Ni el cine indie salva a Robert Pattinson de la presión de los estándares estéticos

GIZA, EGYPT - DECEMBER 03: Robert Pattinson attends the Dior Fall 2023 Menswear Show on December 03, 2022 in Giza, Egypt. (Photo by Stephane Cardinale - Corbis/Corbis via Getty Images)
GIZA, EGIPTO - 03 DE DICIEMBRE: Robert Pattinson asiste al Dior Fall 2023 Menswear Show el 03 de diciembre de 2022 en Giza, Egipto. (Foto de Stephane Cardinale - Corbis/Corbis vía Getty Images)

Robert Pattinson hizo todo lo posible para alejarse del encasillamiento de la imagen de sex-symbol y actor de moda bajo el canon encorsetado del famoso que ilustra habitaciones y carpetas de secundaria. Huyó del fenómeno Crepúsculo y de cualquier oferta de rompecorazones cinematográfico, refugiándose en el cine indie como guarida protectora. Por hacer, hizo de todo, desde bichos raros a personajes excéntricos, deprimentes o dramáticamente exuberantes, y en unos años consiguió convertirse en el príncipe del cine indie. Sin embargo, en todo este camino de aplausos, películas intensas y personajes extremos -donde las apariencias no eran precisamente las del protagonista atractivo del blockbuster de turno- no pudo librarse de la presión de los estándares estéticos. Esos que exigen un físico trabajado como símbolo de belleza.

Es una locura”, le dijo a ES Magazine al hablar sobre la presión que sienten los hombres en la actualidad para lucir de cierta manera. Y es muy, muy fácil caer en ese patrón también, incluso si solo estás observando tu ingesta de calorías, es extraordinariamente adictivo, y no te das cuenta de lo insidioso que es hasta que es demasiado tarde". Una descripción que todos los que seguimos una dieta alguna vez en la vida -la que sea- podemos entender de sobra. Esa sensación de entusiasmo inicial por empezar un ciclo de alimentación sano y nuevo que de repente se convierte en tedioso por culpa de la rutina.

En su caso, esa presión nunca le produjo problemas con su imagen corporal pero sí lo llevó a probar “todas las modas” dietéticas posibles. “Una vez comí nada más que papas durante dos semanas, como una desintoxicación. Sólo papas hervidas y sal rosa del Himalaya. Aparentemente sirve para depurar... definitivamente pierdes peso”, explicaba. Además, probó la dieta keto -un plan bajo en hidratos de carbono y rico en grasas (Healthline)- alegrándose al saber que existía un plan alimenticio donde “solo comes tablas de embutidos y queso todo el tiempo”. Pero la alegría le duró poco cuando se dio cuenta “que no puedes tomar cerveza, ya que anula por completo el propósito”.

A muchos probablemente le llamen la atención sus palabras porque contradicen lo que él mismo nos hizo creer desde dos ángulos distintos. Por un lado, sus personajes en películas como El faro o Good Time: Viviendo al límite no muestran precisamente a un actor que haga dietas para cuidar su cuerpo, o que haga ejercicio extremo. Porque estéticamente están diseñados para que la interpretación sea la verdadera protagonista y no su atractivo físico que, en su caso, la cámara puede captar enseguida. No en vano también es modelo y embajador de marcas, como Dior. Y por otro lado, fue él quien abrió un debate candente hace unos años cuando dio a entender que no estaba entrenando para el papel de Batman. Algo que hizo que mucho fans del personaje lo criticaran al temer ver al superhéroe de la noche sin musculitos reales bajo el traje.

Fue en 2020 cuando, durante la preparación para The Batman dijo a GQ que “si haces ejercicio todo el tiempo, eres parte del problema. Sentaste un precedente. Nadie estaba haciendo esto en los años 70. Incluso James Dean, no era musculoso”. Y entonces sentenciaba que “literalmente, apenas estoy haciendo nada”, dando a entender que no estaba entrenando ni preparándose físicamente al nivel extremo que normalmente requieren los personajes de comics. Sus palabras caldearon las redes sociales, sobre todo ante su aparente desinterés por tomarse el papel de Batman físicamente en serio. Al menos en cuanto a la imagen clásica del héroe de Ciudad Gótica que sus fans tenían en la cabeza. Pero resulta que todo era una broma. En realidad, fue su manera de reaccionar ante esa presión estética que también acecha a los hombres del cine.

Era un chiste”, le dijo a ES Magazine. Aunque me metí en muchos problemas por decir que no entreno, hasta por parte de mi entrenador, que me dijo ‘¿Por qué dijiste algo así?’”. Sin embargo, no era una broma para que nos riéramos con él -porque, sinceramente, de gracia no tiene nada- sino que se trataba de una reacción irónica ante esa expectativa física que sobrevuela sobre él y otros actores jóvenes por tener músculos marcados y perfectos. Sobre todo si se trata del cine de acción o superhéroes. Porque, en su caso, siente vergüenza cuando le preguntan sobre su entrenamiento físico porque piensa que “siempre habrá un tipo que está más en forma que yo”.

Robert Pattinson nunca destacó por ser un actor de músculos exageradamente marcados, como era el caso de Christian Bale en sus versiones de Batman o Chris Pratt cuando rueda Guardianes de la Galaxia, entre tantos otros. Sino que su carrera se desvió acertadamente hacia las luces del cine independiente, donde su trabajo artístico podía brillar con luz propia lejos del protagonismo que su belleza externa le robaba en sus inicios. En consecuencia, sus trabajos en películas como Good times o El faro jamás nos harían pensar que estamos ante un hombre que siente la presión de la belleza externa. Que hace dietas o que le da vergüenza hablar de su entrenamiento porque hay otros hombres que tienen músculos más trabajados que los suyos. Sin embargo, debajo de toda esa fachada indie que lo coronó como uno de los actores más interesantes de su generación, también se esconde un hombre que padece la presión superficial de la estética masculina.

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