Ni el éxito de ‘Matrix’ salvó a Carrie-Anne Moss de los prejuicios en la meca del cine
Es cierto que las cosas parecen estar cambiando poco a poco. Meryl Streep, Nicole Kidman, Viola Davis, Jamie Lee Curtis, Michelle Yeoh, Kate Winslet, Olivia Colman y Jane Fonda son algunas de las estrellas que están rompiendo con los tabúes de la edad, abriendo el nuevo camino hacia la igualdad representativa de la mujer en la pantalla. Sin embargo, no hace mucho tiempo era una lucha constante para las actrices de la meca del cine. Llegar a los 40 suponía una sentencia profesional que se traducía en menos oportunidades protagonistas y muchos papeles de madre y abuela. Es decir, en la meca del cine los hombres maduraban y las mujeres envejecían. Y eso mismo le tocó vivir a Carrie-Anne Moss cuando cumplió los 40.
La actriz llegó a la cuarta década en 2007 -cuatro años después del final de la trilogía original de Matrix- con la esperanza de estar iniciando una etapa de madurez ante la gran pantalla, anhelando la llegada de personajes profundos e interesantes que le permitieran explorar las vivencias y emociones de la vida adulta. Sin embargo, en lugar de encontrar un recibimiento abrumador tras haber representado la fuerza femenina con un personaje icónico, se encontró con que el prejuicio de la edad femenina en Hollywood no era ninguna leyenda urbana.
Durante una charla con la directora Justine Bateman publicada en The Hollywood Reporter, Carrie-Anne Moss confesó en 2021 que le ofrecieron un papel de abuela “el día después de cumplir 40”.
La intérprete revelaba que había oído que llegar a los 40 solía cambiarlo todo para una actriz, pero que no creía que fuera a sucederle solo porque le había pasado a otras personas. “Pero literalmente el día después de mi 40 cumpleaños, estaba leyendo un guion que me habían enviado y hablando con mi manager al respecto. ‘Oh, no, no, no, no, no es ese papel [que estás leyendo], es el de la abuela’ dijo”, contaba Carrie-Ann. “Sucedió de la noche a la mañana. Pasé de ser una chica a madre a más lejos que la madre”.
Reconocía que en aquel momento, con 40 años recién cumplidos, fue una realidad “brutal” que tuvo que afrontar, sobre todo al ver que sus compañeros masculinos no sufrían el mismo prejuicio, como era el caso de muchas películas de Tom Cruise, Richard Gere o George Clooney. Pero también porque ella esperaba con ganas llegar a ese momento de su vida y plasmarlo en su carrera. “Veía a esas actrices francesas y europeas que tenían algo tan especial que las hacía tan seguras en su propia piel. No veía la hora de ser eso. Me esforcé por ello. Pero no es fácil estar en este negocio. Hay mucha presión externa”, sentenciaba.
Sin embargo, gracias a movimientos como Time’s Up, a la continua labor de actrices como Meryl Streep y Geena Davis, y muchas otras que han optado por convertirse en productoras, esta percepción poco a poco está cambiando. Lo vemos reflejado en las exitosas y variadas carreras que actualmente disfrutan Reese Witherspoon (47), Kate Winslet (47), Amy Adams (49), Julianne Moore (62), Meryl Streep (74) o Glenn Close (76), Nicole Kidman (56) o Jamie Lee Curtis (64), entre tantas otras, aunque todavía queda camino por recorrer para que esto mismo lo puedan disfrutar actrices sin el mismo recorrido plagado de éxitos.
En el caso de Streep, fundó un curso para escribir guiones pensado para escritoras mayores de 40 con la intención de generar más proyectos para ellas, mientras la segunda fundó el Instituto Geena Davis para el Género en Medios en 2004, que analiza la representación de género, raza, incapacidades, edad, tamaño corporal y la comunidad LGBTQ+ en la pantalla.
No obstante, la anécdota de Carrie-Anne Moss duele de manera más personal para todos aquellos que fuimos fans de Trinity. Porque hablamos de una actriz que dejó huella a través de un personaje arrollador y contundente a lo largo de una trilogía que rodó cuando tenía entre 31 y 35 años. Vivió el reconocimiento, el aplauso y los elogios sin ser una jovencita recién llegada a Hollywood. Sin embargo, en pocos años se topó de frente con un prejuicio arcaico que no hacía justicia ni a su talento, currículo ni condición como mujer. ¿Abuela a los 40? En la vida real sabemos que puede pasar, pero en una trama hollywoodense resulta ridículo.
La buena noticia es que Carrie-Anne Moss no dejó que esto la frenara. Y es que si bien se alejó de los focos mediáticos para estar con su familia, la actriz no dejó de trabajar. Su filmografía está repleta de series y películas entre proyectos independientes, papeles secundarios o nuevamente arrolladores como fue el caso de la abogada Jeri Hogarth en Jessica Jones de Netflix o su reencarnación de Trinity en Matrix resurrecciones (2021).
Moss, que dijo a The Guardian en 2014 que “ama su vida simple”, prefiriendo “estar en su casa con su familia” que en cualquier evento hollywoodense, no dejó que aquel golpe prejuicioso la detuviera. No solo sigue trabajando sin tener que conformarse con roles que menosprecien su talento bajo el peso de los prejuicios misóginos, sino que es la fundadora de Anapurna Living, una marca similar a Goop de Gwyneth Paltrow (pero más pequeña) que sirve como “una plataforma y un portal para el crecimiento y la nutrición”.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR | EN VIDEO
Kevin Costner y su esposa Christine "sólo hablan a través de intermediarios"
Helen Mirren tiene un truco para ser mejor actriz que Hollywood ni se imagina
Anne Bancroft y la condena que pagó por interpretar a la señora Robinson en 'El Graduado'
Kim Cattrall le da un revés simbólico a ‘And just like that’ con el regreso de Samantha