Django, en el nombre del hijo: con todos los lugares comunes de género

Django, en el nombre del hijo (Perú/2019) Guion y dirección: Aldo Salvini. Fotografía: Micaela Cajahuaringa. Música: Karin Zielinski. Elenco: Giovanni Ciccia, Brando Gallesi, Melania Urbina, Sergio Galliani y Tatiana Astengo. Duración: 100 minutos. Disponible en: Apple TV y Google Play Películas.

Veterano y prolífico director del cine y la TV peruanos (filmó más de 1400 episodios de distintas tiras), Aldo Salvini coescribió y rodó en 2018 Django: sangre de mi sangre, secuela de una película de culto de 2002 (Django: la otra cara, de Ricardo Velásquez). El éxito de esa segunda entrega hizo que rápidamente Salvini se pusiera a trabajar en el guión de este tercer film de la saga.

Giovanni Ciccia es el Django del título, un mítico asaltante de bancos ya cincuentón al que todavía le quedan más de dos años de condena. En la prisión son varios los que quieren matarlo (el comienzo remite a Tumberos y El marginal), pero saldrá en libertad provisional una vez que acepte colaborar con las autoridades. Ya en las calles más sórdidas de Lima, deberá enfrentarse con unos narcotraficantes, recomponer la relación con su hijo menor y recuperar a su nieto.

La trama es lo de menos (hay despiadados narcos vinculados con los carteles mexicanos, tráfico de bebés, voluptuosas mujeres de armas tomar como su amante, que se hace llamar Chica Dinamita, y adolescentes dedicados a los grafitis, a hackear celulares, a hacer tatuajes y al fútbol) porque los personajes nunca trascienden el estereotipo, los conflictos están dominados por los lugares comunes, abundan los diálogos artificiosos y la sobreactuación, y el universo visual le debe demasiado a ese cine clase B que homenajearon Quentin Tarantino y especialmente Robert Rodriguez. Un cierre de la trilogía que jamás sorprende y en muy pocos pasajes entretiene.