Comienza una etapa que precede a la abdicación del Gran Duque de Luxemburgo, cuyo deseo es 'darle mucha más responsabilidad' a su hijo
Luxemburgo ha vivido este 8 de octubre un momento histórico al producirse un relevo generacional en su Familia Ducal. No ha sido un acto similar al que hemos visto en los últimos años en otras Casas Reales europeas, ya que no se ha tratado de una abdicación y, por tanto, no ha habido una proclamación, pero sí hemos asistido al inicio de una nueva era. Al cumplirse exactamente 24 años de su ascensión al trono, el Gran Duque Enrique ha delegado parte de sus funciones al mayor de sus cinco hijos, el príncipe heredero Guillermo, que se ha convertido en lugarteniente en una ceremonia solemne.
El Palacio Gran Ducal ha sido el primer escenario del acto en el que el Guillermo de Luxemburgo ha asumido ciertos poderes que hasta ahora solo pertenecían a su padre, quien a su vez inicia un periodo de transición hacia su abdicación. El traspaso se ha oficializado cuando el reloj pasaba unos minutos de las 15:00 horas mediante la firma de un Decreto Gran Ducal que lo ha convertido en teniente representante, garantizando así la continuidad de los Nassau en la jefatura del Estado luxemburgués.
Ha sido un acto de menos de 15 minutos de duración en el que Guillermo de Luxemburgo ha hecho una breve intervención. También han estado presentes María Teresa de Luxemburgo, visiblemente orgullosa de su marido y su hijo, y Stephanie de Luxemburgo, que es la Gran Duquesa heredera y, por tanto, se abre también para ella una nueva etapa llena de desafíos. Los cuatro han intercambiado besos inmediatamente después de la firma con la que se ha abierto un nuevo capítulo en la Familia Ducal.
El Primer Ministro, Luc Frieden, ha sido la única autoridad política presente en la ceremonia, en la que ha participado con un discurso en el que se ha referido a este día como un "momento histórico". El político, en el cargo desde el 17 de noviembre de 2023, ha dedicado palabras de admiración y afecto tanto a los Grandes Duques como a los Grandes Duques herederos por su entrega y por el sentido innato del deber y del servicio que siempre han mostrado.
Alrededor de las 15:25 horas, Guillermo de Luxemburgo, sin nadie más de la familia, ha salido del Palacio, ubicado en el número 17 de la rue du Marché-aux-Herbes. En las inmediaciones había una gran expectación y se había desplegado un amplio dispositivo de seguridad para garantizar que todo transcurriera con normalidad. Cientos de curiosos lo han recibido entre aplausos mientras caminaba hacia la Cámara de Diputados, en la parte derecha del mismo edificio.
En este segundo escenario de la ceremonia de investidura de lugartenencia se ha producido el juramento del Gran Duque heredero. "Juro respetar la Constitución y las leyes, y cumplir fielmente mis deberes constitucionales", ha dicho ante la presencia del Primer Ministro y del Presidente de la Cámara, Jean-Claude Wiseler. El ambiente en el hemiciclo ha sido de júbilo y al inicio se han producido unos instantes de risas. Este organismo ha abierto unas plazas al público para que puedan presenciar este momento que marca la historia de Luxemburgo. Los asistentes, que previamente tenían que registrarse con sus datos a través de un correo electrónico habilitado para la ocasión, han accedido por la rue de l'Eau, en el lateral del edificio, presentando su documentación.
Durante los aproximadamente 20 minutos que ha durado el segundo acto, que ha finalizado con un toque de campanilla, ha habido unas palabras de Guillermo de Luxemburgo. Tras la firma, en una mesa adornada con flores con los colores de la bandera del país, el nuevo lugarteniente ha saludado uno a uno a los vecinos de todas las edades que han querido trasladarle todo su apoyo. Ha hablado con ellos, les ha agradecido su cariño, se ha hecho fotos a su lado e incluso ha recibido regalos.
Guillermo de Luxemburgo, que cumplirá 43 años el 11 de noviembre, estudió Política Internacional en el Reino Unido y se graduó en la Real Academia Militar de Sandhurst. Tiene por delante una etapa que le permitirá prepararse y tener una mayor presencia en la vida pública antes de convertirse en Gran Duque. Su figura es similar a la de un regente y cada una de las decisiones que tome a partir de hoy tienen la misma validez y rango que si las adopta su padre, quien tiene la autoridad para delegar en su primogénito los poderes que considere. Al margen de estas nuevas responsabilidades, su deseo es conciliar con su vida personal y ha avanzado que cada día intentará llevar al colegio a sus hijos, Charles (4) y François (1).
Los sentimientos de Guillermo de Luxemburgo y los cambios que implica su nuevo puesto
"Estoy estresado. Hace tiempo que sabía que iba a llegar este momento. Pero cuando llega, es otra cosa y estoy un poco nervioso", decía Guillermo de Luxemburgo hace unas horas, durante un pódcast grabado con motivo de este acontecimiento. De lo que se siente completamente seguro es de que este cambio llega "en el momento adecuado" puesto que tiene "una sólida experiencia como heredero". Además, afronta con ilusión que su agenda se amplíe con nuevas responsabilidades que le permitirán estar completamente preparado cuando su padre abdique: "Este periodo me dará la oportunidad de implicarme más en asuntos a los que no había tenido acceso antes. Son otras responsabilidades, conocer la política internacional y la diplomacia, los decretos que tengo que firmar, toda la parte legislativa, que tampoco conozco del todo.."
Al traspasarle más poderes al mayor de sus hijos, comienza el camino a la abdicación para el Gran Duque, que lleva casi un cuarto de siglo como jefe de Estado. Anteriormente, fue lugarteniente durante dos años, desde el 3 de marzo de 1998. Reconoce que llegados a este punto siente cierta melancolía, pero también tiene plena confianza en Guillermo de Luxemburgo porque "está muy bien preparado" y está "100% seguro" de que tanto él como la gran duquesa heredera Stephanie "harán un excelente trabajo".
El Gran Duque ha avanzado cómo será a partir de ahora su presencia institucional y en qué cambia su agenda el nombramiento de su hijo. “Creo que todo lo relacionado con visitas de Estado y eventos importantes aquí en el país e internacionalmente, lo seguiré haciendo”, ha explicado. Eso sí, su intención es "darle muchas más responsabilidad, creo que realmente necesito quitar el pie del acelerador”. Enrique de Luxemburgo prefiere mantener en secreto la fecha en la que tiene previsto abdicar para ir paso a paso, sin adelantar ni forzar acontecimientos, pero sí ha contado que a partir de ahora pretende descansar junto a su esposa, pasar temporadas en su casa de Biarritz (Francia) y disfrutar de su gran pasión, sus ocho nietos.