La historia del inmigrante francés que empapeló Londres soñando seguir los pasos de Christian Bale y Joaquin Phoenix
Entrar en la industria del cine rápido y corriendo no es fácil. Con la excepción de aquellos que vivieron ascensos meteóricos por protagonizar una primera película exitosa, o que fueron “descubiertos” de manera casual, lo normal es que el camino hacia la fama lleve su tiempo. Y, sinceramente, solo unos pocos lo consiguen. Hay que pasar por el proceso de encontrar un agente que crea en el talento del aspirante, que quiera ficharlo como cliente y vea posibilidades a futuro, y así poder acceder al circuito de castings y ver qué pasa. Porque en ese mundo, más allá de los sueños y creer en uno mismo, nada más está asegurado. Hay que ser consistente pero, sobre todo, ejercitar la paciencia. Algo que un chico francés no tuvo. Porque Mehdi Hamadouchi quería ser actor ya. Que la industria se interesara por él ahora mismo. Y encontró la manera aplicando ese refrán que dice que “si la montaña no va a Mahona, Mahoma irá a la montaña”.
Mehdi Hamadouchi es un inmigrante francés que se instaló en Londres a unos 10 días del inicio del Brexit en Reino Unido. Según cuenta Variety, no hablaba inglés, había estudiado biología en su país y trabajado como modelo. Sin embargo, llegó con tan solo 100 euros en el bolsillo y una mochila. Medhi reveló a The Stage que no le dijo la verdad a sus padres, pero no tenía alojamiento. Durmió en la calle hasta que dos hombres argelinos que hablaban francés le donaron algo de dinero y señalaron donde podía conseguir comida y hospedaje. Seis meses después comenzaba a trabajar como camarero, pero también como actor en una compañía de teatro local, donde una obra pequeña llevó a la otra.
Pero Medhi se sentía impaciente. Era consciente de que se encontraba en un negocio superpoblado donde llamar la atención, a veces, no depende de uno mismo. Y se le prendió la lamparita. “Estaba en mi cama y me dije ‘Oh Dios mío, hay tantos actores en esta industria, tanta gente’ y pensaba, ‘¿cómo puedo mostrar quién soy?’ Digamos que no hice nada en mi vida, que nunca hice actuación, pero si muestro mi rostro en todas partes, mi nombre, la gente pensará ¿quién es ese tipo?’"
Y así se le ocurrió la idea de generar curiosidad haciéndose autopublicidad. “Pensé, si lo consigues entonces significa que todo es posible”. Imprimió 5.000 afiches con su cara y un código QR que dirigía a su página web. Y los esparció por todo el centro de Londres. Empapeló tanto la ciudad que la municipalidad de Westminster le envió un email pidiéndole que cesara y un hombre, que pensó que era un policía, lo persiguió al verlo pegando carteles. Pero el intento funcionó. Un representante llamado Paul Byram vio los ‘anuncios’ y le pareció que era una idea “genial” y a 48 horas de ver los afiches y llamarlo por teléfono, lo contrató para su agencia.
Me too! WILD move. pic.twitter.com/B92nETTltD
— Charlie Archer (@1CharlieArcher) January 13, 2023
Mehdi Hamadouchi primero testeó su idea esparciendo unos 850 afiches en diferentes rincones de Manhattan y Brooklyn durante una semana en Nueva York. Pero no funcionó. Al volver a Londres pensó que tenía que mostrarse más todavía. Se sentía confiado y apostó por su idea. “Sé que puedo ser actor, que puedo tener un agente, puedo trabajar, puedo ser parte de esta industria” pensó e hizo lo mismo pegando unos 1.000 posters por la ciudad durante dos o tres semanas. Pero ningún agente tocaba a su puerta online.
Y así, en enero de este año, se expandió con 5.000 afiches y, al final, la estrategia funcionó.
Con Joaquin Phoenix, Christian Bale y Tahar Rahim como inspiración profesional, Hamadouchi no parece tener límites en cuanto a sus sueños. Y ahora que consiguió llamar la atención lo suficiente como para que un agente se fije en él, menos todavía. Quiere interpretar algo dramático pero, como si ya fuera una estrella, asegura que todo “depende del guion” (Variety). “Mi sueño sería interpretar a una persona sin techo o un drogadicto, alguien con muchos problemas. Porque, al final del día, ¿sabes por qué quiero ser actor?” le decía a Variety. “No es por fama o dinero porque sé que un día voy a morir. Es porque si algunas personas pueden sacar algo de esperanza de mi me haría muy feliz”.
Hamadouchi aplicó la idea de incitar curiosidad a través de una publicidad. Con la diferencia de que él era el producto. Y le funcionó. No tuvo paciencia para labrarse un camino profesional en el circuito teatral, pagar agencias que lo representaran y esperar. Decidió creer en él mismo y exponerse de manera pública saltando escalones clásicos del mundo de la interpretación para que, el agente que estuviera buscando un actor como él, lo encontrara.
Pase lo que pase con su futura carrera, si consigue que los agentes de casting le den una oportunidad o no, ya se verá, pero el recordatorio que nos deja Medhi con su historia es que somos los primeros que debemos confiar en nosotros mismos. No importa el propósito, sueño o meta que tengamos, si nos quedamos esperando que la oportunidad llegue, quizás no lo haga nunca. Porque el esfuerzo a veces no basta, sino estar en el lugar y momento justo. Y Medhi salió a buscar esa oportunidad. Y parece haberla encontrado.
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