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Los médicos que el mundo necesita, ahora más que nunca

La existencia de Paula se paralizó por completo. Cuando amanecía no quería levantarse de la cama. Y cuando finalmente lo hacía, todo le daba igual. No le apetecía salir ni tampoco quedarse en casa.

Su universo se redujo a un pequeño cuarto. Cuando no estaba acostada, Paula pasaba horas frente a la computadora con la mente en blanco, o dando vueltas por la habitación de seis metros cuadrados. Apareció la taquicardia y la incapacidad de concentrarse. Y en ese caldo se cocinó la desesperanza absoluta y el desinterés hacia todo.

Paula arrastró síntomas depresivos durante dos años. La angustia, los miedos y el insomnio se convirtieron en su sombra desde que tuvo que asumir una gran responsabilidad familiar con una precaria situación económica. Lo último que quería era reflejar debilidad o que su entorno sintiera que estaba evadiendo responsabilidades.

Y entonces la arropó la pandemia y se quedó sin empleo. "Allí me invadió el miedo y me vi incapaz de salir del foso. Perdí las ganas de vivir".

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El hilo para salir del laberinto

Paula es una de las 350 millones de personas que padecen depresión en el mundo, y ha sido afortunada de recibir ayuda terapéutica y farmacológica, pues la mitad de quienes tienen síntomas depresivos nunca reciben atención médica.

En América Latina, solo una de cada 10 personas con depresión tiene tratamiento. Eso se debe a que muchos no buscan ayuda por desconocimiento y prejuicios sobre las enfermedades mentales, y también porque no existen suficientes psiquiatras y psicólogos para atenderlos. La mayoría de los profesionales y centros hospitalarios están en las grandes ciudades, lo cual dificulta el tratamiento.

Muchos países de América Latina no invierten lo suficiente en la atención de la salud mental. Entre los que menos psiquiatras tienen en la región está México, donde la mayoría de las ciudades están gravemente desatendidas. (Fuente OECD y OMS)
Muchos países de América Latina no invierten lo suficiente en la atención de la salud mental. Entre los que menos psiquiatras tienen en la región está México, donde la mayoría de las ciudades están gravemente desatendidas. (Fuente OECD y OMS)

Para quienes nunca han visitado a un profesional de la salud mental, a veces también es muy difícil saber por dónde comenzar a buscar.

En países como Estados Unidos, España y Argentina, donde los médicos de atención primaria están cada vez más formados para diagnosticar trastornos mentales, lo ideal es acudir primero al doctor de cabecera para que evalúe si se necesita la ayuda de un especialista.

Pero en México la búsqueda es más compleja, porque el sistema de salud pública no está diseñado para tratar problemas emocionales en los ambulatorios y centros de salud de primer nivel. Y los médicos generales tampoco cuentan con los conocimientos para abordar ese tipo de trastornos porque tan sólo el 4% del temario de estudios de las facultades de medicina hablan de salud mental.

Así que existen dos caminos: solicitar una cita en un hospital psiquiátrico o en el seguro social o buscar ayuda profesional privada. También existen servicios de salud mental en algunas universidades. En los sistemas de salud pública no podrás elegir a tu especialista pero tendrás la seguridad de que todos serán profesionales certificados.

En muchos países de América Latina, la cantidad de enfermeros especializados en atención de la salud mental aún es muy baja. (Fuentes: OECD y OMS)
En muchos países de América Latina, la cantidad de enfermeros especializados en atención de la salud mental aún es muy baja. (Fuentes: OECD y OMS)

La demanda de atención mental pública es muy elevada y la oferta muy escasa. Así que es muy probable que tengas que considerar acudir a un psicólogo o un psiquiatra que trabaje en un consultorio privado. Puedes buscar por Internet en web especializadas como la del Consejo Mexicano de Psiquiatría. Y también es válido pedir una recomendación a alguna persona de tu confianza que ya haya ido a terapia.

Si pagas por tu tratamiento no tendrás que esperar y podrás elegir a tu terapeuta pero hay algunas recomendaciones que deberías tomar en cuenta.

Cuando las emociones te paralizan

Sentir miedo o nerviosismo en estos tiempos de pandemia no es necesariamente un problema porque esa emoción es una reacción del cerebro para protegernos. Si no tenemos algo de temor al contagio probablemente no seremos tan cuidadoso al usar el cubrebocas y mantener la distancia social. Pero hay que pedir ayuda cuando ese sentimiento nos bloquea el funcionamiento y, por ejemplo, nos paraliza.

Habrá llegado el momento de ir a un especialista cuando:

  • Sientes un miedo que te impide salir a trabajar o estudiar

  • Tienes problemas en tus relaciones con tu pareja, tu familia o tus amigos

  • Las preocupaciones no te han dejado conciliar al sueño por semanas

  • No puedes controlar tu rabia

  • Si consumes alcohol y/o drogas

  • Has pensando en quitarte la vida

"Una de las cosas que no se debe hacer es buscar gente improvisada. No ir a brujos, gurús, iluminados, un coach que hizo un curso de tres meses. Eso no funciona porque te hacen unas intervenciones que generalmente tienen malos resultados", advierte el psicólogo César Landaeta.

Cuando existe un problema emocional es crucial buscar apoyo de alguien que esté preparado, no solamente en el área de la psicología y la psiquiatría sino en el área de la psicoterapia. Un psicoterapeuta te escuchará con empatía y realizará una valoración de tu situación y un abordaje profesional.

"Lo importante es buscar un perfil de persona con la que nos vamos a sentir cómodos para tener una conversación lo más honesta y abierta posible, sin restricciones, sin tabúes y sin temor de sentirnos juzgados", dice la psiquiatra psicoterapeuta Marisela Cárdenas Ascanio.

Otros criterios parecen obvios pero son fundamentales, como el idioma. "Con la premisa de que un proceso psicoterapéutico se basa en la comunicación y el entendimiento, debemos asegurarnos de que estamos hablando el mismo lenguaje", precisa Cárdenas.

También hay que considerar la edad y el sexo del terapeuta. Piensa por unos minutos y determina si te sientes más cómodo hablando con un hombre o una mujer. Y también si eres capaz de hablar libre y francamente sobre cualquier problemática con una persona mayor o menor que tú. Los adolescentes, por ejemplo, en ocasiones se sienten cuestionados con terapeutas mucho mayores.

La depresión es un desequilibrio en la química cerebral, no es un problema de personalidad. No es posible obligarnos a superar la depresión sin ayuda médica así como no es posible superar el asma o un problema cardíaco a fuerza de voluntad. No tiene una causa única, puede surgir después de un gran problema pero también por desequilibrios hormonales, después del parto, por abuso del alcohol o las drogas. En ocasiones, no tiene una causa aparente. (Fuente: Facultad de Medicina Universidad de Michigan)

¿Qué necesito: un psicólogo o un psiquiatra?

La otra disyuntiva que enfrentan las personas que nunca han visitado a un experto en salud mental es si deben recurrir a un psicólogo o a un psiquiatra.

Las dudas sobre las diferencias y las competencias entre ambos especialistas se magnifican con el mito ampliamente extendido de que es mejor ir al psicólogo si lo que nos aqueja no es tan grave; y es preferible ir a un psiquiatra si el problema es mayor o sospechamos que necesitamos algún tipo de medicación.

En la práctica, esta separación no es tan rígida. Un psicólogo puede atender trastornos mentales complejos, así como un psiquiatra psicoterapeuta puede ayudar a resolver un desequilibrio emocional sin medicamentos. Y un psiquiatra puede referir a un paciente si considera que necesita una psicoterapia que él no está capacitado o no tiene tiempo para afrontar.

También es frecuente que un psicólogo y un psiquiatra trabajen juntos. Uno se encarga de avanzar en el proceso psicoterapéutico mientras que el otro supervisa cuidadosamente la medicación.

En México, 3 de cada 10 personas mayores de 12 años sufre algún síntoma depresivo ocasional. Pero 3 de cada 25 mexicanos lo tiene de manera frecuente. (Fuente: INEGI)
En México, 3 de cada 10 personas mayores de 12 años sufre algún síntoma depresivo ocasional. Pero 3 de cada 25 mexicanos lo tiene de manera frecuente. (Fuente: INEGI)

Es probable que no muchos no entiendan muy bien por qué tienes que pagar para sentarse a hablar con un profesional cuando bien pueden contarle sus problemas a alguien cercano. Pero ese experto no es un amigo que acepta todo y tiene un vínculo emocional. No es un padre, ni una madre, ni un maestro. Es un profesional de la salud mental con el que se desarrolla una relación única, que nos acompaña en el proceso de aprendizaje sobre las emociones, pensamientos y comportamientos, y que tiene como objetivo último aliviar el sufrimiento. La base de ese tratamiento será la interacción entre el terapeuta y el paciente.

Todos los profesionales de la salud mental están calificados para ayudar a mejorar el nivel de bienestar. No es tan importante saber si el psicólogo es conductista o humanista. Se trata de "ir descubriendo esas cosas pequeñas que han producido consecuencias grandes", según la perspectiva analítica del psicólogo José Vicente Pestana.

La cura o la sanación se irá produciendo lentamente, de manera inadvertida o con conciencia.

¿Pero cómo saber si el especialista elegido no es el adecuado? Aunque no existen fórmulas, estas pueden ser señales de alerta:

  • Si te sientes juzgado

  • Si sientes que no te escucha

  • Si rompe el protocolo de confidencialidad

  • Si habla demasiado de sí mismo

  • Si te hace alguna recomendación que va completamente en contra de tus creencias

  • Si no responde a tus preguntas

  • Si cancela tus citas con frecuencia o si no se especializa en tu trastorno específico

La salud mental de todos se ha visto afectada de una manera o de otra durante la pandemia, pero estudios antropológicos han demostrado que a los hispanos les afecta más no tener cercanía ni contacto físico. La privación de reunirse a menudo con los amigos y las familias extendidas les causa más hastío y rabia que a los habitantes de, por ejemplo, los países nórdicos. (Fuente: UNICEF y OMS)

El primer día del resto de tu vida

Paula confiesa que el camino hacia la recuperación no ha sido fácil. El primer obstáculo fue su propia resistencia a aceptar que tenía un problema. Luego no tenía el dinero para pagar un psicólogo o un psiquiatra privado y sabía que la red sanitaria en su país es insuficiente para satisfacer la inmensa demanda de atención mental. Pero al tomar la decisión de pedir ayuda el oscuro panorama comenzó a aclarar.

"Yo tuve suerte. Llamé a mi médica de cabecera y le conté cómo me sentía. Inmediatamente me recetó antidepresivos y me derivó a una psicóloga del Centro de Salud, y con ella tuve 8 sesiones".

Luego tuvo la fortaleza de contarle a una amiga, quien le dio el contacto de un psicoterapeuta que le ofreció una tarifa razonable. Eso fue lo que necesitó para comenzar a sanar. Cinco meses después se siente mucho mejor.

"Lo que más deseo es recuperar el sueño y el disfrute de vivir plenamente, sin ansiedad. Problemas siempre va a haber, pero quiero tener las herramientas para enfrentarlos de la mejor manera posible. Necesito recuperar la alegría y el contacto con las cosas que me importan y me hacen sentir bien. Quiero sentirme viva".

En el mundo, cada año se quitan la vida 800,000 personas, 1 cada 40 segundos, y el 79% de todos esos suicidios se producen en países de ingresos medianos y bajos. (Fuente: OMS)
En el mundo, cada año se quitan la vida 800,000 personas, 1 cada 40 segundos, y el 79% de todos esos suicidios se producen en países de ingresos medianos y bajos. (Fuente: OMS)

Para sanar, es necesario no desistir hasta llegar al fondo para resolver el origen del problema.

"De nada sirve poner un paño caliente. Calmar la ansiedad no es la solución. Cuando tienes un dolor de muelas, te tomas un medicamento y te quitas el dolor de muelas. ¿Pero qué pasa con las caries? ¿Qué haces con el problema de base?", pregunta César Landaeta.

La ansiedad no es una enfermedad. Es un síntoma de que algo está ocurriendo dentro y hay que revisarlo. Es una señal de alarma.

Cada profesional de la salud mental explica en la primera sesión su manera de trabajar, las normas del proceso, el horario y la frecuencia de las sesiones. Y luego la terapia varía de acuerdo con el modo de trabajar de cada psicólogo o psiquiatra.

"Para que el proceso funcione, resulta de vital importancia que el paciente esté dispuesto a mostrarse, a hablar sin filtro, sin tabúes ni restricciones sobre lo que piensa o siente. No se trata de quedar bien con el terapeuta, lo importante es ser tal cual eres, pues de esa manera podrán identificar las situaciones que podrían estar generando el problema", enfatiza Marisela Cárdenas.

Pero nada de esto ocurrirá si no hacemos como Paula y nos atrevemos a dar el primer paso.

Este artículo es parte de una serie de Yahoo sobre Salud Mental que se propone a ayudar a quienes hoy viven en las sombras a transitar el camino hacia la recuperación

Si tú o alguien que conoces está considerando quitarse la vida, contacta inmediatamente con tu Línea Nacional de Prevención al Suicidio:

México: (55) 5259-8121, o visita http://www.saptel.org.mx/

EEUU: 1-800-273-TALK (8255), o visita suicidepreventionlifeline.org

Argentina: 135 (línea gratuita) (011)5275-1135 o visita https://www.casbuenosaires.org.ar/

España: 911 385 385 o visita https://www.telefonocontraelsuicidio.org/ También 717 003 717 o visita https://telefonodelaesperanza.org/

Colombia: Bogotá 106, Cali 106, Medellín 125, Cundinamarca 123, Cartagena 125, Boyacá 106