El drama del suicidio en menores: qué se puede hacer para frenarlo

El suicidio es, junto a los accidentes de tráfico, la primera causa de muerte en España entre los jóvenes. Hoy se celebra el Día Mundial para la Prevención del Suicidio y hay que poner el foco en la necesidad de acabar con el estigma y el tabú, ya que contribuyen a que no se hable de esta durísima realidad y, por tanto, las personas que necesitan ayuda no acaben por pedirla.

Se prevé que en el año 2025 se ponga en marcha un Observatorio de la Conducta Suicida a nivel nacional que quizá pueda incrementar los porcentajes de personas que piden ayuda ante este drama: ahora solo son un 19% de ellas. ¿Qué señales de alarma tener en cuenta entre los menores?

La vulnerabilidad de los más jóvenes

Según el informe 'La situación de la salud mental en España (2023)', elaborado por la Confederación Salud Mental España y Fundación Mutua Madrileña, son las personas jóvenes las que presentan mayor proporción tanto de ideación suicida como de intento de suicidio. Hablamos de ideación suicida para referirnos a la idea o el deseo de no seguir vivo, pero que no se corresponde en la práctica con un plan para morir.

Beatriz Urra, psicóloga sanitaria y forense y subdirectora del Hospital de Día Recurra-Ginso, hace hincapié en la importancia de estar atentos ante las señales de alarma que pueden presentar niños y adolescentes en este sentido. Son las siguientes:

Puede haber otras, porque cada persona reacciona de una manera diferente, por ejemplo, regalando las cosas que más le gustan antes de intentar el suicidio. "Es esencial hablar con la persona que está manifestando estas señales de alerta, mostrarse sensible y comprensivo, pero también permanecer seguro y con determinación", señala la experta. "Básicamente debemos tener una escucha activa donde la persona en cuestión pueda expresar todas sus preocupaciones y miedos y, sobre todo, no ignorar su malestar", añade.

Adolescente en habitación oscura con síntomas de depresión
(Adobe Stock)

Unas cifras dramáticas y una espera demasiado larga

El suicidio es un hecho totalmente traumático para todas las personas que están alrededor, pero, si hablamos de menores, la carga dramática puede hacerse, incluso, más elevada. Afortunadamente, y ya más lejos de las consecuencias tan nefastas que a nivel psicológico trajo la pandemia, las cifras de suicidio entre menores se han frenado ligeramente. Así, en 2023 decidieron acabar con su vida 10 menores entre 10 y 14 años, y 63 adolescentes entre 15 y 19 años, frente a los 12 y 75, respectivamente, del año 2022. Entre los adultos también se ha visto esa tendencia, con un descenso global del 6,5% con respecto al 2022.

No obstante, tal como comentan desde el Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, "el suicidio sigue representando un fracaso social que requiere de recursos, sensibilidad y estabilidad en las acciones". Porque la realidad del suicidio sigue ahí. Según datos aportados por la Fundación ANAR, la conducta suicida (que comprende tanto la ideación como el intento de suicidio), sigue siendo el primer motivo de consulta de niños y adolescentes. Tanto es así que esta petición de ayuda se ha incrementando un 166% en la última década.

Para pedir ayuda en los distintos canales, como la Línea 024 de atención a la conducta suicida, el teléfono gratuito de Recurra-Ginso (900 65 65 65) o el Teléfono de ANAR (900 20 20 10), los jóvenes suelen preferir el chat a la llamada telefónica.

Sí, el suicidio se puede prevenir

Desafortunadamente, la espera para ser atendido por los servicios públicos de Salud Mental es demasiado elevada, de varios meses en algunos casos, y las familias no pueden esperar tanto, por lo que tienen que recurrir a asistencia privada, lo que no está al alcance de todas. Por este motivo, desde Somos Estupendas, una plataforma de salud mental y bienestar, han creado 'Vigilantes de la vida', un recurso "para ser parte de la solución y saber actuar frente al suicidio". Así, ofrecen una formación gratuita de casi dos horas, por la que ya han pasado más de 21.000 personas, y que es impartida por el equipo especializado de psicólogas de Somos Estupendas.

"Partiendo de la base de que el suicidio se puede prevenir si se empieza a hablar sobre él, ofrece una formación que se compone de diferentes módulos que explican qué es y por qué hay que hablar de ello, qué se puede hacer,  autocuidado para vigilantes de la vida y un bloque especial para pérdidas por suicidio", señalan. Vigilantes de la vida cuenta con un gran respaldo social. Más de 25 influencers y creadores de contenido, como Angy Fernández, Daniel Valero, Aretha Fusté, Jonan Wiergo, Emi Huelva, José Abellán o Nerea Pascua, van a visibilizar la iniciativa a través de sus redes sociales.

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Situaciones personales y algo más

Pero las situaciones personales difíciles no son el único desencadenante de la conducta suicida. Hay otros detonantes, como el consumo de alcohol o de otras sustancias, y la exposición a algunos retos virales de las redes sociales. No hay que olvidar que los menores de hoy tienen más problemas para tolerar el sufrimiento y por eso, en muchas ocasiones, recurren a la autolesión, como forma de rebajar el sufrimiento psíquico trasladándolo a un dolor físico.

Por este motivo, desde Recurra-Ginso insisten en la necesidad de establecer una comunicación abierta con los menores, sin juicios ni críticas, en la que estos puedan sentirse confiados para expresar sus dificultades. Y ahí entran en juego también los centros escolares. "El papel de los colegios en la prevención del suicidio y autolesiones es clave. Su contacto y relación constantes con los alumnos hace que los docentes y orientadores sean sensibles a los cambios que se producen en adolescentes y jóvenes", subraya Beatriz Urra.

En este sentido, la psicóloga destaca que "hay ocasiones en la que los planes de estudio deben flexibilizarse adecuándose a las circunstancias, necesidades y particularidades de cada alumno. Es una labor multidisciplinar donde debe tejerse una red de apoyo mutuo", comenta.

Desde casa, ese apoyo es fundamental y hay que dedicar tiempo a la familia para disfrutar todos, hacer juntos actividades de ocio y deportivas, así como enseñar a los hijos la importancia del autocuidado. Tener unos horarios regulares de comida y sueño les ayuda también a estructurarse bien mentalmente. Y, por supuesto, ante cualquier duda o signo de alarma, pedir ayuda profesional, sin quitar importancia a lo que está manifestando el niño o el adolescente.