoría que “el 70% de las personas con cáncer de ovario es diagnosticada en estadios avanzados, cuando las posibilidades de curación son escasas”, mientras que a quienes se les detecta la enfermedad en estadio uno o dos, pueden verse libres de la enfermedad al cabo de cinco años.
Pasos seguros
Aunque sea un tema duro de afrontar, la mejor manera de encararlo para superarlo es mantenernos informadas y hacernos divulgadores para incentivar, no solamente más acciones orientadas a esta detección temprana, sino a que individualmente cada quien haga lo necesario para luchar contra este mal.
Herrera, quien junto a la doctora Klara Senior dirige Tu Salud Íntima, plataforma de educación y servicios de salud femenina, dice que es muy importante que, primero, si hay antecedentes familiares de cáncer de seno, cáncer de ovario o cáncer de colon, mencionarlo al médico tratante. Y segundo, hacer las visitas al ginecólogo anuales, y si existe tiene una inquietud al respecto comentarlo.
“La forma más temprana para detectarlo en la actualidad es un ultrasonido transvaginal. En muchos países latinoamericanos este examen se hace como parte de los chequeos de rutina una vez al año en la consulta ginecológica, pero en Estados Unidos no se hace, porque el cáncer de ovario en los países desarrollados está muy abajo en la incidencia, así que se analiza el riesgo/beneficio y análisis de costo, y se concluye que no debería estar dentro de los exámenes rutinarios de la mujer, a menos que tengan riesgos o molestias”, dice Herrera.
“Sin embargo, el ultrasonido es un método de pesquisa de encontrar el cáncer de forma mucho más temprana y eficiente que lo que puede representar el costo, con lo cual, desde mi punto de vista sí vale la pena incluirlo en los exámenes de rutina para las mujeres”, señala la experta, quien alienta a las pacientes a mantenerse alerta ante señales de advertencia que se puedan presentar.
Qué hacer
La doctora Goff manifiesta en su artículo gran indignación por los diagnósticos tardíos, por lo cual se ha dedicado a estudiar a profundidad las señales que esta enfermedad puede arrojar, ya que un reconocimiento más preciso de los síntomas puede ayudar tanto a pacientes como a médicos.
Es así como, junto a otros investigadores, realizaron un estudio que determinó que tanto pacientes en estados avanzados como quienes tenían un diagnóstico temprano tenían síntomas similares, entre ellos, dolor en la pelvis y el abdomen, aumento de la frecuencia de la micción, dificultad para comer o sensación de saciedad rápida, e hinchazón o distensión abdominal.
Los CDC coinciden con estos síntomas y agregan dolor también en la espalda y sangrado vaginal o secreción que no es normal para el paciente, sobre todo si ya pasó la menopausia.
Aunque el cáncer de ovario no se puede prevenir con total efectividad, si podemos contribuir estableciendo los mismos hábitos necesarios para tener una vida más saludable. Estos son, según explica la doctora Sofía Herrera, tener un menor consumo de grasas saturadas, evitar el cigarrillo, hacer ejercicios frecuentemente, mantener un peso equilibrado y acorde para nuestra edad, porque todos estos factores de forma indirecta se han asociado a mayor riesgo de cáncer en general.
"Una mujer obesa, con el colesterol alto, fumadora, puede tener mayor riesgo de cáncer que una mujer que no. Por eso es siempre importante destacar que un estilo de vida saludable está asociado a un menor riesgo de cáncer en general".
Por otra parte, Goff menciona que el embarazo y la lactancia materna, así como la ligadura de trompas y los anticonceptivos orales, son factores que pueden contribuir en la reducción del riesgo de padecer cáncer de ovario y señalan que hasta el 70% de los cánceres de ovario están relacionados con las trompas de Falopio, con lo cual la cirugía para extirparlas también podría resultar una opción para reducir el riesgo de esta enfermedad. Por supuesto, esta debe indicarla el médico especialista y está sujeta a la decisión de no quedar embarazada en el futuro.