Con la divertida y entrañable 'Amarres', de HBO Max se renuevan temáticas de series mexicanas
El secreto para garantizar el triunfo de una serie de televisión, es que en cada capítulo suceda algo que avance la trama: y que haya una trama que se suceda en cada capítulo, para que el espectador se interese y no quiera dejarlo.
Fernanda Eguiarte, la creadora de 'Amarres', la primera serie mexicana de la nueva plataforma de streaming HBO Max está muy consciente de ello, no en vano ha sido la escritora de series como 'Diablo Guardián' (la adaptación del Best-Seller de Xavier Velasco para Amazon Prime), 'El Dandy', 'Ana' (el sitcom de Ana de la Reguera) y con 'Amarres', actúa con total libertad, desafiando las convenciones de las series para presentar un producto original, refrescante y apto para todo público, pero sin sacrificar audacia ni autenticidad, algo que es el fuerte de esta escritora.
La trama central de 'Amarres' gira en torno a las aventuras y desventuras de Ana (una espléndida Gabriela de la Garza, quien muestra un amplísimo rango, que refrenda por qué es una de las mejores actrices de su generación), una joven madre soltera que vive en la colonia San Rafael de la Ciudad de México: con dos divorcios y una viudez, tiene un hijo de cada unión: Armando (Martín Saracho), que tiene Asperger, es muy sensible y es un súpergenio; la rebelde María (Alicia Jaziz), una chavita con temperamento artístico y mucho rencor a lo que ella juzga como la "rigidez" de su madre y la pequeña Olguita (Nicole de Albornoz), una niña precoz e imaginativa, aunque imprudente y caprichosa. Ellos son la principal razón de existir de Ana, que está en medio de una desagradable batalla con su más reciente ex, el devoto pero hipocritón Jorge (Mauricio Isaac, estupendo como siempre), por la custodia.
Aunque el verdadero interés profesional de Ana se halla en la moda, por una serie de circunstancias acaba por decidirse, movida por la desesperación — y una campaña de convencimiento por parte de la venerable Virginia, su mentora y amiga (la gran Regina Flores Ribot)— a reanudar el negocio familiar creado por su abuela, que era "amarradora" del famoso mercado de Sonora de la Ciudad México. Ese rito consiste en llevar a cabo los conjuros de magia blanca conocidos como 'amarres', hechizos mediante los cuales una persona, con facultades para hacerlo, 'amarra' dos corazones para que se amen.
Ana acepta que tiene un don para esto y mientras capítulo a capítulo — con estrellas invitadas como Nailea Norvind, Benny Emmanuel, Tiaré Scanda o Irán Castillo — resuelve los problemas amorosos de sus clientes, también encara su propia paradoja del corazón, con dos hombres muy distintos —el noble paramédico Roger (Juan Pablo Medina, siempre sólido) y Ricky (Hugo Catalán, que está formidable) un cínico y encantador estafador — que entran en su vida y la ponen de cabeza.
Así, entre encuentros y desencuentros, risas y momentos estremecedores, la serie despliega un abanico emotivo muy bien logrado a lo largo de 10 episodios de 50 minutos, en los que se exploran distintas facetas de los personajes en situaciones que van de lo hilarante a lo conmovedor. Acaso hacia el cierre, lo que se vuelve difícil de tragar es la subtrama de Olguita; el personaje está escrito de tal forma que cuando lleva a cabo un acto crucial (aunque manipulada por su padre, hay que decirlo) el personaje —interpretado de manera natural y memorable por la joven actriz — su hilo narrativo casi pierde al espectador (aunque esta puede ser no más que una opinión personal).
Por lo demás, la dirección de Marcelo Tobar en los 10 episodios, es tan sólida y cercana como lo es en 'El club de los idealistas' y 'Oso polar', las dos excelentes películas que pusieron a este joven realizador en el mapa. Con mano firme y estilo definido, Tobar maneja la diversidad de tonos y da a cada uno de los episodios un aire entrañable, con una atmósfera definida y una solidez que hace que 'Amarres' tenga su propia personalidad y sello, superando por mucho a otros productos mexicanos en streaming, como 'Todo va a estar bien', por ejemplo, ya que la serie no tiene ninguna pretensión de comentario social o de relevancia: es entretenimiento de calidad y en ello reside que funcione con mayor eficiencia que el promedio: 'Amarres' tiene el corazón en su lugar y bien puesto.
Dejando una puerta suficientemente abierta para tener una posible segunda temporada, aunque con una resolución satisfactoria para quienes gustan de la tragicomedia (y este es el género al que pertenece la serie, qué duda cabe), 'Amarres' promete abrir el camino para que lleguen más producciones originales de pensadas y filmadas en América Latina en plataformas digitales, haciendo que la competencia con la TV abierta sea ya prácticamente una guerra ganada: el espectador tiene una plétora de opciones de dónde elegir y esta, con la dirección sólida de Tobar y la radiante Gabriela de la Garza al frente, es una de las más completas y placenteras que existen en pantalla hoy.