Hillary gana chances de quedarse con Texas, un estado históricamente republicano
Pablo Scarpellini
@pscarpe
Los Angeles Texas, ese estado inexpugnable para los demócratas durante años y años, podría cambiar de color el 8 de noviembre.
La razón no es otra que Donald Trump, un candidato representando a los conservadores que ha logrado echarse en contra a latinos, afroamericanos, musulmanes y a una parte más que significativa de las mujeres con sus declaraciones incendiarias y el vídeo en el que aparece denigrando a las féminas en general con su “charla de vestuario”.
Por eso, una de las varias encuestas existentes otorga una ligera ventaja a Hillary Clinton para hacerse con los 38 votos electorales que acarrea el estado de la estrella solitaria.
Sería la primera vez que Texas se inclina por un demócrata desde Jimmy Carter en 1976, con el estudio de The Washington Post dándole a la exsecretaria de Estado un punto de ventaja con respecto a Trump.
Sería un gran triunfo y un alivio para los millones de demócratas que pueblan las grandes ciudades texanas y que durante años se han visto superados por el voto del campo, fundamentalmente conservador.
A favor cuentan con ese cambio de aires que se respira y que ha llevado a un diario como el The Dallas Morning News a apoyar la candidatura de Clinton, un hecho insólito que no sucedía desde antes de la Segunda Guerra Mundial, cuando el periódico dio su apoyo a un candidato demócrata a la presidencia.
Más población latina
Después está el aumento de la población hispana en Texas, siempre más alineada con los ideales liberales que con las políticas férreas de los republicanos en términos de seguridad en la frontera y deportaciones masivas.
Y el presumible apoyo de los afroamericanos, con los que Clinton ha conectado bien a lo largo de su carrera. “Si los latinos y los negros salen a votar, puede que gane en Texas”, indicó la propia candidata demócrata a la revista New York hace unas semanas.
Aún así, son varias las encuestas que señalan una ventaja para Trump de entre 5 y 7 puntos, lo que complicaría las opciones demócratas. Estos se agarran a un momentum que esperan que se mantenga de aquí al 8 de noviembre.
“¿Existe una posibilidad de que (Clinton) gane en Texas? Sí, definitivamente la hay”, indicó a la revista The Atlantic Wendy Davis, una antigua senadora estatal demócrata.
“Creo que esto debería servir como una llamada de atención para el partido republicano. Podrían perder Texas”. Pero el otro bando está más que convencido de que eso no va a pasar.
“Hillary no va a ganar Texas, eso se lo puedo prometer”, indicó Michael Joyce, portavoz del partido republicano en el estado más extenso de la unión americana.
Para Joyce, la encuesta del Washington Post, la única que da como ganadora a Clinton, es el clásico ejemplo de los demócratas agarrándose a un clavo ardiendo para lograr cierta relevancia.
Sean o no válidas las especulaciones, lo cierto es que esa remota posibilidad ha prendido la chispa entre las huestes demócratas, ilusionadas por primera vez en mucho tiempo en ese vasto territorio.
Aunque el resultado final favorezca a Trump, los liberales cuentan con sumar adeptos en zonas donde tradicionalmente no han funcionado bien, lo que les vendría muy bien de cara a posiocionarse en próximos comicios.
Puede que Texas, además, no sea el único estado “rojo” en pasarse al azul. Georgia, Carolina del Sur e incluso Mississippi están demostrando que el rechazo a Trump puede ser una fuerza poderosa que ayude a ganar a Clinton y, de paso, dar un considerable vuelco al mapa electoral.