¿Llevar buenos hábitos de salud puede alargar más de una década nuestra vida?
Ralentizar el proceso de envejecimiento, vivir más y mejor, se ha convertido en uno de los grandes objetivos en la actualidad. Cada vez se habla más de los suplementos que nos ayudan a conseguirlo, de la dieta que consigue mejorar nuestra calida de vida... Lo sabe bien Marcos Vázquez, divulgador de salud con más de 600.000 seguidores en redes, que acaba de presentar su nuevo libro Vive más, en el que profundiza en el del proceso de envejecimiento del cuerpo humano para descubrir qué es y por qué y cómo envejecemos. Así, recopila todas aquellas herramientas, rutinas, estrategias, referencias, estudios, hábitos, recomendaciones, terapias y tecnologías que es preciso conocer y poner en práctica si queremos optimizar nuestra curva de la vitalidad y vivir muchos años de forma saludable. Y es que parte de una premisa: rejuvenecer es posible.
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Vivir más se ha convertido en uno de los principales objetivos del ser humano en la actualidad, ¿por qué cree que ha tomado tanta relevancia esta tendencia relacionada con la longevidad?
Lograr la inmortalidad siempre ha sido el gran sueño de la humanidad. Desde que nos hicimos conscientes de la muerte hemos intentando evitarla. La primera obra épica conocida no trata sobre amor ni sobre riqueza, sino que narra las peripecias del rey Gilgamesh en búsqueda de la inmortalidad. La diferencia es que antes solo eran mitos y leyendas, pero ahora tenemos buena ciencia. Se está invirtiendo mucho dinero en estrategias para vivir más, pero lo más importante a día de hoy siguen siendo nuestros hábitos.
Porque, claro, el objetivo no es solo vivir más, sino vivir mejor. ¿Es un objetivo alcanzable realmente?
Por supuesto. Llevar buenos hábitos de salud puede alargar más de una década nuestra vida, y puede mejorar nuestra funcionalidad más de 20 años. Es decir, alguien de 70 años que se cuide puede tener más fuerza, más energía y sentirse mejor que alguien de 50 años que no se cuide. Y como dices, cuidarse no solo nos beneficiará en el futuro, sino que nos ayuda a vivir mejor en el presente.
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¿Qué diferencia hay entre la edad biológica y la cronológica?
La edad cronológica es la que marca nuestro carnet de identidad, y no hay nada que podamos hacer para cambiarla. La edad biológica, sin embargo, refleja el estado real de nuestro cuerpo, porque no todas las personas envejecen a la misma velocidad. Dos personas de 40 años (edad cronológica) pueden tener edades biológicas muy distintas. Si una se cuida puede tener una edad biológica de 35 años, es decir, verse y sentirse como alguien de esa edad. Y si la otra persona no se cuida quizá tenga una edad biológica de 45 años, y su riesgo de enfermar será más similar al de personas de esa edad.
¿Realmente la edad biológica es flexible y se puede incluso retroceder?
Así es. Mientras que la edad cronológica avanza para todos a la misma velocidad y en la misma dirección, la edad biológica puede no solo ralentizarse, sino también revertirse. Podemos rejuvenecer. Múltiples estudios indican que mejorando nuestros hábitos podemos reducir la edad biológica, hasta cierto punto, y por supuesto hacer que avance más despacio después.
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¿Está en nuestra mano conseguirlo o hay una gran dependencia de factores externos también?
Se estima que la forma en la que envejecemos depende un 25% de nuestros genes y un 75% del resto de factores. De estos factores, lo más importante son nuestros hábitos, pero tampoco lo son todo. Hay factores más difíciles de controlar, como la contaminación que nos rodea o las cosas que nos ocurren en la vida. Pero lo más importante, sin duda, es lo que hacemos.
Mucho se ha hablado, por ejemplo, de las zonas azules, donde abundan las personas centenarias, ¿hasta qué punto influye en el entorno en el que vivimos en que seamos más o menos longevos?
Vivir en un entorno cercano a la naturaleza, con poca contaminación, que favorezca el contacto social y que no sea muy estresante ayuda sin duda a mejorar nuestra salud y a vivir más. Pero no olvidemos que nuestros hábitos influyen más que el lugar donde vivimos.
¿Y el género, puede llegar a influir en la longevidad?
Influye, sin duda, y en todos los países las mujeres viven más que los hombres. De las 100 personas más longevas conocidas, 96 son mujeres. Muchos factores explicarían esta brecha de longevidad, pero la biología juega un papel esencial.
Para empezar, la testosterona anima a los hombres a asumir más riesgos, y en consecuencia sufren más accidentes.
Se cree, también, que el doble cromosoma X de las mujeres les proporciona más longevidad. Las mujeres tienen cromosomas XX y los hombres XY. El cromosoma X alberga muchos genes importantes, mientras que el cromosoma Y es menos relevante. Si una mujer tiene un problema en algún gen de su cromosoma X, puede usar una copia del otro cromosoma. En el hombre, ese mismo problema en el cromosoma X tiene más probabilidades de manifestarse como enfermedad, al no contar con una copia de seguridad.
Por último, las hormonas sexuales influyen de manera distinta en el riesgo de enfermar. Los estrógenos parecen ejercer un papel antiinflamatorio y proteger contra la enfermedad coronaria. Por eso, el riesgo cardiovascular en la mujer se eleva a partir de la menopausia. Hay también factores culturales, por supuesto. Los hombres tienen, en general, peores hábitos. Por ejemplo, fuman y beben más que las mujeres.
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La pregunta del millón, claro está, es cuáles son las claves para conseguir ralentizar el proceso de envejecimiento.
Uno de los aspectos principales es la actividad física. El ejercicio es el mejor elixir de la juventud que tenemos ahora mismo. Llevar una buena dieta es también fundamental para mejorar nuestra vida y vivir más, así como un descanso nocturno adecuado. Se ha visto además que el estrés constante nos hace envejecer más rápido, y que la buena compañía también alarga la vida. En el libro explico también cómo la mentalidad adecuada puede ayudarnos a vivir más, y es un tema que apenas se había estudiado hasta hace poco. Por último, pequeños estresores como la sauna, el sol, pasar un poco de frío, ayunar, o donar sangre pueden ayudarnos también a vivir más, aunque es mucho menos relevante que todo lo anterior.
¿Piensa que la alimentación es uno de los pilares básicos para prevenir el envejecimiento? Hay expertos que hablan, incluso, de la dieta de la longevidad, ¿cuál es su opinión al respecto?
No hay una “dieta de la longevidad” como tal, pero sí sabemos que basar nuestra dieta en alimentos frescos mínimamente procesados, priorizando verduras y frutas, es lo más importante. Hay además ciertos nutrientes específicos que pueden ayudar a ralentizar los distintos procesos que contribuyen al envejecimiento, y por eso le dedico un capítulo entero a este tema en mi libro.
¿Es, junto con el ejercicio físico, el tándem indispensable para conseguir ralentizar el proceso de envejecimiento?
Sí, son un tándem clave para vivir más y mejor, pero sin dejar de lado otros factores a los que prestamos menos atención, como las relaciones sociales, la mentalidad, el sueño o la gestión del estrés. Al final somos un todo, y para vivir mejor debemos intentar integrar, sin obsesionarnos tampoco, los distintos hábitos que contribuyen a la longevidad.