Ejecutiva cuenta en TikTok haber sido rechazada por no usar maquillaje. Cómo librarnos de los prejuicios que asocian el éxito con la apariencia
Una mujer comparte en TikTok que fue rechazada para un empleo, a pesar de tener la experiencia y credenciales requeridas, por no llevar maquillaje en la entrevista de trabajo. Así se lo hizo saber el reclutador, quien especificó que, aunque estaba capacitada para el trabajo, no cuidó los detalles de su apariencia. Parece una historia insólita de los años 80, pero no. Ocurrió hace pocas semanas.
La solicitante del empleo fue Melissa Weaver, quien aseguró en su video que sus capacidades y experiencia laboral se ajustaban perfectamente con la posición para la que aplicaba. Además estaba muy entusiasmada con su desenvolvimiento durante la entrevista, y que consideraba que le había ido de maravilla. Como se había desempeñado en esta área, conocía muy bien la mejor manera de conducirse durante una entrevista de trabajo.
Sin embargo, recibió un mensaje en el cual se le notificaba que no pasaría a la segunda ronda de entrevistas. Según la mujer explica en su historia, se sintió muy decepcionada porque realmente le gustaba esta oportunidad de empleo, con lo cual se atrevió a escribirle de vuelta al reclutador preguntándole en qué había fallado, algo que nunca había hecho. La respuesta fue desconcertante.
“Dijo que si bien mi experiencia era exactamente lo que estaban buscando, mis antecedentes estaban en línea con lo que necesitaban, y mis objetivos y valores personales estaban también a tono con los de la empresa; le preocupaba que no puse suficiente esfuerzo en mi apariencia para la entrevista, dado el alto nivel corporativo para el que estaban reclutando”.
Es natural que en este punto de la historia, levantemos la ceja y pensemos en que quizás la solicitante se fue vestida de una manera inadecuada, o reflejaba poca higiene. Pero no. Según ella cuenta, se hizo un tratamiento de alisado en el cabello, llevaba un lindo top, un blazer y aretes. Lo único que no llevaba era maquillaje. Solo se había aplicado brillo humectante para labios, porque realmente no lo usa.
Es inevitable pensar en lo indignante que es que se mida por la vara del maquillaje la capacidad de una persona para trabajar o no. Por supuesto que cabe preguntarnos por qué los hombres no tienen que maquillarse para conseguir un empleo, pero las mujeres sí. Por qué se sigue fomentando la idea de que la belleza y la apariencia es el principal valor de una mujer. Estas y otras reflexiones surgieron en los miles de comentarios que tiene la publicación.
Y es que esto pone de manifiesto los prejuicios que siguen existiendo en torno a la belleza y a cómo deben lucir las mujeres. Cada vez se hace más necesario que sumemos estrategias a nuestra vida cotidiana para fortalecer el mensaje de que la belleza no solamente se trata de usar maquillaje, sino también de bienestar, de vernos y sentirnos saludables y plenas en nuestra propia individualidad, y sobre todo, de estar alineados a los estándares de belleza o no no nos hace más o menos valiosos o talentosos.
Sin embargo, no es para nada fácil. Sería ideal que toda aquella mujer que viva experiencias como la que cuenta Weaver, las expusiera en plataformas masivas Y sobre todo cómo podemos contribuir a rebatir que nuestro talento y valor profesional no tiene que ver con nuestra apariencia, con usar o no maquillaje con energía o no le pelo rizado, con ser o no gordas, etc.
Este tipo de historias hacen que muchas mujeres se vean obligadas a seguir atadas a los estereotipos en virtud de ser tomadas en cuenta como profesionales.
¿Cómo se puede mover ese mecanismo que afirma que la belleza es solamente estética y una decisión que combina aspectos como maquillaje y ropa? La experta Aglaia Berlutti, abogada y escritora dedicada a temas de identidad femenina dice que lo primero que tendríamos que hacer es desvincular la idea de la belleza del éxito profesional.
“Esta idea, que se tiene no solo en Latinoamérica sino en muchos lugares del mundo, expone que la belleza, el atractivo personal, la capacidad de parecer joven y lozano está relacionado con el epítome de éxito.
Berlutti reflexiona sobre este epítome de éxito afirmando que está vinculado directamente a hecho de que existe una sucesión de cosas relacionadas con el aspecto que estamos obligadas a cumplir. Buen ejemplo, ha sido siempre el tema del cabello rizado, frecuentemente llamado “pelo malo”.
“Se ha establecido que te ves mal, o no te ves suficientemente corporativa si tienes el cabello rizado, aunque naturalmente esté limpio y bien compuesto, por qué, porque los cánones de belleza no los aceptamos y planteamos nosotras, sino que imponen de una forma muy grotesca por la sociedad. Otro aspecto es el tema del maquillaje, además, se relaciona también con un símbolo de estatus. Ahora la cantidad y los tipos de productos se relacionan con la capacidad económica de la persona de darse el gusto de cuidar su piel y lucir un tipo de belleza hegemónico”.
Todo esto tiene consecuencias sociales importantes porque, según explica Berlutti, cuando se relacionan estos aspectos con el éxito empresarial, surge la difusión eterna y muy incómoda de conceptos como que el no maquillarse es señal de falta de amor propio. Como si la autoestima, la autovaloración, el autocuidado y el crecimiento personal están relacionados con el nivel de belleza estética que se puede lograr, lo cual es absolutamente absurdo. De ser así, todas las afecciones emocionales se relacionarían con una visita al salón de belleza.
La belleza debe ser entendida como algo más allá de una rigurosidad de rasgos, de color de piel, de cabello o de la forma en que nos arreglamos. La belleza es también la capacidad de transmitir ideas, de vincularnos profundamente con nuestros ideales y valores, así como la capacidad intelectual, espiritual, y hasta el talento que tengamos y usemos para ganarnos la vida. “Creo que hay que promocionar las ideas de que la belleza está relacionada con una afinidad intelectual y que es completamente subjetiva”.
Finalmente, además de indignarnos como lectores con historias como la planteada por Melissa Weaver y las decenas de anécdotas similares que pudimos leer en los comentarios, podemos contribuir rechazando este tipo de cánones. Berlutti dice que en Latinoamérica está muy arraigada la idea de que las mujeres tienen que cumplir con un canon de belleza de misses, y esto es imposible. Hay que comprender que esa imagen -sea en un certamen, sea en la pasarela, en los medios o en las revistas- está diseñada para ser consumida como un producto. Y no, no somos productos ni cosas.
Es un error seguir creyendo que ese estándar es de obligatoriedad, es el deber ser y es la regla con la que seremos medidas, y esto no solo debemos comprenderlo las personas comunes y corrientes que nos vemos diariamente en el espejo, sino también en todos los aspectos que componen la sociedad, como las empresas, los lugares de trabajo de todo tipo y sus reclutadores.
“Una de las cosas que podemos hacer es enfocarnos esencialmente en las nuevas generaciones que están presionadas por una cultura de la imagen caníbal, sobre todo en redes sociales, entonces debemos estandarizar la idea de que todo patrón de belleza homogenizado en Tik Tok responde a filtros, o está diseñado para vendernos algo”, dice la autora.
Si bien es cierto que los jóvenes dependen mucho de la valoración externa, los traumas, la falta de autoestima hacen que esta dependencia se extienda a lo largo de su vida. Entonces, toca trabajar en que esa nueva generación tenga mejor autoestima y sea mucho más consciente de que la belleza no solo es un concepto subjetivo sino que es flexible y cambia en el tiempo.
Este artículo tiene como finalidad ofrecer información general y educativa sobre temas relacionados con la salud y el bienestar. Sin embargo, esta información no debe ser considerada como un reemplazo del consejo de su doctor ni debe ser utilizada para realizar tratamientos sin supervisión médica. Yahoo no se hace responsable de ningún diagnóstico hecho por un usuario basándose en este contenido. Si usted está preocupado por su salud, siempre consulte a su médico de cabecera u otro profesional calificado de la salud antes de tomar cualquier acción.
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