Cuando la decepción tiñó al universo de James Bond a raíz de la huelga de guionistas

El actor británico Daniel Craig posa en el estreno en París de la última película de James Bond

Ya es oficial. Los guionistas de Hollywood han cambiado los teclados por los piquetes y pancartas para entrar en huelga. Después de varios días anunciando la medida tras las negociaciones fallidas con la Alianza de Productores de Cine y Televisión, el Sindicato de Escritores de América comenzó su protesta el pasado martes exigiendo a la industria mejor compensación y protección tras el boom del streaming. Esto quiere decir que muchos proyectos que estuvieran en desarrollo sobre el papel (como la sexta temporada de Cobrai Kai o la tercera de Yellowjackets), así como producciones en emisión (los Late-Night Shows estadounidenses), entran irremediablemente en pausa.

La medida supone que ningún estudio puede contratar a un escritor, ni siquiera en proyectos con libretos terminados que puedan necesitar retoques en la marcha. Es decir que los riesgos de la huelga no son únicamente económicos. También existe un peligro artístico incalculable como demostró el mismísimo James Bond con la película más decepcionante de la saga protagonizada por Daniel Craig: Quantum of Solace.

Cuatro años después del adiós a Pierce Brosnan en Otro día para morir (2002), el agente 007 volvió a nuestras vidas con un de los mejores reboots en la historia del cine. Casino Royale (2006) renovó la saga por completo al introducir a un Bond más vulnerable, intenso y atormentado, eliminando las cursilerías de versiones previas. La aprobación del público y la crítica fue unánime, mientras Daniel Craig tapó las bocas de todos los críticos que habían rechazado su fichaje. Ante semejante éxito y los $616 millones recaudados en taquilla, sus responsables no tardaron en dar luz a una secuela. Era la primera continuación directa de toda la saga desde el debut de Sean Connery en 1962. Sin embargo, las prisas para aprovechar el momentum, las presiones económicas para cumplir los plazos trazados y la huelga de guionistas de 2007-2008, derivaron en una segunda parte que más que entusiasmo provocó terremotos de desolación mundial.

Porque después de sorprender, deslumbrar y superar las expectativas con Casino Royale, la saga continuó con Quantum of Solace (2008), rodándola sin un guion terminado, sin escritores disponibles para ayudar en el proceso y con Daniel Craig escribiendo cuando jamás lo había hecho. Porque en lugar de esperar al fin de la huelga (empezó el 5 de noviembre de 2007 y terminó el 12 de febrero de 2008) y retrasar el rodaje para asegurarse una continuación a la altura de su antecesora, siguieron adelante a toda costa. ¿El resultado? Una película “jodida”, en palabras de Daniel Craig (Time).

Neil Purvis y Robert Wade completaron el guion inicial de Quantum of Solace y Paul Haggis comenzó el proceso de reescribirlo. Como había hecho con Casino Royale. Y lo entregó dos horas antes de que comenzara la huelga de guionistas de 2007-2008 (New York Times). Sin embargo, es habitual en Hollywood que los guiones sufran cambios o reescrituras durante la preproducción, el mismo rodaje o, incluso, en postproducción provocando la necesidad de ‘reshoots’ (nuevas tomas). Pero en el caso de Quantum of Solace, tuvieron que arreglárselas solitos y sin ningún especialista en las palabras ayudando en el proceso. Lo impresionante del asunto es que hablamos de un proyecto ambicioso con un presupuesto de $230 millones, rodado a lo largo de 23 semanas, con más de 1.500 extras y en 6 países diferentes (The Hollywood Reporter). Con semejante compromiso no resulta descabellado preguntarse por qué no esperaron a poder sacar lo mejor de la inversión después de la huelga.

Según admitió el director Marc Foster a Collider en 2016, consideró abandonar el proyecto como había hecho Ron Howard con Angeles y demonios a raíz de la huelga, pero le dijeron que necesitaban hacer la película, que “la huelga terminaría pronto” y que comenzara con lo que tenían y luego terminaban el resto. Pero la huelga fue más larga de lo estimado.

"Teníamos el esqueleto básico de un guion y luego hubo una huelga de escritores y no pudimos hacer nada. No pudimos contratar a un escritor para terminarlo recordó Daniel Craig a Time Out (vía Collider) en una entrevista de 2011. Me dije a mí mismo: 'Nunca más', pero ¿quién sabe? Ahí estaba yo tratando de reescribir escenas, y no soy escritor".

Reveló que el director y él mismo tuvieron permiso para hacerse cargo de retocar el libreto. Evidentemente, no había más remedio. “Las reglas eran que no podías emplear a nadie como escritor, pero el actor y el director podían trabajar juntos en las escenas. Nos salimos con la nuestra, pero solo por poco. Nunca fue la intención de que fuera una secuela tanto como lo fue, pero terminó siendo una secuela, comenzando donde terminó la última [película]".

Diez años más tarde, en el documental de Apple TV, Becoming Bond (vía Collider), la productora Barbara Broccoli confirmó que estaban “un poco jodidos” por la huelga de guionistas. “Todos tuvimos que meternos en el lío y tratar de hacer que la historia funcionara, y en realidad no estaba funcionando tan bien”. Mientras su socio, Michael G. Wilson, aceptó que “no captó bien el viaje de Bond” después de los eventos ocurridos en Casino Royale y la muerte de Vesper (Eva Green). Por su parte, Daniel Craig defendió que la secuela tenía “algunos momentos realmente especiales” pero aceptó que tenía “el inquietante síndrome del segundo álbum”. “No pudimos superar a Casino”.

El que siguieran adelante con el rodaje sin la mente pensante de un guionista derivó en la secuela más decepcionante de la etapa de Daniel Craig. Una decepción que casi igualó Spectre siete años más tarde (después de que Skyfall hubiera remediado el problema en 2012), aunque por motivos diferentes. En este caso no fue por culpa de ninguna huelga, sino un problema de visión y ambición que derivó en una película cursi e irrelevante disfrazada con un gran espectáculo de acción.

Sin embargo, la decepción de Quantum of solace quedó grabada entre el público porque veníamos de un renacer prometedor con Casino Royale, que había elevado las ganas y expectativas como nunca había pasado con el legendario personaje. La película había logrado convencer a los espectadores y acumular seguidores de todas las generaciones. Sin embargo, apresuraron la secuela yendo contra la corriente de la huelga, dándonos como consecuencia una segunda parte carente de la profundidad dramática que propuso Casino Royale. Por mucho compromiso que tuviera Daniel Craig o Marc Foster, al final, ninguno es guionista.

Curiosamente, Quantum of Solace no fue la única superproducción afectada por la huelga de 2007-2008. Existen otras películas decepcionantes o fallidas que vivieron las consecuencias como Terminator Salvation, Transformers: La venganza de los caídos, X-Men Orígenes: Wolverine, G.I. Joe - El origen de Cobra, todas estrenadas en 2009 (Yahoo!).

Ahora el problema podría repetirse y quien sabe en cuántos proyectos. Según Variety, el pánico se habría apoderado de Hollywood de manera inmediata, llevando a los estudios a iniciar planes de contingencia, básicamente para mantener la producción cinematográfica en marcha entre los proyectos con guiones terminados. En las últimas horas, los piquetes se habrían instalado en las inmediaciones de las oficinas de Disney, Warner Bros., Netflix, Paramount y más estudios con una huela que, al momento de escribir este artículo, es “indefinida”.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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