Una película de terror clandestina desafió a Disney y su universo de felicidad
Se rodó a escondidas en Disney World
Desafiar a un gigante del entretenimiento como Disney y servirte de su marca y personajes para cargar contra su imagen de magia y felicidad puede parecer descabellado, sobre todo si no tienes permiso alguno de la compañía y lo haces clandestinamente con una película que aspira a conquistar reconocidos festivales de cine. Sin embargo, una situación de estas características se dio en 2013, con una comedia de terror titulada Escape From Tomorrow que se erigió como uno de los productos más inusuales e hipnóticos que haya visto Hollywood.
Se trata de una cinta rodada a escondidas en Disney World en Orlando, que incluía un recorrido por sus atracciones y lugares emblemáticos bajo una mirada subversiva a todo lo que representa una empresa como la de Mickey Mouse. Fue presentada en el Festival de Sundance, con medios como The Guardian o IndieWire admirando su oscuridad, atmósfera y mensaje, lo que hizo anticipar un título que daría que hablar y que despertaría polémicas y batallas legales con la mismísima Disney. No obstante, se vio abocada a un destino muy diferente.
Escape From Tomorrow partía de la inocente situación de una visita familiar a un parque Disney. Sin embargo, lo que iba a ser una experiencia de ensueño acaba convirtiéndose en la peor de las pesadillas. En medio de ese ambiente de supuesta felicidad, al padre de la familia le daban la notica de que había sido despedido de su empresa, lo que le hacía sumirse en la más absoluta oscuridad y ver el horror que se oculta tras el mundo de magia Disney.
Planteada a modo de comedia de terror, con un estilo visual y conceptual que recuerda al escalofriante surrealismo de directores como David Lynch, Escape From Tomorrow se erigía como una ruptura con la diversión e imagen idílica de compañías como la de Mickey Mouse, utilizando esta aventura por el parque temático para hablar de todos los horrores que esconde la sociedad, con especial hincapié en ese capitalismo brutal que nos consume como seres humanos y nos asola hasta desde los lugares más inocentes e idílicos.
He de reconocer que cuando vi Escape From Tomorrow me pareció algo fallida. Sus ideas eran ingeniosas y sensorialmente te conducía a la pesadilla de su protagonista con un perturbador montaje y estilo visual en blanco y negro, sin embargo, conceptualmente era tan ambiciosa que a nivel de guion acababa perdida. Aun así, la considero una experiencia audiovisual para el recuerdo, sobre todo por su carácter de película clandestina que se ha atreve a traspasar barreras aparentemente infranqueables.
Ver Disney World convertido un escenario terrorífico, con personajes con comportamientos vulgares y con una desidealización extrema de la imagen de Disney, es de esas ideas que a uno se le pasan por la cabeza en sus pesadillas y jamás imagina que pudieran llegar a verse materializadas. Además, valorando que fue rodada a escondidas en los parques de Orlando y que utiliza toda la iconografía de la compañía sin tener derechos, es un proyecto que automáticamente despierta un interés colosal. Ya no solo por la película, sino por todo lo que ha rodeado a su producción, puesto que un producto de estas características puede verse implicado en un gran lío legal. Aunque, curiosamente, la casa Mouse decidió hacer oídos sordos a este título.
Medios como The Hollywood Reporter investigaron a fondo el caso de Escape From Tomorrow, lo que incluyó las posibles infracciones que podrían conducirla a juicio o el cómo Disney gestionó el posible daño que podría hacer a su marca. Expertos en la materia como el profesor Jay Dougherty, de la Facultad de Derecho de Loyola, contó al portal que rodar en las inmediaciones de Disney World no necesariamente sería procesable, aunque sí podría derivar a un reclamo “por invasión de propiedad intelectual” y “violación de las reglas del parque” al rodar sin un permiso estipulado. Además, conforme a la ley de marcas, la compañía del ratón podría apoyarse en que se había producido un ataque hacia su imagen haciendo un uso inapropiado y no autorizado de la misma.
Los portavoces del estudio no quisieron hacer declaraciones al respecto, pero fuentes de Disney consultadas por THR destacaron que el tema se abordó en sus despachos. Sin embargo, la posición de la compañía pasó por hacer caso omiso al estreno, puesto que cualquier llamada de atención o procedimiento legal podría despertar el interés masivo hacia Escape From Tomorrow.
Eso sí, sus responsables tampoco se arriesgaron más de lo debido. Pese a su estreno en un reconocido festival como Sundance, no se apostó por una distribución amplia y únicamente se pudo ver en cines comerciales de Estados Unidos, donde solo se exhibió en 30 salas y cerró su carrera comercial con una bajísima recaudación de 171.962 dólares. A territorios de Europa como Francia o España llegó a través de festivales de cine, mientras que países como Australia pudieron disfrutar de ella con un estreno directo en DVD y en mercados como Latinoamérica ni se la olió.
Con el paso del tiempo no ha habido intención de recuperarla y expandirla a otros territorios con estreno en cines o en plataformas. Además, en la actualidad la única forma de acceder a Escape From Tomorrow es a través de compra o alquiler digital desde territorio estadounidense en plataformas como Prime Video. Estos datos clarifican lo acertada que estuvo Disney en no prestar demasiada atención a la película. Al fin y al cabo, pocos descubrieron su existencia y pudieron ver este ataque directo a su imagen de magia y fantasía familiar, esa que siempre han cuidado con tanto empeño.
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