Encarna Sánchez e Isabel Pantoja: una historia de celos, furia y final infeliz

Encarna Sánchez y su intensa relación con Isabel Pantoja que acabó mal (Photo by Pepe Franco/Cover/Getty Images)
Encarna Sánchez y su intensa relación con Isabel Pantoja que acabó mal (Photo by Pepe Franco/Cover/Getty Images)

Sobre Encarna Sánchez se ha dicho de todo, antes y después de su fallecimiento. Su carácter decidido, pionero, su apasionado modo de amar su profesión y de defender a su gente no pasaron indiferentes para muchos.

También está la otra cara de la moneda, hay quien ha pintado a Encarna como una titiritera con mucho poder, no solo en los medios de comunicación sino en otros hábitos de la vida.

Ahora, un nuevo libro “Encarna, en carne viva” explora la figura de la locutora que falleció demasiado joven (a los 56 años) a causa de una enfermedad fulminante, el cáncer, que ella quiso mantener en secreto el mayor tiempo posible.

El autor del libro, Pedro Pérez ha mantenido una charla con ‘Vanitatis’ y los extractos de la lectura me han dejado boquiabierta. Encarna Sánchez sigue siendo una gran caja de secretos y, muchos de ello, se los llevó a la tumba.

Sin embargo y a pesar de ser una mujer reservada, la locutora contaba con un estrecho círculo de confianza en el que se encontró durante muchos años la tonadillera Isabel Pantoja. Ellas fueron amigas íntimas y su estima mutua creó celos, furia y un final que no fue el que la cantante hubiese deseado ¿y todo por qué? según este libro, por la amistad de la tonadillera con María del Monte, la cantante que recientemente ha presentado de un modo oficial a su esposa.

Encarna falleció en 1996 y, según Pedro, no lo hizo sola y olvidada como dicen las malas lenguas sino que ella eligió muy bien a su reservado entorno y se fue junto a los que la querían y, sobre todo, a los que ella quería… entre ellos, no estaba Isabel Pantoja que años antes había sido inseparable.

Sin embargo el autor asegura al citado medio que: “Isabel Pantoja llamaba a la emisora para preguntarnos cómo iba el tratamiento y la evolución. Encarna fue la que nunca la quiso volver a ver tras las fotos publicadas de ella con María del Monte”. Se refiere a unas fotografías en las que ambas tonadilleras aparecían muy cercanas y juguetonas en la playa, tirándose agua y dándose patadas a modo de juego.

A Encarna aquello le habría hecho daño y por eso habría decidido no apagarse al lado de Pantoja. Eso sí, Isabel era de las pocas personas (cinco, concretamente) que sabía lo del cáncer de Encarna y lo grave que estaba la periodista, eso denota la confianza que habían tenido anteriormente.

A su vez, Encarna tenía estrecha relación con Núria Abad pero, sabiéndola frágil le ocultó la gravedad de su enfermedad. Núria sería una pieza crucial en su vida y el libro recoge que: “La locutora se lo ocultó por temor a que se derrumbara, sabiendo la debilidad interior de la joven catalana. Además, por entonces estaba enfrentada con Isabel Pantoja. Un hecho que le había afectado sobremanera en su ánimo.”

Y la lectura prosigue: “La tonadillera (refiriéndose a Isabel) no admitía la relación de Encarna con Núria. Le provocaba una gran irritación, un malestar que se palpaba día a día. Ya cansada de esta situación, de verla a su lado, Isabel Pantoja se armó de valor y le dijo con furia a Encarna que su "amiguita" Nuria tenía que "largarse de una p…vez". (...) Sus ropas fueron arrojadas desde los armarios donde se encontraban, al jardín. Y a punto estuvieron de ser quemadas, según me contó "la Tita Pilar". A partir de entonces, Nuria recibió múltiples llamadas anónimas amenazantes. Muchas en horario nocturno. Y alguna de ellas de muerte.”

La verdad es que este visceral juego de poder y amistades en competencia es digno del mismísimo Falcon Crest, solo que las protagonistas eran ‘made in Spain’. Quizá Encarna no era perfecta y queriendo o sin quererlo habría podido hacer daño a algunas personas como dijo en su día Mila Ximénez, pero, una cosa es innegable, es una referente del periodismo que quiso morir, casi literalmente, frente al micrófono y es que a pesar de su dura quimioterapia a la cual asistía semanalmente en tren nocturno en París, siempre regresaba a tiempo a su programa en las ondas, lo hizo casi hasta el día que su voz se apagó para siempre y, con ella, todos los misterios de sus amistades femeninas.

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