El triste final de Fernando Soto 'Mantequilla', el tío de Verónica Castro que la inspiró a ser actriz

Carlos Navarro y Fernando Soto 'Mantequilla' en 'La ilusión viaja en tranvía'. El comediante fue tío de Verónica Castro. (Foto: Captura de pantalla)
Carlos Navarro y Fernando Soto 'Mantequilla' en 'La ilusión viaja en tranvía'. El comediante fue tío de Verónica Castro. (Foto: Captura de pantalla)

Víctima de un coma diabético, Fernando Soto ‘Mantequilla’ falleció el 11 de mayo de 1980. Lo hizo en medio de la pobreza y ciego. Partió siendo identificado por su mote y por el apellido que destacó en los créditos de toda su carrera actoral. Tiempo después de su muerte se conoció otra historia de su vida debido a su segundo apellido, Astol. Se supo que era tío de Verónica Castro.

La última aparición de ‘Mantequilla’ en pantalla fue en la película Como gallos de pelea (1977), de Arturo Martínez. En ese melodrama ranchero se le observa delgado, con el cabello pintado de castaño para ocultar las canas y con el habla cansada. Si bien se veía como un hombre con evidentes señales del paso del tiempo en su cuerpo, no mostraba signos del deterioro que sufrió en sus días finales: la pérdida de la vista e inmovilidad en uno de los brazos.

Era diabético. Desestimó las recomendaciones médicas de tratar la enfermedad y eso trajo como consecuencia daños acelerados en su persona. Tampoco pudo atenderse como lo requería ante la falta de solvencia económica para costear los gastos. Eso se debió a que nunca ahorró y carecía de capital para afrontar esa adversidad que no contempló, y que pudo prevenir en caso de haber escuchado a los médicos.

Murió siendo uno de los grandes actores de reparto que ha tenido el cine mexicano. Aparte de ser comediante, Soto fue un extraordinario talento de soporte que hizo sobresalir a sus protagonistas con quien compartió cuadro, tales como David Silva, Pedro Infante y Cantinflas. Además, fue un histrión que permaneció vigente en pantalla desde sus inicios en la década de los 40’s hasta el segundo lustro de los 70’s, época en que empeoró de salud. Pudo acoplarse a las transiciones cinematográficas de esas décadas.

Su trabajo más honrado por la memoria del público cinéfilo hasta la fecha es en el filme La ilusión viaja en tranvía (1954), de Luis Buñuel. Su presencia en el universo buñueliano fue con el entrañable personaje de El Tarrajas, un mecánico tranviario que junto a su amigo y compañero El Caireles (Carlos Navarro) “toma prestado” al tranvía 133 para dar un paseo por la ciudad en fechas navideñas. Su interpretación del diablo en la pastorela de la vecindad es considerada una de las mejores escenas de la filmografía mexicana.

Traía la actuación en la sangre. Su padre fue el comediante Roberto ‘Panzón’ Soto y su madre fue Socorro Astol, actriz y cantante de zarzuela. Creció viéndolos ejecutando sus números en espectáculos presentados en carpas y teatros. De su papá absorbió el gusto por la comedia y aprendió la improvisación. De su mamá se instruyó para desenvolverse en el escenario y/o espacio de interpretación, aparte de una fascinación por el canto; ‘Mantequilla’ llegó a grabar discos de música ranchera.

Doña Socorro conoció al ‘Panzón’ Soto cuando ella tenía dos hijos de su relación anterior. Uno de ellos era Fausto Sáinz Astol, padre de la actriz Verónica Castro y del productor José Alberto Castro. Sobre este parentesco empezó a hablarse tras la muerte de ‘Mantequilla’, aunque no se precisaba con exactitud si era cierto o no, por lo que se comentó como leyenda urbana.

Fue en 2019 cuando la propia Verónica Castro confirmó ese vínculo familiar en el programa TAP conducido por Óscar Uriel: “Mi abuela era Socorro Astol, una actriz de teatro. Mi papá era medio hermano de Fernando Soto ‘Mantequilla’”.

Allí mismo detalló que no hubo un nexo estrecho con el actor. Sin embargo, sí tuvo acercamiento a su trabajo porque sus padres, Fausto Sáinz Astol y Socorro Castro Alva, la llevaban de niña a ver las obras donde solía presentarse. De alguna u otra manera, la figura de su tío influyó para que se sintiera atraída para actuar.

“Íbamos muy seguido a los teatros, sobre todo a los teatros de comedia, porque vengo de una familia que son de teatro. Mi papá nos llevaba al teatro junto con mi mamá. (...) No había esa relación (de llevarme con ‘Mantequilla’). Pero creo que desde ahí, desde que me llevaban al teatro muy pequeñita, le fui agarrando el sabor”.

La fascinación por la comedia acompañó a Castro en su crecimiento. De hecho fue un factor fundamental en su romance con Manuel ‘Loco’ Valdés, de quien dijo haberse enamorado perdidamente por su cultura, su pulcritud por perfumarse y porque la hacía reír mucho. En reiteradas ocasiones ha manifestado que era un hombre muy simpático que sabía cómo sacarle la carcajada a una mujer.

Pese a su cercanía con la comedia, Verónica Castro se abrió camino y alcanzó el éxito como protagonista de melodramas. No por nada es calificada como una de las reinas en ese género dentro de la televisión, corona que comparte junto a Lucía Méndez. Es hasta ahora que se muestra en la faceta humorística con películas como Cuando sea joven (Raúl Martínez, 2022).

El apellido Astol era la clave para descifrar el árbol genealógico de la actriz y su relación con Fernando Soto ‘Mantequilla’. Sobrina y tío coinciden en haberse consolidado como estrellas de la pantalla en sus respectivos medios, ella en la televisión y él en el cine. Pero sus destinos son distintos en otras cuestiones. Mientras que Castro analiza libretos para retornar a la pantalla chica, Soto es recordado año con año en época decembrina con su papel de El Tarrajas y por la fatalidad que le acompañó en la recta final de su vida por no ahorrar y no cuidarse.

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