Del estrés de Guillermo de Luxemburgo a los planes en Biarritz del Gran Duque: así afrontan padre e hijo el traspaso de poderes
Este 8 de octubre va a ser un día histórico en Luxemburgo. El gran duque Enrique delegará parte de sus funciones a su primogénito y heredero, el príncipe Guillermo, quien pasará a ser su lugarteniente. Un movimiento único en Europa que no es una abdicación, pero que prepara el camino para el relevo definitivo en el trono.
A las 15:00 horas, tendrá lugar la ceremonia en el Palacio Gran Ducal en la que Guillermo de Luxemburgo firmará el decreto como lugarteniente-representante de su padre . Además, estamaparán su rúbrica el Gran Duque y el primer ministro Luc Frieden. Más tarde y ante el Congreso de los Diputados, el gran duque heredero jurará su nuevo cargo y después la comitiva regresará a pie hasta el Palacio por las calles del centro.
La Casa Gran Ducal ha querido hacer pública la conversación padre e hijo en un podcast de 47 minutos para marcar este momento histórico. Han respondido a los periodistas locales Claude Zeimetz y Maurice Molitor sobre sus sentimientos ante esta nueva etapa que se abre en el pequeño país.
Enrique de Luxemburgo comienza diciendo que siente cierta melancolía, pero que es algo “completamente normal”, mientras asegura que “estoy muy feliz”. En primer lugar, porque Guillermo está muy bien preparado. He sido jefe del Estado durante 25 años, sin contar el tiempo que fui gran duque heredero. Eso también fue mucho trabajo. Empieza esta nueva etapa en mi vida. No me gusta mucho la palabra jubilación, pero suena así, sí”. Por su parte, su hijo siente el peso de la responsabilidad y dice que “estoy estresado”. Sabía desde hacía mucho tiempo que este momento iba a llegar, pero cuando llega es otra cosa y estoy un poco nervioso”, admitió. A la vez también cree que es momento de aceptar el reto porque “tengo una sólida experiencia como heredero. Creo que es el momento adecuado”, ha afirmado.
También han contado que la decisión y la fecha de esta ceremonia se eligen con mucho tiempo y en familia, aunque fue anunciada públicamente el pasado 23 de junio, Día de la Fiesta Nacional en Luxemburgo. Enrique asumió estas funciones cuando tenía 43 años (su hijo tiene 42 años) una edad ideal porque “todavía eres joven y tienes muchas ideas nuevas que quieres implementar” y en 2025 cumplirá 70 años. Estuvo durante dos años como lugarteniente antes de asumir oficialmente sus funciones en 2020. Como él mismo se vio en la tesitura de su hijo, ha dicho que “le deseo todo lo mejor al príncipe Guillermo y la princesa Stéphanie. Estoy cien por cien seguro de que harán un excelente trabajo, ahora con la lugartenencia y más tarde como Gran Duque y Gran Duquesa”, asegura emocionado Enrique de Luxemburgo.
Al trabajo que ya venía desarrollando el gran duque heredero, se le sumarán nuevas responsabilidades. “Este período de lugartenencia me dará la oportunidad de involucrarme en los temas a los que todavía no había tenido acceso. Es un aspecto completamente diferente, familiarizarme con la política y la diplomacia internacional, todo el aspecto legislativo que tampoco conozco perfectamente”. A pesar del paso al frente de su hijo, el Gran Duque seguirá siendo el jefe del Estado y le corresponderá “todo lo relacionado con las visitas de Estado y eventos importantes, aquí en el país e internacionalmente, eso lo seguiré haciendo yo”, ha dijo a los periodistas. También conservará su puesto en el Comité Olímpico Internacional.
Enrique de Luxemburgo argumenta su retirada de la primera línea institucional porque “realmente quiero darle mucha más responsabilidad al príncipe Guillermo, porque creo que necesito levantar el pie del acelerador”. Sus aviones pasan por descansar más y pasar más tiempo con su mujer, la gran duquesa María Teresa, y con sus nietos en su residencia de Biarritz (Francia).
Cuando aún no se ha producido este traspaso de poderes, también han hablado en esta charla de la abdicación definitiva . La fecha ya está fijada, pero todavía no se va a anunciar de forma oficial. “Cada cosa a su tiempo”, insiste el Gran Duque. “Primero, hagamos la lugartenencia, ese es un primer paso y luego continuaremos con el segundo”.