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Disney+ tiene una serie de aventuras que rompe los esquemas (y merece tu atención)

Lisette Olivera como Jess Valenzuela en 'La leyenda del tesoro perdido: Al filo de la historia' (Foto: Disney+)
Lisette Olivera como Jess Valenzuela en 'La leyenda del tesoro perdido: Al filo de la historia' (Foto: Disney+)

Disney continúa expandiendo sus franquicias a través del formato de serie. Bien es conocido por todos el éxito de las versiones televisivas de Star Wars o Marvel en su plataforma de streaming, donde títulos como The Mandalorian o WandVision, entre muchos otros, se llevaron un hueco importante en la memoria de los espectadores. Aunque, más allá de estas sagas tan reconocidas a lo largo de los años, la compañía del ratón Mickey también optó por resucitar títulos que parecían olvidados como Willow con Warwick Davis o Santa Claúsula de Tim Allen. Y en este último grupo también se incluye una serie que recupera la que para algunos fue una de las mejores incursiones en la aventura y los enigmas que Disney hizo en los 2000.

Hablo de La leyenda del tesoro perdido: Al filo de la historia, ficción que, bajo un enfoque más juvenil, trae de vuelta la franquicia que Nicolas Cage protagonizó hace ya dos décadas. Debo decir que, aún siendo muy fan de aquellas películas de 2004 y 2007, esta serie, estrenada el pasado mes de diciembre y actualmente en emisión en Disney+, no captó para nada mi atención. Las promociones lanzadas me sugerían estar ante un producto de bajo presupuesto y con un tono demasiado adolescente que únicamente usaría el nombre de La leyenda del tesoro perdido como mero reclamo comercial. Y las primeras críticas, muy flojas en su mayoría, o la nula conversación social que generó, pareció reforzar mi postura.

No obstante, decidí darle una oportunidad y descubrir por mí mismo si estas bajas expectativas estaban en lo cierto. Y no podía estar más equivocado, puesto que La leyenda del tesoro perdido: Al filo de la historia me acabó remitiendo a todo aquello que amé de las películas de Nicolas Cage, a esa sucesión de enigmas, aventuras, peripecias y giros con la que es imposible no pasar un rato de puro entretenimiento de primer nivel.

Su historia nos remite a la llegada de Hernán Cortés a México, donde se plantea cómo el conquistador español no pudo acceder a un tesoro escondido por las mujeres indígenas. Para salvaguardar el secreto, estas elaboraron un mapa y dividieron la pista en varias piezas que entregaron a los aztecas, mayas e incas, un legado que posteriormente pasó a los francmasones y que llegó al personaje de Peter Sadusky, el interpretado por Harvey Keitel en las películas. Es entonces cuando Jess Valenzuela, una joven mexicana que vive en Estados Unidos sin papeles, se verá involucrada por Sadusky en una trama para salvaguardar el tesoro de Billie Pearce, una especuladora del mercado negro a la que da vida la mismísima Catherine Zeta-Jones.

Siendo sincero, no puedo negar que es una serie con un tono demasiado adolescente, ese que desde sus avances me producía tanto rechazo. El grupo protagonista, con un fuerte componente diverso y repleto de rostros hasta ahora desconocidos como Lissete Olivera, Zuri Reed, Antonio Cipriano, Jordam Rodriguez o Jake Austin Walker, pone el foco en triángulos amorosos, el mundo de los influencers y las redes sociales, temas de conversación muy enfocados hacia este target. E incluso no faltan escenas musicales donde suena Lady Gaga o temas de kpop. Pero esto no supone ningún impedimento, porque, aunque en cierto punto puede chocar para todos aquellos que venimos aquí por las películas, consigue encontrar un punto de equilibrio perfecto con la aventura y los enigmas.

Este había sido uno de los problemas que Disney había experimentado en sus intentos de resucitar otras sagas de antaño. Por ejemplo, la serie de Willow, que optaba por abrirse a nuevas audiencias poniendo el foco en sus protagonistas adolescentes, sus amoríos y diálogos torpemente empalagosos, se olvidó de que lo que hizo grande al clásico de los 80 fue el sentido de la maravilla que rodeó al viaje del héroe de su protagonista en ese mundo lúgubre y tenebroso repleto de sorpresas. Sin embargo, con La leyenda del tesoro perdido rompen los esquemas y no se encuentran con este inconveniente, porque su cacería del tesoro vuelve a ser tan adictiva y cargada de sorpresas como las que vimos realizar a Nicolas Cage hace años.

Al igual que aquellas, sabe jugar muy bien con la historia de Estados Unidos y México, llevándosela a su terreno y tomándose sus licencias para ofrecer misterios tan extravagantes como frescos y divertidos. Además, con cada nuevo capítulo, saben cómo enrevesar su trama cada vez más y llevarla a nuevos terrenos y propuestas, lo que hace inevitable quedarse pegado a la pantalla durante los 45 minutos de cada entrega y esperar ansioso el siguiente episodio.

Escape Rooms, exploración de tumbas, investigaciones, habitaciones secretas, robos, giros en los personajes, pasados misteriosos y sus muchos frentes argumentales abiertos repletos de enigmas hicieron que me haya sido imposible resistirme a esta serie, que tiene todo lo que pido a una producción de aventuras con la que evadirme.

Es cierto que no es perfecta. Se nota que el presupuesto es ajustado, que su ambición no es tan grande como la de las películas de Nicolas Cage, que sus secuencias de acción podrían estar mejor coreografiadas o que rostros como Catherine Zeta-Jones ni siquiera disimulan que solo están aquí para cobrar el cheque, pero no puedo negar que, aunque fuera escéptico en un inicio, es una de las series que más enganchado me tienen últimamente. Así que, si como yo, fuiste fan de las películas de La leyenda del tesoro perdido, tienes ansia de aventuras y de un título que te mantenga pegado al sofá con sus enigmas, deberías dar una oportunidad este spin-off en Disney+.

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