'Flash' reconoce inconscientemente uno de los mayores errores del pasado de DC

EZRA MILLER como Barry Allen/The Flash y SASHA CALLE como Kara Zor-El / Supergirl en la aventura de acción de Warner Bros. Pictures
EZRA MILLER como Barry Allen/The Flash y SASHA CALLE como Kara Zor-El / Supergirl en la aventura de acción de Warner Bros. Pictures "FLASH". (Foto cortesía de Warner Bros. Pictures/™ & © DC Comics)

DC lleva un buen historial de errores, y no solo en esta última etapa donde su intención de construir su universo cinematográfico emulando a Marvel se ha enfrentado a un no parar de críticas, polémicas y mala taquilla. Ya en los 90, después del éxito masivo del Batman de Tim Burton, vimos como las malas decisiones de Warner, empeñada en huir del oscuro y personalísimo estilo personal del director de El joven manos de tijeras, llevó al caballero oscuro de Gotham a la mala repercusión a causa del irregular trabajo de Joel Schumacher en las excéntricas Batman Eternamente y Batman & Robin.

No fue un punto y final entre ambas partes, puesto que Warner siempre fue un socio indispensable en la carrera de Burton produciendo un sinfín de películas como Charlie y la fábrica de chocolate, La cadáver de la novia, Sweeney Todd, Sombras Tenebrosas o la futura secuela de Beetlejuice, pero las películas de superhéroes acabaron siendo una línea roja. De hecho, en 1998, cuando también estuvo ligado al Superman Lives que iba a protagonizar Nicolas Cage, volvieron a sufrir el mismo revés cuando el proyecto fue cancelado por diferencias creativas.

Sin embargo, Warner no parece disimular saber que Burton ha sido de lo mejor que ha pasado por DC y que con sus películas tocaron techos que hasta hoy no han vuelto a alcanzar. Y la prueba la encontramos en Flash, la película con Ezra Miller donde se recupera al Batman de Michael Keaton. Y es que, inconscientemente, esta nueva producción que se adentra en las entrañas del multiverso y viene repleta de cameos y realidades alternativas, acaba reconociendo lo mucho que el responsable de Sleepy Hollow o Merlina significó para el género.

La razón la encontramos en el trabajo tras las cámaras del director argentino Andy Muschietti, y más en concreto en sus decisiones artísticas para explorar las secuencias de acción con el Batman de Keaton.

Cuando Flash interfiere en la línea temporal y acaba en una realidad donde habita el Bruce Wayne de las películas de Burton, el estilo visual y la ejecución de la acción pega un ligero cambio para apelar a nuestra nostalgia. Esto incluye varios planos que remiten a algunas de las secuencias más míticas del Batman de 1989, como el vuelvo del Batwing y su posado sobre la luna, siendo inevitable pensar en el juego tan increíble con la iconografía del superhéroe que tuvo esta película, en lo bien que supo jugar con su estilo comiquero y en su fusión tan perfecta con el estilo personal de Tim Burton.

Lo mismo ocurre con las secuencias de acción y con las perspectivas de cámara con los que se muestra al hombre murciélago, siempre pendientes de la solemnidad y oscuridad del personaje sin renunciar a la excentricidad de Gotham City ni a la diversión del género de superhéroes.

Y es que, siendo sinceros, ningún otro director ha sabido captar a Batman en su más pura esencia como Burton. El Batman repleto de color, humor y extravagancia de Joel Schumacher desagradó, las películas de Christopher Nolan -pese a ser sobresalientes y uno de los mejores productos salidos del personaje- se alejaban de la esencia del cómic en su enfoque realista y las de Zack Snyder y Matt Reeves se apoyaron en exceso en su aura seria y oscura.

Así, ante la acertada decisión de Muschietti de replicar la esencia de Burton, se hace evidente más que nunca el error tan grande que fue prescindir de un cineasta que tantas alegrías nos dio. Y en una película de estas características, donde a través del multiverso acabamos pensando en toda la historia de Batman, DC y sus adaptaciones cinematográficas, es difícil no pasarlo por alto. Y ojo, que no lo digo solo por estas cuestiones técnicas que vengo mencionando, porque hay más referencias a Tim Burton y a su aportación a esta saga de superhéroes de Warner. No voy a entrar en detalles porque supondría desvelar una de las mayores sorpresas de Flash, pero sí decir que uno sale del cine con ganas de más, pensando en lo mucho que hubiera aportado a la franquicia de seguir al frente, ya sea con el hombre murciélago o cualquier otro proyecto que el estudio le hubiera podido confiar.

Tristemente, el miedo de Warner a confiar en blockbusters personales y oscuros tras el descenso en taquilla de Batman regresa -cuya recaudación en 1992 bajó en más de 100 millones frente a su predecesora y les costó contratos de merchandising ante el toque tétrico del film- les motivó a tomar esta decisión que derivó al descalabro de la franquicia con las dos siguientes películas de Schumacher.

Por suerte, Flash nos ofrece este caramelo para inundarnos de nostalgia y disfrutar una vez más de este estilo y enfoque que tanto nos conquistó antaño. Y personalmente, junto con el viaje emocional del personaje de Barry Allen, ha sido lo que más he disfrutado de esta ambiciosa aventura por el universo DC.

Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.

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