La explicación médica a la epidemia de dientes rotos por coronavirus, no es solo estrés

Los problemas en la musculatura maxilofacial (como el bruxismo) son consecuencia del estrés y la ansiedad generados durante el confinamiento, un hábito involuntario que ha dejado de ser infantil y nocturno y que ha causa la pérdida de dientes a muchos afectados. Sin embargo, hay otros desencadenantes

Los casos de bruxismo (contracción involuntaria de los músculos del cuello y la cara, especialmente los masticatorios) se dispararon en la cuarentena, y ahora las consultas de los dentistas están llenas de gente con lo dientes desgastados o rotos. (Foto: Getty)
Los casos de bruxismo (contracción involuntaria de los músculos del cuello y la cara, especialmente los masticatorios) se dispararon en la cuarentena, y ahora las consultas de los dentistas están llenas de gente con lo dientes desgastados o rotos. (Foto: Getty)

El confinamiento impuesto por las autoridades durante los meses más duros de la pandemia del coronavirus ha tenido consecuencias físicas y psicológicas para la gran mayoría de las personas.

El impacto de las noticias (casi apocalípticas) junto con el aislamiento y la preocupación por enfermar, la posibilidad de perder el trabajo o tener problemas económicos derivó en cuadros de ansiedad y episodios de estrés que, mantenidos en el tiempo, acabaron por generar angustia y pesadillas, lo que llevó a muchas personas a desarrollar el hábito de ‘apretar y rechinar los dientes’ tanto al dormir como al estar despiertos.

Sin embargo, es ahora cuando se están viendo en las consultas de los dentistas las consecuencias de ese ‘bruxismo’, tal y como contó al New York Times la prostodoncista estadounidense Tammy Chen, y recogimos en nuestro portal de Yahoo! Noticias. Chen afirmó que desde que abrió su consulta hace seis semanas ha visto “más fracturas de dientes que en los últimos seis años”.

No es una invención ni una exageración, y tampoco es un problema pasajero que vaya a desaparecer fácilmente. Este estudio, realizado por un equipo disciplinar de la Universidad de Sao Paulo (Brasil) el mes de mayo, ya lo sugería. La investigación muestra que las reacciones psicológicas a epidemias y pandemias anteriores dependen de la vulnerabilidad individual, como la intolerancia a la incertidumbre, la vulnerabilidad percibida a las enfermedades y la ansiedad.

El más habitual es el bruxismo nocturno que aparece justo cuando el cuerpo se relaja. De hecho, cuando se escucha hablar de bruxismo inmediatamente se asocia con un padecimiento que afecta sólo a los dientes, pero en realidad, este desorden forma parte de los trastornos del sueño más comunes. (Foto: Getty)
El más habitual es el bruxismo nocturno que aparece justo cuando el cuerpo se relaja. De hecho, cuando se escucha hablar de bruxismo inmediatamente se asocia con un padecimiento que afecta sólo a los dientes, pero en realidad, este desorden forma parte de los trastornos del sueño más comunes. (Foto: Getty)

Aunque los expertos reconocen que hay un factor principal que precipita el ‘rechinar de dientes’, el estrés mental y físico al que nos hemos visto sometidos debido a la pandemia del coronavirus, no es el único motivo; hay otras causas difíciles de controlar y muchas otras conductas individuales que explican el deterioro de la salud bucal y todas están relacionados entre sí.

Para que lo entendamos, en la situación actual, existen muchas incertidumbres sobre el origen, la naturaleza y la capacidad del gobierno para prevenir la propagación de la infección del SARS-CoV-2 y la gravedad del riesgo.

Pero además, la falta de fe en el sistema de salud para atender nuevos casos, la preocupación por contagiarse, el miedo a la muerte, el aumento de las conductas higiénicas y de evitación, la falta de información y la desinformación alimentan el miedo excesivo y crea un entorno de ansiedad y depresión que interfiere con las actividades diarias básicas, incluida la calidad del sueño.

Un trastorno oculto, invisible y ¿silencioso?

Es entonces cuando aparece el bruxismo como una respuesta del cuerpo ante un panorama desolador. Un resorte mediante el cual, de manera ‘silenciosa’ (el que lo tiene ni lo sabe ni lo oye), nuestro organismo intenta lidiar y liberar toda esa energía negativa acumulada durante días, semanas y meses.

Así lo explica la Sociedad Española de Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial (SEDO): “El bruxismo se describe como una parafunción donde la mandíbula realiza movimientos no funcionales durante el día y/o la noche de forma voluntaria o involuntaria. En estos movimientos siempre están involucrados los dientes, que se ponen en contacto con sus antagonistas produciendo un apretamiento o rechinamiento”.

Se podría decir que el bruxismo es un mecanismo de defensa. Una forma que tiene el cuerpo de liberar la ansiedad y la tensión. No es algo voluntario, al contrario, la mayoría de la gente ni se da cuenta de que lo hace. De hecho, tal y como apunta el Instituto Europeo del Sueño, “el bruxópata puede tener una contracción muscular sostenida durante un evento de bruxismo que dure hasta cinco minutos sin producir ningún ruido”.

Se trata, añaden fuentes del Consejo General de Colegios de Dentistas de España, de “una disfunción de la articulación temporomandibular (ATM), que se encuentra entre el hueso temporal y la mandíbula. Dicha articulación está relacionada con la oclusión dentaria y con el sistema neuromuscular, permitiendo acciones como masticar, tragar y hablar. Este trastorno se caracteriza por la alteración de los músculos mandibulares y de las estructuras adyacentes”.

Que aparece justo cuando el cuerpo se relaja

El bruxismo nocturno es el más habitual ya que aparece cuando estamos tranquilos para despojarnos de la tensión acumulado durante toda la jornada. Pero también hay personas que aprietan los dientes en muchos momentos del día sin ser conscientes, al entrenar, trabajando o conduciendo, por ejemplo. Una tensión constante que, a la larga, provoca no sólo daño a nivel dental, sino músculo esquelético.

Según apunta el IES, el bruxismo es en realidad un trastorno del sueño asociado a estados emocionales que incluso puede provocar breves despertares inconscientes durante la noche, cuyos efectos pueden ser variados y progresivos. Bajo este estado las funciones inmunológicas y endocrinas que se activan durante el sueño se ven alteradas. Por eso aseguran que “no sólo es una parasomnia sino uno de los padecimientos orofaciales más preocupantes pues afecta la salud bucal y muscular”.

Con muchos ‘facilitadores’

Numerosos factores han sido atribuidos como causas del bruxismo en adultos. Sin embargo, no existe un acuerdo unánime. “Los más relevantes son los de origen psicológico, odontológico, los relacionados con el sueño, genéticos y también vinculados a la salud general. Aunque probablemente ninguno de éstos actúa de forma aislada, sino de manera conjunta”, apuntan desde la SEDO.

Además, el bruxismo también puede estar provocado por una maloclusión, una asimetría esquelética, artritis o un trastorno degenerativo. Coloquialmente se le conoce como el “rechinar de dientes” y puede afectar tanto a los adultos como a los niños.

No siempre hay síntomas

Algunas personas sufren dolores faciales muy localizados, chasquidos al abrir la boca, contracturas musculares, bloqueos mandibulares, dolores de cabeza y de cuello con mayor intensidad al despertar, pero el bruxismo no siempre produce síntomas. Por eso no saben que lo padecen, y se han encontrado -a posteriori- con la sorpresa de los dientes desgastados o rotos.

El Consejo General de Colegios de Dentistas de España señala, además, la confluencia de otros motivos que no se han tenido en cuenta a la hora de analizar el por qué de este aumento de casos de deterioro dental, y que sumados al confinamiento y el impacto psicológico de la pandemia, han arruinado la salud oral de los españoles.

La dieta

Durante los meses de pandemia hemos descuidado nuestra alimentación debido a la imposibilidad de llegar a todo (trabajar, cuidar familia, ayudar a lo niños, realizar tareas de limpieza...), y después, con la desescalada veraniega nos hemos concedido unos cuantos caprichos.

Los resultados no dejan lugar a dudas. “Se ha producido un mayor consumo de bebidas alcohólicas, azucaradas y carbonatadas, así como de helados y zumos que generan una serie de ácidos en la boca que pueden llegar a desmineralizar los dientes y dañar el esmalte dental. Esto hace que la dentadura quede más desprotegida ante el ataque de bacterias causantes de la caries y que aumenten las manifestaciones de hipersensibilidad ante la ingesta de alimentos o bebidas frías”.

El deporte

Asimismo, la mayor práctica de actividades físico-deportivas, que se incrementó en el confinamiento, incluso en personas que nunca habían hecho deporte, provoca que los traumatismos sean también más frecuentesla de trastazos que nos hemos metido en casa!) y que el número de casos de pérdida de fragmentos o incluso de piezas dentales completas aumenten.

En estos casos, el Consejo General de Dentistas aconseja actuar lo más rápidamente posible, conservando el diente en suero salino, o en su defecto agua, agua con sal, leche, o manteniéndolo en la boca y acudir de forma urgente a un dentista para poder llevar a cabo el tratamiento más adecuado.

Del mismo modo, una mayor actividad física puede provocar la pérdida de hidratación que junto a la tendencia a respirar por la boca cuando se practica deporte hace que el flujo salivar disminuya y la boca quede más desprotegida frente al ataque de bacterias y ácidos. Así que a la vez que se acelera el deterioro dental por el bruxismo, aparecen otros problemas como boca seca o halitosis.

El efecto ‘piscina’

Por otro lado, hay que señalar que otros elementos como el cloro de las piscinas pueden alterar el pH favoreciendo la desmineralización de los dientes. Y como la temporada de piscinas llegó con la desescalada también ha influido.

Además, quienes practican deportes subacuáticos ponen en riesgo la salud de su boda porque el uso de boquillas y snorkel puede alterar la fisiología natural de la boca provocando dolores de cabeza por las posiciones anormales y forzadas de la articulación temporomandibular, e interfiriendo, por ejemplo, en caso de llevar una ortodoncia fija.

El teletrabajo

Es otro motivo que incrementa los problemas dentales. La gran mayoría de las personas no dispone de un lugar en condiciones y realizan su jornada laboral con un equipamiento inadecuado.

“Si se pregunta por qué un dentista se preocupa por la ergonomía, la simple verdad es que los nervios de los músculos del cuello y los hombros conducen a la articulación temporomandibular, o ATM, que conecta la mandíbula con el cráneo. Una mala postura durante el día puede traducirse en un problema de rechinamiento durante la noche”, tal y como explicó la prostodoncista estadounidense que destapó la epidemia de dientes rotos.

Para contrarrestar esta situación, el Consejo General de Dentistas recomienda:

  • Proteger la boca y re-mineralizar los dientes con el uso de dentífricos y colutorios con flúor.

  • Tener una adecuada hidratación del organismo, gracias a la cual se conseguirá que tanto el flujo como la calidad de la saliva sean los adecuados. Algo realmente importante debido a que la saliva es el primer elemento protector de la boca tanto a nivel mecánico como inmunológico.

  • Beber dos litros de agua al día.

  • Tomar alimentos con alto contenido hídrico como las verduras, hortalizas y frutas ayudarán a que el nivel de hidratación sea el adecuado, contribuyendo a mantener una buena salud oral también durante esta época del año.

  • El uso de protectores bucales o aparatos (férulas) a la medida y sólo cuando el dentista lo aconseje.

  • Hacer yoga, usar técnicas de relajación y respiración, darse un masaje o un baño, leer o escuchar música antes de dormir.

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