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Ni Hollywood se resiste al cariño que sentimos por Brendan Fraser

LOS ANGELES, CALIFORNIA - JANUARY 15: Brendan Fraser attends the 28th Annual Critics Choice Awards at Fairmont Century Plaza on January 15, 2023 in Los Angeles, California. (Photo by Jeff Kravitz/FilmMagic)
LOS ÁNGELES, CALIFORNIA - 15 DE ENERO: Brendan Fraser asiste a los 28º Premios Anuales Critics Choice Awards en Fairmont Century Plaza el 15 de enero de 2023 en los Ángeles, California. (Foto de Jeff Kravitz/FilmMagic))

Brendan Fraser está viviendo su gran momento de gloria. A los 54 años y cuando su último éxito como protagonista fue en 2008 con La momia: la tumba del emperador dragón. Su emocionante trabajo en The Whale lleva cautivando a la crítica e industria desde su estreno en el Festival de Venecia, y su reciente victoria en los Critics Choice Awards terminó de acercarlo a un Oscar que cualquiera diría que está rozando con la punta de los dedos. Sin embargo, lo de Brendan es un caso peculiar. Porque la mayor parte del público todavía no vio su película (ni la verá hasta febrero o marzo, según el país) y, aun así, la aprobación es unánime. Por ejemplo, cada vez que gana un premio o emociona con un discurso, Internet le hace la ola y lo convierte en tendencia. Es como si todos quisiéramos que arrase, que gane en todas las ceremonias. Y un vídeo que circula en redes sociales resume en pocos segundos ese afecto global que se palpa en cada tuit, retuit o me gusta desde hace varios meses.

Cuando Brendan Fraser subió al escenario a recibir el premio a mejor actor en la ceremonia de la Asociación de Críticos, volvió a conmover al mundo de nuevo. Entre lágrimas y haciendo gala de esa naturalidad honesta que transmite cuando habla - esa que representa a un hombre que está viviendo el presente al máximo, con alegría y felicidad porque conoce cómo la vida puede cambiar de golpe- desnudó su alma en pocas palabras. “Estaba en el desierto. Probablemente debería haber dejado un rastro de migas de pan, pero me encontraste” le decía al director Darren Aronofsky haciendo referencia a su carrera en el olvido de Hollywood, para entonces dar un consejo de empoderamiento personal maravilloso. “Si tú, como Charlie, a quien interpreté en esta película, de alguna manera, luchas contra la obesidad, o simplemente sientes que estás en un mar oscuro, quiero que sepas que tú también puedes tener la fuerza para ponerte de pie e ir a la luz, sucederán cosas buenas”. La voz le temblaba. Los ojos estaban llenos de lágrimas. Y los nuestros también. Y así, en pocos segundos, consiguió que el público volviera a desplegar el cariño que siente por él, convirtiendo su nombre en tendencia y el discurso en moda viral. Pero hay otro vídeo que representa, justamente, ese amor universal que se palpita en el aire cuando surge su nombre.

Como de costumbre en la temporada de premios, los ganadores posaron para los fotógrafos después de la ceremonia. Y cuando el reparto de Todo en todas partes al mismo tiempo posaba con su premio a mejor película, se dieron cuenta que Brendan estaba esperando detrás hasta que llegara su turno. Y no dudaron un segundo. Al unísono lo vitorearon, aplaudieron y le hicieron señas para que se acercara. Lo plantaron en el centro como si fuera el gran protagonista (que lo era, pero de la noche, no de la película) y posaron para la foto todos juntos. Sin dejar de gritar y celebrarlo. Fue como si todos quisieran un trozo de la frasermania. Formar parte de ella. Compartirla.

Pero hay más. Ke Huy Quan, el otro protagonista de la noche, fue corriendo a saludarlo cuando lo vio tras bambalinas. Los dos no dejan de reencontrarse en esta temporada de premios más de 30 años después de haber trabajado juntos en Hombre de California (Encino man), sacándose fotos juntos y dejando videos tan bonitos como este:

Mientras todo Hollywood no deja de sumarse a su gran momento de gloria.

Y eso es lo que provoca Brendan. Unas ganas de querer celebrarlo y desearle lo mejor en este momento clave de su vida. Una reacción que, en mi opinión, está hilada a la humildad que está destilando en cada entrevista, premio o aparición mediática. Sin perder la noción de lo especial que es este momento, emocionándose una y otra vez, e incluso actuando un tanto incómodo ante tantos aplausos y reconocimientos. Lo vimos en Venecia cuando empezó todo esto, pidiendo a la gente que se sentara cuando no dejaban de aplaudirlo con una ovación de seis minutos a pie, y lo vemos ahora todavía. Y la humildad es algo que el público nota y agradece.

Pero también existe un factor que pocos actores consiguen. Y es el peso de la nostalgia. Que sus películas calaran hondo entre los espectadores en los años 1990s, es un factor que nadie puede quitarle. Para muchos de nosotros su figura representa tardes de comedia y diversión sana a través de éxitos como George de la jungla o La momia, pero también de gran talento dramático como demostró en El americano impasible.

Pero, en su caso, hay otro factor más que forma parte de esta frasermania. Y es la historia de superación que Brendan representa. La de un hombre que vio cómo los focos de Hollywood se apagaban al cumplir los 40. Porque, cuando comenzó a desaparecer del radar hollywoodense era joven, con toda una carrera por delante. Pero entre algunos fracasos (El libro mágico, Peluda venganza) y tras quedarse encasillado en el rol de bufón, el negocio le dio la espalda. Y él hizo lo mismo. Pero por otros motivos más personales y dolorosos. Un divorcio, la muerte de su madre y las dolencias físicas de las lesiones y cirugías provocadas por las escenas de acción, entrando y saliendo de hospitales durante casi siete años, fueron los primeros obstáculos que lo llevaron a dar un paso hacia atrás. Sin embargo, según contó en 2018 a GQ, la gota que “lo llevó a elegir el olvido” y lo sumió en una depresión fue el presunto acoso sexual que asegura haber sufrido cuando el expresidente de los Globos de Oro, Philip Berk, le tocó las nalgas sin su consentimiento.

El tiempo pasó y Brendan volvió. Ahora con más fuerza que nunca. Porque, en realidad, él nunca dejó de trabajar sino que los proyectos se hicieron cada vez más pequeños y los papeles protagonistas desaparecieron. Aunque no estuviera en el radar de las grandes producciones, su filmografía fue consistente, pero a la sombra de los focos brillantes del negocio con grandes interpretaciones en series como The Affair y Trust.

Brendan Fraser cuenta con el cariño nostálgico del público pero, en mi opinión, gran parte del afecto es consecuencia de la admiración que provoca su historia. Ver a una persona que tocó fondo escalando los difíciles peldaños de la depresión, sacudiendo el pasado para vivir el presente con tanta entrega, humildad y profesionalidad, nos inspira, conmueve y motiva. Y ni siquiera Hollywood puede evitar caer rendido a la frasermania.

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