Las claves básicas para estar a la moda en tiempos de austeridad
Es innegable que los días que vivimos implican el reenfoque de algunas industrias, la reflexión sobre lo que es perecedero y lo que no, y el interés hacia la sustentabilidad. Quizás algunos aspectos de la economía de cada país progresan o se retraen con mayor intensidad, nada es exactamente matemático, pero los momentos de crisis influyen innegablemente en todo, incluso en las artes y en la creatividad, incluyendo, por supuesto el mundo la moda.
Mucha tela se ha cortado desde que inició la pandemia al respecto, hemos visto a las grandes marcas cambiar, aprender, fracasar y también evolucionar. Desde la apreciación de las propuestas del mercado, hasta la forma de consumo han cambiado, incluso parece que el discurso de la moda en el ámbito político también tomará otro rumbo. Recientemente se supo que los comunicados de las actividades y eventos de la primera dama de Estados Unidos, Jill Biden, no incluirían información sobre su vestuario; mientras que en España; la Reina Letizia asumió el look de working girl con total disciplina. Enviar mensajes entre líneas a través del vestuario quizás ya no será tan interesante en un mundo colmado de problemas.
Quizás tanta discreción perjudique al sector textil, porque este se mueve, en gran medida, motivado por estos mensajes, pero por otro lado, es cierto que siempre se podrá elucubrar sobre el tema, quieran o no, y siempre se generará una consecuencia. No es necesario conocer qué marca usan las figuras de poder para entender lo que su vestuario expresa.
De hecho, es claro que el interés es desviar la atención y dirigirla hacia otros temas como la reconstrucción de las economías, el fortalecimiento del sector salud, y cualquier otro que esté en agenda con mayor prioridad, y también vale la pena preguntarse si esto es una invitación a que la gente común y corriente asuma una postura más austera y seca ante el consumo de moda.
Fernando Delfino, asesor de imagen y presentador del programa Front Row Style de VePlus, opina que esta es una moneda de dos caras, quizás los mandatarios, las primeras damas no tienen que dar explicaciones sobre la ropa que usan, pero al hacerlo podría ayudar precisamente a impulsar ideas como el reciclaje, el gasto controlado, la economía circular, entre otros, pero lo importante es ser consecuentes con lo que decimos porque “en el caso de las figuras públicas siempre se podrá saber realmente lo que usan y si son cónsonos con lo que dicen”.
Y esta es, sin duda una regla que todos podemos tener en cuenta en tiempos tan complicados. Hacer lo que predicamos. Si elegimos asumir nuevos comportamientos de consumo, incorporarlos a nuestra linea de conversación para difundirlos es siempre buena idea.
Elvira de Parés, docente de Historia de la Moda y directora del Instituto Brivil piensa que es época de sobriedad y responsabilidad. Y la manera de acoplarnos a estos tiempos es la elección de la calidad por encima de la velocidad. “La moda clásica, el uso de buena ropa por la calidad de sus tejidos se impone. No importa repetir o reformar trajes para darles un aspecto renovado. Es momento de reformular el consumo y dar ejemplo”. Para finalizar, la profesora Parés destaca que la mejor manera de lograr esta adaptación es optar por lo clásico, lo básico y lo atemporal.
Vamos a la práctica
Carolyn Aldana, directora del Instituto Cecrea, concluye que hay tres formas de vivir la moda en tiempos de austeridad. La primera de ellas es el supra-reciclaje, que quiere decir mejorar la prenda que ya tienes en tu armario. “Las creadoras de Fashion Revolution plantean que la mejor pieza es la que ya está en el armario. Para eso hay que ser creativo y plantearte de qué manera puedes darle nueva vida a esa pieza”.
La segunda forma, es comprar ropa económica con el compromiso sea alargar su ciclo de vida. “Piensa cuántas veces vas a usar esa pieza y si estás dispuesto a cuidarla: hay que lavarla a mano, hay que colgarla al sol, evitar la secadora, quizás usar detergentes menos agresivos, entre otras cosas. Como sabes que va a tener un ciclo corto, lo ideal es tratar de alargárselo lo más posible”.
La tercera vía para estar a la moda de forma económica es comprar con consciencia. “En vez de comprar tres camisetas, compremos una de alta calidad, que sepamos que podremos usarla durante mucho tiempo, que tiene opciones variadas de combinaciones y también variadas ocasiones de uso. Hay que ver estas compras como una inversión”.
La profesora Aldana dice que este es un aspecto fundamental. Ser conscientes de lo que compramos y por qué lo compramos, pero sobre todo, qué uso podremos darle a esa pieza una vez que ya no querramos usarla. “En los tiempos actuales tenemos que ser compradores conscientes, preocuparnos por saber de dónde provienen los productos, qué ciclo de vida van a tener, y tercero, cuántas veces vamos a usarlo, pero sobre todo qué haremos después con el producto. Esto es prever si después podremos quitarle los botones para usarlos en otra camisa, cortar las mangas… tratar de ser siempre creativo y no pensar de manera impulsiva al comprar. La ropa hay que quererla, cuando la queremos no queremos desecharla y esto nos llevará a reinventarla, evitando ser parte de uno de los mayores peligros que ofrece la industria de la moda, el desecho textil, que terminará ahogándonos a todos si no tomamos acciones ahora”.
La moda, a lo largo de la historia, ha demostrado ser, más que una fuente de vanidad, una expresión de cultura, de cómo somos, de nuestra identidad. Es un vehículo de información universal y una poderosa industria que influye en la economía de muchos países. Está bien vivirla desde nuestra individualidad como nos plazca, pero es hora de dar prioridad a lo más importante, el respeto a nuestro entorno, al ambiente y a nosotros mismos siendo genuinos.
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