“Epstein: asquerosamente rico”, la historia que revela los secretos más oscuros del traficante sexual de menores
El nombre de Jeffrey Epstein, el multimillonario condenado por tráfico de menores de edad, volvió a sonar con fuerza luego de que el 3 de enero del 2024 se hicieran públicos cientos de documentos judiciales sellados relacionados con su caso y salieran a la luz los nombres de prominentes figuras vinculadas a él. Epstein fue un manipulador y narcisista que enfrentaba denuncias por abuso sexual desde los años noventa, pero que gracias a sus influencias se libró de problemas en varias ocasiones. Fue en 2019, año en el que murió, que una acusación federal de Nueva York sacó a la luz el caso una vez más. Su historia fue relatada en la docuserie Asquerosamente rico, disponible en Netflix.
Una historia de amor y traición: “Me enamoré de mi profesor y todo casi termina conmigo”
La producción, que en 2020 se coló entre las más vistas de la plataforma de streaming, muestra los testimonios de varias de las víctimas del empresario, quienes recordaron momentos desagradables de sus vidas cuando apenas eran unas adolescentes; época en la que este hombre de casi 50 años las utilizó para satisfacer sus bajos instintos.
En esta docuserie se narran las técnicas que Epstein utilizó para convencer a chicas de un perfil similar: provenientes de familias destruidas, víctimas de abuso sexual previo, con carencias afectivas y económicas. Como el ‘lobo feroz’ del cuento, Epstein las engañaba para que trabajen para él como masajistas a cambio de 200 dólares; pero al llegar a su mansión de la exclusiva Palm Beach (Florida), eran tocadas en contra de su voluntad. ¿No había escapatoria? Para poder librarse de Epstein, las chicas tenían que llevarle a sus amigas, por lo cual él te pagaría otros 200 dólares. Así tejió su red de tráfico de personas, no solo para él, sino también para sus amigos, algunos más famosos que otros.
Epstein, el manipulador
Epstein se abrió paso hasta la cumbre del mundo financiero a base de mentiras y manipulación. Intentó estudiar en la universidad, pero no logró terminar sus estudios. Consiguió trabajar como profesor de matemáticas en un colegio de prestigio usando información falsa. Tras ello, empezó a generar una red de contactos que le sirvieran hasta llegar a Wall Street. Inició su carrera como financiero en el banco de inversión a la empresa Bear Stearns, donde uno de sus jefes descubrió las mentiras de su hoja de vida; pero Epstein supo convencerlo, manipularlo, para quedarse en la compañía. Le fue bien y, al salir, formó su propia firma: J. Epstein & Co.
Continuó abriéndose camino entre las personas millonarias y se compró una gran casa en la zona más privilegiada de Florida. Se hizo amigo de otros empresarios adinerados como él, algunos de ellos es Donald Trump, quien en el 2019 cuando el escándalo Epstein salió a la luz, indicó que llevaba más de una década peleado con él y que nunca “fueron tan cercanos”.
Un agresor sin condena
Con la lujosa casa en Florida, Epstein también adquirió una en Nueva York y otra París; pero eso no le bastó: también adquirió una isla para él y para sus perversos fines. Las mujeres que brindan su testimonio en el documental, dirigido por la cineasta Lisa Bryant, muestran las cicatrices emocionales de la violencia a la que fueron sometidas. Algunas de ellas hablan por primera vez sobre cómo este hombre logró salirse con la suya y utilizar al sistema judicial estadounidense a su favor.
Silenciadas y amenazadas por él o sus entorno, las víctimas tuvieron que salir de Estados Unidos o alejarse de las ciudades donde Epstein tenía una propiedad. Lo increíble, o no tan increíble, pero sí indignante, es que estos actos ocurrieron a la vista de varias personas, empleados de Epstein y amigos suyos que prefirieron hacerse de la vista gorda.
El caso Epstein también arrastró otros nombres. En el documental se mencionaron a personalidades como el expresidente de Estados Unidos Bill Clinton, a quienes las sobrevivientes afirmaron haber visto en la casa del depredador, pero negaron que él haya hecho algo contra de ellas. Tampoco faltaron las menciones al infame Harvey Weinstein y al Príncipe Andrés del Reino Unido, quien tras el lanzamiento de la producción, se vio forzado a retirarse de la vida pública y, en enero del 2022, perdió todos sus títulos militares y nobiliarios.
El suicidio del acusado
Epstein se suicidó en su celda (ahorcamiento con una sábana) el 10 de agosto de 2019, días antes de presentarse ante un juez en Nueva York. Pero este hecho parece poco probable para la familia del sujeto, así como para algunos investigadores, pues la lesiones que revela la autopsia muestran fracturas que no coinciden con un suicidio. Su muerte generó las típicas teorías de conspiración, que afirman que fue asesinado. Dos días antes de la asfixia, Jeffrey Epstein autorizó el traslado de toda su fortuna a las Islas Vírgenes; un conocido paraíso fiscal. Esto puede indicar que murió sin remordimientos, pues al deshacerse de su dinero evitó que sus víctimas reciban una indemnización por todos los daños recibidos. Con Epstein fuera del cuadro, el caso aún no terminó.
El 2 de julio del 2020, Ghislaine Maxwell, quien fue pareja de Epstein, fue detenida en Estados Unidos por su vinculación con este caso, ya que muchas víctimas la sindicaron como una de las mujeres que ayudaban a Epstein a reclutar jóvenes. En diciembre de ese mismo año, fue declarada culpable de cinco cargos de delitos sexuales, incluido el de tráfico de menores. A pesar del tiempo, de a pocos, los culpables comenzaron a caer.