El traumático suceso que vivió Jodie Foster con 18 años y definió su carrera para siempre
La actriz recuerda el trauma que vivió a los 18 años con el hombre que intentó asesinar a Ronald Reagan para impresionarla
Imaginarse la actuación sin la presencia de Jodie Foster es casi un sacrilegio. Llegó al mundo del cine siendo una niña y, desde entonces, forma parte de nuestra memoria cinematográfica con algunos de los títulos más aclamadas. Los aplausos y reconocimientos empezaron muy temprano, pero también los episodios oscuros que la fama y exposición mediática traen consigo. Lo que vivió siendo una joven de 18 años cambiaría el rumbo de su vida personal y profesional.
Suena trágico, pero es que lo fue. Acostumbrada a los flashes y las cámaras desde los 3 años, Jodie no comulgaba con la exposición pública que acarrea el éxito pero, aún así, estaba familiarizada con la parafernalia que rodea la maquinaria de la televisión, el cine y también el teatro. Una disciplina en la que también hizo su camino, pero que sacaría de su vida de forma radical tras ser víctima de un episodio de verdadero terror. Bien podría haber sido una escena en la ficción, pero no. Para su desgracia, fue un hecho de la vida real.
El suceso que marcó su carrera
Ocurría durante la presentación teatral de una obra en la universidad. Acababa de cumplir 18 años y ya era uno de los rostros más conocidos del celuloide y la pequeña pantalla. El teatro era algo prácticamente nuevo para ella, quiso darle una oportunidad, pero por poco tiempo.
”Por fin puedo admitir que lo poco que hice de teatro fue en la universidad, supuso un gran trauma. La obra que iba a hacer duraba dos fines de semana, hice el primero, y entre este y el segundo, resultó que John Hinckley disparó al presidente", explicó Foster a la revista Interview.
¿Qué quien es Hinckley? La persona que trató de asesinar a Ronald Reagan en 1981, supuestamente, para lograr la atención de la joven Jodie, por quien estaba obsesionado.
”Le disparó para impresionarme, me había escrito cartas, así que fue un momento muy fuerte en mi vida. El mundo se me vino abajo, había gente del Servicio Secreto por todos lados. Tenía guardaespaldas, y me llevaron a una casa de protección en medio de estos dos fines de semana de la obra. Sabía que el show tenía que continuar, así que pensé: 'Tengo que hacer esa segunda puesta en escena’", dijo en dicha entrevista.
Hizo algo más. En medio de la obra, lanzó su propio grito de guerra para que, en caso de estar por allí, Hinckley la escuchara. "Decidí gritarle: '¡Que te den, hijo de ...! Tomé la decisión de que lo iba a usar a mi favor. Resulta que al siguiente día se supo que este señor en concreto tenía una pistola y que la había llevado al teatro, pero salió huyendo. Yo estaba en clase y el guardaespaldas se acercó a mí y me tiró contra el suelo, lo que me dio mucha vergüenza porque allí había solo 10 personas", añadió de este triste suceso. "Fue un momento traumático. Nunca he admitido que quizá eso tuvo algo que ver con el hecho de que nunca más quise hacer teatro", reflexionó.
Uno de sus sueños se rompió en mil pedazos. Después de una infancia y adolescencia sin parar de trabajar y vivir en el ojo público, ser admitida por una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos, fue una oportunidad de oro para desconectar del mundanal ruido de la fama. Estaba encantada con la idea y decidida a exprimirla al máximo. Lamentablemente, la experiencia en Yale terminó convirtiéndose en una de sus mayores pesadillas. "La idea era alejarme lo más posible de casa. También del negocio y simplemente estar en un ambiente diferente y más académico", explicó en 2009 a CBS.
La ilusión le duró poco. Después del susto de su vida, Jodie solo esperaba que ese suceso se quedara en la memoria de la gente por siempre y marcada como letra escarlata en su carrera. "No me gusta darle muchas vueltas a ese tema. Nunca quise que me recordaran por ese suceso. Porque no tenía nada que ver conmigo, Pero fue un momento que me dejó una gran cicatriz, un momento extraño en la historia de mi vida, tener 17 ó 18 años y que te suceda un drama así", confesó la actriz a la cadena.
Buscando su propio lugar y pasar página
Foster se enfocó en la solución. Dejó atrás la universidad y el teatro, y retomó su relación con la pantalla grande, la cual le dio grandes satisfacciones. La actriz de Taxi driver se convirtió en una de las actrices más consagradas dejando películas que hoy ya son clásicos. Acusados (1988), El silencio de los inocentes (1991) o Ana y el Rey, por mencionar algunas. Contrariamente a lo que hubiéramos imaginado, la actuación, esa disciplina en la que fue reconocida de forma excelente por público, crítica y premiaciones, nunca llegó a llenarla del todo. Era una relación de amor odio. "No quería ser una super estrella... Esa era la peor parte de mi trabajo, lo que quise evitar a toda costa. Si quería ser actriz, tenía que serlo por las razones correctas", afirmó en la mencionada entrevista a CBS.
Admitía que, quizá por toda esa parafernalia que rodea al estrellato y sus circunstancias, nunca llegó a enamorarse del todo de esa faceta de la industria del cine. Era apenas una niña cuando su madre decidió por ella, así que se convirtió en algo impuesto y una forma de vida, más que en su gran pasión. "Me metieron ahí cuando tenía tres años. Probablemente habría sido un abogada o profesora de universidad. No es mi camino. Lo que sí amé eran los aspectos técnicos de hacer cine, pero jamás me enamoré de la profesión de actriz. Iba contra mi naturaleza, pero a la vez reconozco que me ha hecho una persona más rica por ello", agregó la ganadora de un Oscar.
Y no se refiere a su cuenta bancaria, sino a su madurez y crecimiento personal. Durante su charla con Jodie Comer admite que durante sus primeros años de actriz, solo se enfocaba en ella y se preocupaba poco por relacionarse con otros actores. Una actitud que define como "egoísta" y fruto de las experiencias poco agradables de aquellos primeros años. "He entendido que era egoísta de mi parte, guardaba celosamente algo que no quería compartir", explicó la actriz de True Detective.
Dirigir le ayudó a deshacerse de esos prejuicios y entender lo importante de tener una buena dinámica con los demás. “Cuando dirijo, me encanta hablar, así que converso con la gente sobre las técnicas. Eso sí, no me gusta meterme demasiado en el cuerpo del actor, eso es invasivo. Es algo así como: 'Dime, más rápido o lento. No sentí mucho esa parte'", explica de su interacción con los actores a los que dirige.
Su vida, su infancia y sus duras y gloriosas experiencias en su trayectoria como actriz las prefiere dejar fuera del set. Hoy en día es más de escuchar, compartir y aportar entre compañeros. Una simbiosis que hace que se sienta más identificada con ese otro lado, el de detrás de la cámara. Ahora elige lo que quiere hacer y, por encima de todo, elige vivir, su máxima prioridad. Como la directora de Money monster dijo a CBS: "Por fin he aprendido que la vida está primero".
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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