Cómo fueron las últimas horas de Daniel “La Tota” Santillán
El pasado domingo por la noche, todo el país quedó impactado con la muerte de Daniel “La Tota” Santillán. El cantante y conductor falleció a causa de un incendio ocurrido en su casa, ubicada en la localidad de Castelar, en la cual se continúan realizando pericias para conocer si se trató de un siniestro intencionado o no.
Según reveló Maximiliano, el representante y mejor amigo del artista, la última persona a la que llamó La Tota fue a él, para conocer su agenda de shows ese fin de semana. “El día sábado fue la última comunicación que tuvimos nosotros, a las 14.30 de la tarde aproximadamente. Le pedí que me mandara un video para subir a sus redes y a las 15.09 subió un último estado de WhatsApp”, comenzó recordando el hombre sobre las 24 horas previas a la muerte del referente de la movida tropical de 57 años de edad.
“Cuando hablé con él le dije que no teníamos actividad el sábado, pero sí el domingo. Así que después lo dejé descansar porque cuando él no tenía ninguna actividad descansaba y dormía la siesta”, recordó sobre la rutina habitual de La Tota, quien desde hace algunos años se encontraba soltero y no mantenía diálogo con sus hijas.
Debido a sus problemas de salud, relacionados con un cuadro de bipolaridad por el cual se encontraba en tratamiento, el también productor contaba con una asistente terapéutica que lo visitaba durante la semana. Pero los fines de semana eran sus amigos, Osvaldo y Miguel, quienes se encargaban de hacerle compañía y ayudarlo en lo que necesitara. Sin embargo, por una cuestión logística, el sábado 21 de septiembre nadie pudo hacerse presente.
“Después, le mando un mensaje a las 19 horas del sábado y no me los responde. Entonces, interpreté que quizá estaba descansado y no quise molestarlo. Lo único que le dije en un chiste interno fue ‘qué mal Boca’, haciendo alusión al Superclásico. Pero no me respondió”, explicó aún angustiado su manager, por la muerte trágica que padeció su amigo.
“Yo me entero de su muerte durante una comida familiar. Me llamaron del evento en la localidad de Moreno para avisarme que no se había presentado y me dijeron si lo podía llamar para ver dónde estaba. Entonces, como a mí me atendía siempre y a otros no, empecé a llamarlo, pero no había respuesta. Lo llamé también por videollamada y nada”, rememoró Maxi sobre momento en que tanto él como quienes conocían a La Tota comenzaron a preocuparse por lo que le podría haber pasado.
Fue entonces que los amigos más cercanos de Santillán se acercaron hasta su domicilio y constataron que desde el interior de la vivienda se escuchaba sonar sin parar su teléfono. “Ahí les dije que llamen a un móvil policial para que pudieran ingresar a la propiedad. Las luces de la casa estaban todas apagadas y, desde afuera, solo se escuchaba el celular. No nos imaginamos que estaba muerto”, cerró su relato Maximiliano, totalmente consternado por lo sucedido.