Claudia Schiffer nos recibe en su casa de la campiña inglesa
Claudia Schiffer, una de las supermodelos más cotizadas y solicitadas de todos los tiempos, siempre ha destacado tanto por su profesionalidad como por su belleza. Alcanzó la fama a finales de los 80, de la mano de una campaña para Guess; solo tenía 21 años cuando ya era la modelo mejor pagada del mundo, y no solo lideraba iniciativas multimillonarias, sino que desfilaba para las marcas de mayor prestigio, como Versace, Chanel, Chloé, Yves Saint Laurent, Christian Dior, Fendi, Ralph Lauren y Louis Vuitton.
Hoy, luce radiante y plena de energía a sus 54 años. No es de extrañar que también haya alcanzado el éxito como empresaria: su espíritu emprendedor la ha llevado a desarrollar interesantes proyectos, como el diseño de colecciones de vajillas de cerámica y porcelana en colaboración con las casas Vista Alegre y Bordallo Pinheiro.
Su segunda y más reciente colaboración lleva el nombre de su difunta madre, Gudrun, que la crio junto al también difunto padre de Claudia, Heinz, en Rheinberg, una pequeña ciudad cerca de Düsseldorf, antes de acompañar a su hija a París, tras haber sido descubierta por un agente de modelos cuando tenía 17 años.
Ahora, Claudia es una madre devota de sus propios hijos —Casper, de 21 años; Clementine, de 20, y Cosima, de 14— con el director de cine Matthew Vaughn, su marido desde hace 22 años. La pareja crio a su familia en Coldham Hall, la impresionante casa señorial tudor, en Suffolk, donde se ha llevado a cabo esta sesión de fotos y donde la familia celebrará la Navidad y organizará su fiesta anual de Nochevieja para los amigos.
"Me esfuerzo por ser mi mejor yo a cada edad, pero me siento más segura ahora que nunca, más consciente de mis prioridades y más consciente de que la vida no es para siempre", nos dice Claudia, mientras nos habla de sus colaboraciones creativas, de su hermosa casa y lo que es ser una de las mujeres más famosas del mundo.
"Me encanta la tranquilidad de estar rodeada de naturaleza y vida salvaje", nos dice la modelo, que creció rodeada de un gran jardín
—Claudia, parece que tuviste una infancia idílica en un pequeño pueblo de Alemania. ¿Puedes hablarnos de tus recuerdos?
—Mi madre pensaba que lo mejor era mantenerme ocupada para que no me metiera en líos. Así que, además de hacer ballet, jazz y aerobic, jugar al tenis y tocar el piano, nadaba en los lagos y salía a pasear por el bosque con mi padre, que siempre nos convencía con la promesa de acabar en el pub, donde servían cerveza de malta y tartar de ternera con cebolla en panecillos blancos. Mi madre era una jardinera apasionada, así que crecí rodeada de un gran jardín lleno de flores, plantas y árboles altos, hogar de búhos, pájaros carpinteros y muchas mariposas. De ella heredé mi amor por todo eso.
—Estas fotos de tus nuevas colecciones de cerámica y porcelana se tomaron en tu casa, ¿desde cuándo vives allí?
—Matthew y yo compramos nuestra casa de Suffolk, Coldham Hall, que es isabelina, justo antes de casarnos, hace 22 años, y es donde celebramos nuestra boda. Ha sido un hogar lleno de recuerdos desde el principio. Es una casa señorial tudor situada en medio de campos y tierras de labranza. Me encanta la tranquilidad de estar rodeada de naturaleza y vida salvaje. También la compartimos con cuatro perros, dos gatos, gallinas, tortugas y unos cuantos fantasmas amistosos.
"Matthew y yo compramos esta casa, que es isabelina, justo antes de casarnos, hace 22 años, y es donde celebramos nuestra boda"
Estilo rústico moderno
—¿Cómo describes la decoración?
—Me fascinan el arte, el diseño y los interiores, y he adoptado un estilo rústico moderno. He introducido muebles de roble claro y oscuro y muchos rojos y rosas, así como papel pintado estampado, todo yuxtapuesto con arte moderno. La casa es un nido acogedor donde perderse disfrutando del calor de una chimenea, tanto en invierno como en un verano fresco.
—¿Cómo pasaréis las Navidades este año?
—Siempre estamos en casa, en Suffolk, por Navidad, celebrando la Nochebuena alemana, seguida de la Navidad inglesa al día siguiente. Adoptamos las tradiciones alemanas, como San Martín y San Nicolás. Cuando los niños eran pequeños, San Nicolás solía visitarlos en persona, leyendo su libro para ver si habían sido lo suficientemente buenos como para merecer un regalo. El 5 de diciembre, los niños sacan sus zapatos por la noche, con la esperanza de que se llenen de dulces navideños, clementinas y nueces. Ahora que mis hijos son mayores, sigo con la tradición, sobre todo para disfrutar de los dulces navideños alemanes especiales que no se encuentran en Inglaterra. También decoro el árbol con adornos de madera tallada de mi infancia. Crecí con velas de verdad, encendidas en el árbol.
"Siempre celebramos la Nochebuena alemana y al día siguiente, la Navidad inglesa. Me encanta organizar fiestas y reunir a los amigos"
—¿Eres una persona sociable?
—Me encanta organizar fiestas y reunir a los amigos. La mayoría de los años celebramos un cóctel de Navidad, así como una fiesta anual de Nochevieja para todos nuestros amigos íntimos y familiares. Siempre es temática y una forma estupenda de despedir el año: todo el mundo disfrazado, todas las edades reunidas. El año pasado el tema fue Studio 54, pero mi favorito es Oktoberfest. Es divertidísimo ver a todos mis amigos no alemanes con pantalones de cuero y dirndl (traje tradicional alemán de mujer). ¡Ojalá pudiera llevar un «dirndl» todos los días! Las noches en casa con amigos íntimos y una buena botella de vino tinto también son geniales.
—¿Mantienes el contacto frecuente con tus compañeras supermodelos?
—No muy a menudo, pero hace poco estuve dos meses en Nueva York y acabé pasando la mayor parte de mi tiempo libre con Helena Christensen. Aunque nos vemos poco, sigue existiendo la misma familiaridad, como al encontrarte con alguien con quien fuiste al instituto. Nos sentimos muy unidas porque hemos vivido momentos muy importantes juntas, y parece como si no hubiera pasado el tiempo, más aún con Helena, ya que ella pasó tiempo con mi madre y yo con sus padres.
Los especiales años 90
—Existe una fascinación incesante por las supermodelos pioneras, de las que tú formas parte importante, ¿a qué crees que se debe?
—La década de 1990 fue testigo del auge de las supermodelos, pero también de la aparición de la cultura del estilo y de una inagotable creatividad intrépida. Una oleada de jóvenes talentos cambió radicalmente nuestra forma de ver la moda y el diseño. Anteriormente, las modelos se clasificaban en modelos de pasarela, comerciales o editoriales, pero, como supermodelos, traspasamos esas fronteras y nos convertimos en nombres conocidos que representaban un éxito logrado por nosotras mismas. Estábamos a la vanguardia de todo y hacíamos realidad todo lo que nos proponíamos, algo revolucionario para el sector. Apenas llegaba a tener un día libre, viajando constantemente por todo el mundo, pero también era muy divertido. No fue hasta que me casé y me quedé embarazada cuando empecé a ir más despacio. Entonces eché la vista atrás y pude apreciar lo especiales que fueron los años 90, como ninguna otra década.
—¿Sientes nostalgia de aquellos días o eres más feliz en esta etapa de tu vida?
—Cuando tenía 20 años y viajaba por todo el mundo, me centraba en mi carrera: trabajar duro, ser competitiva y llegar a lo más alto. Eso cambió cuando tuve hijos y ahora me siento afortunada de tener una familia tan maravillosa. Estoy orgullosa de mis hijos, tienen los pies en la tierra y su bienestar es mi prioridad y la de mi marido. Podría aceptar muchas más pasarelas, sesiones de fotos y otros proyectos, pero mantener un equilibrio que me permita pasar tiempo de calidad con mi familia y estar ahí cuando me necesitan es mucho más importante para mí que hacer una nueva gran campaña.
"Pasar tiempo de calidad con mi familia y estar ahí cuando me necesitan es mucho más importante para mí que hacer una nueva gran campaña"
—A lo largo de los años, ¿en qué has cambiado y en qué te has mantenido igual?
—Fundamentalmente soy la misma, sigo siendo tímida e introvertida, pero no tanto como cuando tenía 20 años. He aprendido a sobrellevarlo. También recibí una valiosa lección de Karl Lagerfeld: siempre me decía que fuera fiel a mí misma, hiciera lo que hiciera, y que no me preocupara por lo que dijeran los demás. Su consejo me ha acompañado durante toda mi carrera. Me ayudó a no perder lo que soy y lo que represento. También he aprendido que no pasa nada por cometer errores. Hay que cometerlos para aprender y mejorar, forma parte de la vida. Y lo que importa es tener el valor de arriesgarse, aunque las cosas no salgan bien.
—¿Cuáles son tus lujos en la vida?
—Además de disfrutar de tiempo para mí misma, me encanta beber vino tinto frente a la chimenea con Matthew: Sassicaia y Ornellaia son mis favoritos. O puede ser una noche juntos en uno de nuestros restaurantes favoritos, como Nobu, Park Lane o La Petite Maison, que tiene un ambiente estupendo y platos sencillos increíbles para compartir, como los huevos revueltos con trufa. En cuanto a posesiones, sería el arte contemporáneo. Compro con el corazón, no con la cabeza, más bien como un flechazo instantáneo por algo sin lo que no puedo vivir. Así me sentí con el wave art de Raymond Pettibon y las pinturas de manchas de Damian Hirst. Pero mi obra favorita es Marry Me, de Ed Ruscha, que me encargó mi marido y con la que me pidió matrimonio.
Maridaje perfecto
—¿Y cuáles son tus lujos navideños en cuanto a comida, bebida y regalos?
—La Navidad es para nosotros una época de indulgencia, con un festín que dura desde el desayuno hasta la merienda. Es una celebración de las tradiciones alemanas e inglesas, con todas nuestras comidas y vinos favoritos. Maridamos los platos con vino blanco Montrachet y tintos como Château Margaux, Sassicaia y Ornellaia, junto con delicias de Daylesford Organic, Harrods y Fortnum & Mason, incluida una increíble tabla de quesos y embutidos. No faltan los bombones de avellana de Läderach, los mazapanes festivos de Niederegger o Zentis y el vino caliente. En Nochebuena, se suele disfrutar de un ganso crujiente con salsa, albóndigas de patata, coles de Bruselas, queso de coliflor y postres como tiramisú, tarta marmolada glaseada y tarta «tatin». Al día siguiente, pavo y jamón con toda la guarnición, seguido de postres como budín de pan y mantequilla o galletas de chocolate recién horneadas. El año pasado también visitamos el mercado navideño de Núremberg, que era precioso. Probé todos y cada uno de los platos, desde kartoffelpuffer (tortitas de patata alemanas) hasta salchichas Nürnberger: fue el paraíso para mí. Aunque he vivido más tiempo en el extranjero que en Alemania, sigo siendo completamente alemana de corazón.
—¿Cómo vistes en Navidad y cuáles son tus productos de belleza preferidos?
—Nos arreglamos mucho en Nochebuena. Me pongo algo como un vestido largo de cachemira de Chloé con botas, también de Chloé, y al día siguiente, un minivestido de Dôen con cuello de encaje blanco, combinado con bailarinas de Chanel, medias de lunares semitransparentes y mi anillo y collar de Dior. Mi maquillaje de Navidad es siempre natural: bálsamo labial de Bamford, perfilador de labios de MAC, corrector de Shiseido, bronceador de Nars y gel para cejas de Anastasia, además de máscara de pestañas de Dior, después de rizarlas con un rizador de pestañas de MAC. En cuanto al cuidado de la piel, hace poco hice una campaña para la marca Rhode, de Hailey Bieber, y ahora me encanta su rutina mínima, sencilla pero eficaz. El bálsamo «Barrier Butter», que se usa antes de acostarse, me da un brillo realmente radiante, así que lo usaré durante toda la temporada de fiestas.
"Recibí una valiosa lección de Karl Lagerfeld: que fuera fiel a mí misma y que no me preocupara por lo que dijeran los demás"
"Recuerdos de mi infancia"
—Tu nueva colección de porcelana con Vista Alegre y la de cerámica con Bordallo Pinheiro llevan el nombre de tu madre, Gudrun...
—Estaba muy unida a mis padres. En las primeras semanas después de mudarme a París, mi padre, que era abogado, se ocupaba de todos mis contratos, mientras que mi madre conocía a mis agentes, venía a mis primeras sesiones de fotos, amuebló mi apartamento con muebles de Ikea y me enseñaba cómo funcionaba el metro. Le encantaba venir a mis desfiles y era muy elegante, a menudo con trajes monocromos de Chanel. También era extremadamente amable y cariñosa, exactamente lo que se necesitaba para proteger a una joven de 17 años en París.
—¿Puedes hablarnos de algunas de tus inspiraciones para las nuevas colecciones?
—Los recuerdos de mi infancia relacionados con el campo: observar a las ardillas desde la ventana de mi habitación, recoger bellotas y dibujar en ellas mientras mi madre recogía hojas, escuchar a los pájaros carpinteros y dormirme con el canto de los pájaros. También me atraen los tonos tierra desde mi infancia, así que quise que la paleta de colores incluyera verdes exuberantes, marrones y rojizos, además de tonos más intensos, como el mostaza, el ocre y el carmesí. Diseñé todas las piezas para que combinaran bien con mis mesas de madera de mediados de siglo y llevaran esos tonos cálidos a mi casa.
"Ahora me siento más segura, más consciente de mis prioridades y consciente de que la vida no es para siempre"
—¿Cómo te involucraste en esta colaboración?
—Siempre me ha atraído la artesanía excepcional y Vista Alegre y Bordallo Pinheiro, son expertos en lo que hacen. Había coleccionado tantas de sus piezas que, con el tiempo, quise conectar con el equipo para hablar de su historia y de una colaboración. Las dos colecciones que diseñé, llamadas Cloudy Butterflies, que eran artículos de decoración y vajilla, funcionaron tan bien que quisimos ampliar la gama, así que ahora lanzo Gudrun.
—En ¡HOLA! nos gusta celebrar el 'segundo acto' en la vida de las mujeres. ¿Cuáles crees que son las mejores cosas de hacerse mayor?
—Me esfuerzo por ser mi mejor yo a cualquier edad, pero ahora me siento más segura de mí misma que nunca, más consciente de mis prioridades y más consciente de que la vida no es para siempre. Eso también se debe a que he aprendido mucho sobre nutrición, ejercicio y meditación. Defiendo la belleza natural e intento llevar un estilo de vida muy sano, haciendo ejercicio y comiendo bien, con algún que otro capricho. Escucho muchos pódcasts sobre formas naturales de mantenerse sano y busco cosas nuevas. Por ejemplo, ahora mismo estoy entusiasmada con el agua hidrogenada, las esterillas PEMF (que utilizan campos magnéticos de baja frecuencia para promover la curación) y los cuencos de meditación de cristal para el masaje celular. ¡Hay tantas cosas que puedes explorar para sentirte y verte mejor de forma natural!