Crítica: La extorsión es un atractivo thriller al estilo de Hitchcock
La extorsión (Argentina/2023). Director: Martino Zaidelis. Guion: Emanuel Diez. Fotografía: Lucio Bonelli. Música: Pablo Borghi. Elenco: Guillermo Francella, Pablo Rago, Andrea Frigerio, Guillermo Arengo, Carlos Portaluppi, Mónica Villa, Alberto Ajaka, Romina Pinto, Julieta Vallina, Juan Carlos Lo Sasso. Duración: 105 minutos. Distribuidora: Warner Bros. Nuestra opinión: muy buena.
La carrera de Alejandro Petrossian (Guillermo Francella) como piloto comercial amenaza con terminar antes de tiempo. La pérdida de audición en uno de sus oídos lo lleva a falsificar sus chequeos merced a la doctora de la aerolínea, que es también su amante. Que se revelen estos secretos pondría fin a su matrimonio con Carolina (Andrea Frigerio) así como también al prestigio y reconocimiento de sus pares, especialmente de su colega y amigo Fernando (Guillermo Arengo). Por ello, cuando aparece un extraño personaje de nombre Saavedra (Pablo Rago) y le pide que saque valijas con un misterioso contenido fuera del país a cambio de no echar luz sobre su oscuro presente, el piloto se ve obligado a convertirse en cómplice de una red criminal con ojos y oídos en todo Ezeiza. En otras palabras, la premisa del hombre común inmerso en una situación extraordinaria que tanto le gustaba a Alfred Hitchcock.
Aunque periódicamente la producción nacional intenta hacer cine de género, muy pocas veces da en el clavo. El ojo del espectador promedio está acostumbrado a una historia, un ritmo y una construcción, producto de años de monopólica educación hollywoodense. Entonces las propuestas están, pero nunca terminan de conformar a las grandes audiencias.
A la tarea de encontrar ese camino entre lo propio y lo ajeno se volcó de lleno el director Martino Zaidelis, en cuyo currículum inmediatamente anterior está el film Re-loca y tres capítulos de la atractiva Los enviados. Con el mismo ímpetu del Adolfo Aristarain de los 80, Zaidelis buscó en La extorsión la mejor manera de hilvanar un thriller de suspenso, lo suficientemente autóctono para resultar creíble, y lo suficientemente foráneo como para triunfar fronteras afuera.
Aunque claro, para que la alquimia funcione no alcanza con las buenas intenciones, y ahí es donde entra a tallar un guion impecable escrito por Emanuel Diez (El encargado, Entre caníbales, Los enviados) y un reparto de lujo para una producción de estas características.
Francella sigue creciendo como actor, sin perder la consabida imagen de tipo bueno. Juega su conflicto en un medio tono que resulta tan empático como creíble. Por su parte, Guillermo Arengo continúa trabajo tras trabajo dando cátedra de actuación, lo mismo que Carlos Portaluppi; Pablo Rago está a la altura, y un paso más atrás pero cumpliendo con el rol se ubica Andrea Frigerio. El resto de secundarios, entre los que se cuentan Mónica Villa, Romina Pinto y Alberto Ajaka, aportan lo necesario y más para que la maquinaria funcione fluidamente.
En la columna del debe se colocan ciertas decisiones estéticas que fallan por repetición, situaciones necesarias para hacer avanzar el relato que no terminan de cerrar, y principalmente la necesidad de anticipar ciertas vueltas de tuerca que arruinan las sorpresas que busca dar la historia.
Sin embargo en el balance -y aunque tengan su peso recesivo- estos desaciertos no empañan un producto bien construido y atractivo de ver. Un trabajo de equipo que encuentra su recompensa en el resultado final.