Cristina Pedroche, cuenta atrás para las campanadas del cambio: 'Es el año más Pedroche'

Esta ha sido una de nuestras citas más especiales con Cristina Pedroche, antes de las campanadas. Quedamos con ella en el "cielo" de Madrid, en una de las azoteas del corazón de la capital con las mejores vistas de su skyline y, al verla aparecer con espectaculares vestidos rojos, inevitablemente te viene a la mente la canción Lady Madrid, en la que el grupo Pereza entona: "La estrella de los tejados, lo más rock n’ roll de por aquí"… Y es que ella brilla como una estrella, desde hace diez años, en lo alto de la Puerta del Sol, frente al famoso reloj que ha sido testigo de cómo comenzó, en 2014 —sin grandes expectativas y sin saber a lo que se enfrentaba—, a acompañar a los españoles en la última noche del año y terminó convirtiéndose en todo un fenómeno.

Cristina Pedroche con vestido rojo
"El año pasado no estaba en mi mejor momento personal, emocional y psicológico. Pasaba un posparto malo y ahora entiendo muchas de las decisiones que tomé, que no me llevaron al sitio que me llevarán esta vez"

El misterio en torno a su vestido ha pasado a ser una tradición de la Nochevieja y una de las incógnitas que siempre se acaban planteando en todas las mesas: "¿Qué llevará la Pedroche?". En estas líneas no lo vamos a desvelar, pero nos ha dado varias pistas de lo que tiene preparado y, aunque parezca misión imposible seguir sorprendiendo después de diez años, lo va a hacer. Palabra de Pedroche.  De nuevo con Josie como fiel escudero de sus ideas, Cristina adelanta que va a ser “el año más Pedroche”. Sobre su vestido, la expectación que hay en torno a las campanadas, la montaña rusa de la maternidad, su compañero de vida, Dabiz Muñoz, y sus nuevas ilusiones y deseos, hemos podido hablar con ella en una soleada mañana de diciembre, en la cuenta atrás para despedir al 2024.

"Al vestido todavía estamos dándole una vueltecita. Hasta que no lo vea en mí y sienta que es exactamente como lo había imaginado, no me quedo tranquila"

Cristina Pedroche con capa rosa
Cristina Pedroche afronta este nuevo año dando las campanadas junto a Alberto Chicote, en Antena 3, mientras posa impresionante y sin vértigo a nada

—Cris, todo al rojo en esta sesión de fotos.

—Es un color que da mucha suerte y más en estas fechas. Como nunca había ido en las campanadas con un vestido rojo, me parecía un homenaje muy guay poder hacerlo en ¡HOLA!

—Vamos a por el año once dando las campanadas, después de una década increíble. ¿Supone un cambio para ti?

—Para mí es un cuaderno nuevo que escribo con más fuerza y más ilusión, que no sé cuántas páginas tendrá, pero la primera la afronto con muchas ganas. Siento que el año pasado no estaba en mi mejor momento personal, emocional y psicológico. Estaba pasando un posparto malo y ahora entiendo muchas de las decisiones que tomé, que no me llevaron al sitio que me van a llevar esta vez. Siento que el año pasado me quedé un poco a medio gas.

—Pero no se notaba.

—A día de hoy, lo veo y digo: "Pues sí, estuvo bien, porque era lo que sentía y soy una persona muy de vivir el momento". Pero este año no, ahora no va a haber soserías, hay mucha fiesta y ganas de pasármelo bien. Siento que ha sido un año complicado para mí a nivel emocional, aunque ha sido maravilloso porque tengo una hija que me quiere, que la quiero, que está sana, una familia increíble… Pero a nivel hormonal, por el posparto, he estado mal. No he estado como me hubiera gustado, he estado un poco perdida intentando encontrarme o intentando saber mis nuevos gustos, preferencias, límites, mis nuevos tiempos, mi nuevo todo. Y necesito volver a pasármelo bien, sin pensar qué van a decir o qué esperan de mí. Quiero disfrutarlo, independientemente del mundo. Quiero que esa noche sea para mí. Lógicamente, si yo me lo paso bien, voy a transmitir esa energía y alegría al resto de la gente.

"Este año va a ser muy diferente porque va a haber mucha vida. Además, estamos en un sitio nuevo, en el que tengo más espacio para moverme y para hacer lo que quiera. Es el año más Pedroche"

Cristina Pedroche con reijilla roja
Cristina Pedroche con reijilla roja

Tranquila nunca estoy

—Afrontas esta nueva cita en la Puerta del Sol con más energía, pero ¿más tranquila también?

Tranquila, nunca estoy. Porque al vestido todavía estamos dándole una vueltecita. La idea está, por supuesto; todas las personas que están cosiendo ya están en ello, pero hasta que no lo vea en mí y sienta que es exactamente como me lo había imaginado, no me quedo tranquila. Esta vez no se lo he enseñado a nadie, ni a mi madre, ni a Dabiz. No saben ni de lo que va. De hecho, me gustaría grabar sus reacciones porque van a flipar.

—¿Va a ser muy diferente?

—Sí, porque va a haber mucha vida. Además, estamos en un sitio nuevo, en el que puedo explayarme más en cuanto a las alturas, en cuanto a todo. Tengo más espacio para moverme y para hacer lo que quiera. Es el año más Pedroche. Cuando creas que ha acabado la primera sorpresa, hay más... Va a ser un no parar. Quiero dar las campanadas como si fuera la última vez, porque como nunca se sabe…

Cristina Pedroche con un vestido de gala rojo
"Laia, cuando me ve en la tele, le tira besos a la pantalla, ¡es que me muero! Muchas veces, cuando tengo un momento en el que estoy agobiada, me imagino que ella me está viendo y me vengo superarriba", nos confiesa sobre su hija

"Dabiz y yo somos una pareja que no solo estamos enamorados, somos un equipo y ahora, también, una familia. Me parece precioso y estoy superorgullosa de lo que hemos construido juntos… Y lo que venga. Estamos felices"

—¿Te preocupan las audiencias?

—Yo no compito contra nadie, solo compito contra mí misma. La gente me pregunta mucho por el tema de la audiencia y no me ha preocupado nunca. Ni siquiera cuando Antena 3 —que yo no me pongo nunca en primera persona— ganó a Televisión Española. Nunca habrás visto una declaración mía ni un mensaje en redes sociales diciendo: "¡Qué feliz estoy por haber ganado!". Eso no va conmigo. Mi trabajo es pasármelo bien, hacer que la gente se lo pase bien y ser la mejor ese día, dentro de mi canal y dentro de mi programa.

—Este año hay mucha expectación y polémica con David Broncano y Lalachus, por las críticas que ha recibido ella. ¿Has hablado con ellos? ¿Los conoces?

—Los conozco como personas que trabajan en la tele, pero no tengo el número de teléfono de ninguno de los dos. Me he enterado de la polémica porque, al final, siempre me salpica a mí. Las personas que los defienden parece que, para hacerlo, se tienen que meter conmigo. Cuando llegan estas fechas, da igual quién presente, siempre se critica. Desde Ana Obregón a Anne Igartiburu… La historia es que al final se acaba criticando a las mujeres. Entonces, el problema no es si una tiene un cuerpo u otro, el problema es la misoginia. Y yo llevo once años dando las campanadas y no he visto a nadie defendiéndome nunca.

"Cuando llegan estas fechas, da igual quién presente, siempre se critica. Desde Ana Obregón a Anne Igartiburu… La historia es criticar a las mujeres"

—Tú has recibido muchas críticas siempre: que si estás más delgada, que si comes, que si no comes…

—Todo está mal, pero todo está mal solo con las mujeres y creo que deberíamos cuestionarnos eso. Todos los años hay polémica, lo que pasa es que parece que se nos olvida y la de ahora nos parece más grave. Es lo de siempre y volvemos a lo mismo, que parece que las mujeres molestamos. Yo, por supuesto, defiendo a Lalachus y a cualquier otra mujer que hubieran puesto a presentar las campanadas. Si la han elegido a ella, por algo será. No la conozco, pero, por lo que he visto de su trabajo, me parece una tía brillante, supersegura de sí misma y que lo hace muy bien.

Cristina Pedroche posando para ¡Hola!
Cristina Pedroche posando para ¡Hola!

Cambiando propiedades

—¿Van a acompañarte Dabiz y Laia en la Puerta al Sol?

—Dabiz sí, como cada año, pero la niña no, porque es un sitio en el que hace frío y me gustaría que a esas horas ella estuviera dormida. ¿Que a lo mejor se queda despierta con mi madre? Pues que se quede un poco más tiempo; ella suele dormirse a las once de la noche, así que tampoco sería un drama.

—¿Qué hace cuando te ve en la tele?

Le tira besos a la pantalla. ¡Es que me muero! Al principio no le gustaba mucho, porque me veía y no le hacía gracia que no estuviera con ella en ese momento y se ponía a llorar. Pero ahora sí le gusta y yo me muero de orgullo. Muchas veces, cuando tengo un momento en el que estoy agobiada, o justo cuando empiezo Zapeando, o lo que sea, me imagino que ella me está viendo y me vengo superarriba.

"Defiendo a Lalachus y a cualquier otra mujer que hubieran puesto a presentar. No la conozco, pero, por lo que he visto de su trabajo, me parece una tía brillante y supersegura de sí misma"

—Dabiz ¿cómo está viviendo su aventura como padre?

—Muy bien, está muy feliz, pletórico y creo que a él también le han cambiado las prioridades. Estamos mejor que nunca, la verdad.

—Decías en una entrevista, hace unos días, que Dabiz no era feliz, que le costaba serlo por lo perfeccionista que es.

—Y es verdad. En la entrevista se lo digo a Uri Sàbat, que es amigo nuestro y hay mucha confianza. Dabiz es, como podéis ver en el documental de Netflix, que se ha estrenado el 20 de diciembre, una persona tormentosa, que vive pensando que todo se puede hacer mejor. Y eso es una cosa muy buena. ¿Sabes la frase de “si todo está bien, no lo toques”?, pues él dice: “Si todo está bien, tócalo”, y a veces me lo aplico. Pero hasta cierto límite. Dabiz muchas veces está tan cansado, porque pasa tantísimas horas entre los restaurantes o pensando en mil cosas de su trabajo, que en ocasiones se siente un poco perdido y por eso necesita a nuestra psicóloga y hablar conmigo. Yo soy la persona que lo frena, que le baja los pies a la tierra, y no pasa nada por decir que hay momentos en los que uno no está feliz. Él es el mejor cocinero del mundo, pero la obsesión por la cocina y por la perfección le lleva, a veces, a no disfrutar del momento.

El mejor momento

—Por suerte, os tiene a ti y a vuestra hija.

—Sí, y antes de estar Laia estaba yo sola. Le ayudaba junto a la psicóloga, los amigos, los compañeros de trabajo… Está muy bien rodeado, él lo sabe y lo siente así. Así que, cuando digo que no es una persona feliz, no es que no sea feliz, es que hay muchos momentos de su vida en los que no está feliz, que es distinto ser que estar. Me da rabia porque hay veces que gana un premio y, según baja del escenario, digo: “¡Qué guay, mi amor!”, y me dice: “Ya, pero el año que viene no lo voy a ganar”. Aunque tengo que decir que estamos muy bien. La gente, a raíz de esto, empezó a decir que pasábamos una crisis y es al contrario, estoy en el mejor momento de mi vida con él. Siento que soy su apoyo y él es el mío.

—Encajáis como un puzle.

—Claro, siempre que nos pasa cualquier cosa, nos refugiamos en el otro. Somos una pareja que no es que estemos enamorados, que lo estamos, es que somos un equipo y ahora somos, también, una familia. Me parece precioso y estoy superorgullosa de lo que hemos construido juntos… Y lo que venga. Estamos felices.

"Dabiz es una persona tormentosa, que vive pensando que todo se puede hacer mejor. Y eso es una cosa muy buena, pero hasta cierto límite"

Cristina Pedroche con vestido rojo
"Este es mi año once en las campanadas y, para mí, es como un cuaderno nuevo que escribo con más fuerza y más ilusión, que no sé cuántas páginas tendrá, pero la primera la afronto con muchas ganas", nos dice sobre el inicio de esta nueva década de 'efecto Pedroche', que ha marcado un antes y un después en la televisión

—¿Tenéis muchos motivos por los que brindar este año?

—Totalmente. Voy a brindar muchísimo. Todo sin alcohol, por supuesto, pero muchísimo.

—¿Qué retos tienes en mente para el 2025? Ya has tenido una hija, has escrito un libro —“Gracias al miedo”—, te falta plantar un árbol, como dicen.

—Seguramente, en breve plantaré un árbol, que me quiero comprar un olivo. Y bueno, siempre digo que me gustaría tener mi propio programa y también estamos en un proceso de creación de un pequeño pódcast, que es una cosa que me gusta. Pero como ahora estoy tan metida en las campanadas, voy poquito a poco.  

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