Huyó de la fama de su padre y brilló en el fútbol americano, pero cayó en las redes de Hollywood y cambió el rumbo de su vida
Hay personas que sueñan con la fama, con estar en el centro de la multitud, con ser aquellos que reciben aplausos de pie y reconocimiento a nivel internacional. Paralelamente, hay otros que, como crecieron muy cerca de esa experiencia y no les gustó, decidieron hacer todo lo posible para alejarse. Ese “hacer todo lo posible” puede traducirse en ocultar a la familia y dedicarse a algo que nada tenga que ver -en este caso- con las grandes producciones de Hollywood, sino con el césped, un casco y un balón.
John David Washington. ¿Algo en el nombre les resulta familiar? Probablemente sí. No solo es el apellido del primer presidente de los Estados Unidos, sino también de una estrella de Hollywood: del ganador del Oscar por Día de entrenamiento y actor de icónicas películas como Hombre en llamas y Malcom X. ¿Adivinaron? Sí, Denzel Washington. El protagonista de esta historia es, justamente, su hijo mayor, un joven que si bien amaba la actuación, intentó con todas sus fuerzas alejarse de la fama de su padre y establecer una carrera como jugador de fútbol americano.
No obstante, hay cosas a las que no se le puede escapar y las vueltas de la vida hicieron que hoy, a los 39 años, John David tenga en su curriculum un protagónico en una película de Christopher Nolan, una nominación al Globo de Oro y a Christian Bale, Margot Robbie y Adam Driver como compañeros de reparto.
El hijo mayor de Denzel y Pauletta Washington supo desde pequeño que su padre era una estrella y que, si salían a la calle, más de uno se acercaría a saludar o a intentar llevarse una foto. En una entrevista con La Vanguardia, contó que fue en 1992 con el estreno de Malcom X - película en la cual hizo una pequeña aparición con solo siete años - cuando la fama del actor alcanzó un punto cúlmine. A pesar de sus propios deseos de dedicarse a la actuación, decidió despegarse completamente de la “herencia familiar”.
En la búsqueda de su propia identidad, quiso probarse en el fútbol americano y proyectarse como una figura de la NFL porque, si se dedicaba al deporte, no le iba a pesar el qué dirán: “La gente no iba a decir que las cosas eran más fáciles para mí o que me habían dado oportunidades por tener un padre famoso”.
En sus épocas como deportista fue fichado por St. Louis Rams de la NFL, aunque su paso por allí no fue muy exitoso. También jugó para Sacramento Mountain Lions. No obstante, una lesión en el tendón de Aquiles hizo que, a los 29 años, su carrera deportiva terminara y le tocara barajar y dar de nuevo.
“Las conmociones cerebrales, las costillas rotas, las hernias y los meniscos desgarrados fueron consecuencia de mi necesidad de independencia. Yo quería tener mi propio nombre y ese fue el precio que pagué”, sostuvo Washington en diálogo con el medio español. Asimismo, aseguró que gracias a la NFL aprendió a lidiar con los rechazos y las frustraciones, lo cual lo ayudó mucho en el mundo del cine.
Una llamada telefónica y un ingreso triunfal a Hollywood
John David decidió tener una carrera deportiva no solo para ganar independencia y forjar su propia identidad, sino también para quitarse el peso del apellido que, en cierta forma, consideraba que lo perseguía. Incluso reveló que podía percibir cómo la gente a su alrededor cambiaba cuando se enteraban de que era hijo de Denzel. En una entrevista con la revista Mr Porter reconoció que, en ese afán de que lo tomaran en serio y no lo juzgaran, solía mentir y decir que su padre era obrero o estaba preso.
Pero, en esa continua búsqueda interna, en los planes que se frustraron y en medio de su formación actoral, recibió un inesperado llamado que cambió rotundamente su vida. HBO buscaba a un exjugador de fútbol americano para la serie Ballers, protagonizada por Dwayne Johnson, y fue así como entre 2015 y 2019 se puso en la piel de Ricky Jerret. A partir de allí, el teléfono no paró de sonar.
A pesar de que durante 30 años huyó de los reflectores, el destino lo llamaba. ¿Qué le dijo su padre? Que, en lo que sea que hiciera, trabajara duro. “Ni siquiera garantiza que lo lograrás, pero si no lo haces, casi puedes garantizar que no lo lograrás”, fue su consejo.
Hay un dicho que dice “uno nunca sabe quién está mirando”, el cual tiene una gran trascendencia en esta historia. Spike Lee, el mismo que lo dirigió en Malcom X cuando tenía siete años, lo convocó después de los 30 para protagonizar El infiltrado del KKKlan (2018) y ponerse en la piel de Ron Stallworth, un policía negro de Colorado Springs que se infiltraba en el Ku Klux Klan local. Allí compartió elenco con Adam Driver y la película no solo tuvo varias nominaciones al Oscar, sino que, por su actuación, el propio John fue seleccionado para competir en los Globo de Oro y los premios SAG.
Pero, esa buena racha no terminó ahí porque su trabajo captó la atención del mismísimo Christopher Nolan, quien venía de dirigir Interestelar y Dunkerque. Lo convocó para un papel protagónico en Tenet, lo cual iba a significarle el gran salto de su carrera. Sin embargo, en medio de las fechas de estreno llegó la pandemia de Covid-19, y aunque la película tuvo un destacado reconocimiento, no llegó a apreciarse en todo su esplendor dado el contexto mundial.
Washington se formó y empezó a encontrarle el gusto a la actuación y, al mismo tiempo, los productores le abrieron la puerta grande. Enfocado de lleno en su carrera, nada lo detuvo. En 2020 grabó Malcolm y María, una película que protagonizó junto a Zendeya en la que fueron dirigidos por Sam Levinson, creador de Euphoria. La cinta llegó a Netflix en 2021 y rápidamente todos le dieron play.
Del fútbol americano a brillar en Hollywood y compartir la pasión con su padre
La carrera de John David siguió en ascenso. Protagonizó la cinta, Beckett y luego Ámsterdam, donde lo dirigió David O. Russell. Aunque la película tuvo un elenco estelar, Christian Bale, Margot Robbie, Anya Taylor-Joy, Zoe Saldaña y Robert De Niro, los números no fueron muy favorables. Pero, de todas maneras, él se mantuvo en el medio y pasó a ser considerado, en poco tiempo, como uno de los actores más destacados de Hollywood.
Sin quererlo, por las vueltas del destino, o porque simplemente siempre debió ser así, cumplió ese sueño del niño que quería actuar, pero que quería evitar vivir bajo la sombra de su padre. En esta historia, Denzel Washington fue algo así como un “actor de reparto” porque, aunque le dio su apoyo incondicional, evitó meterse de más en su vida. “Me siento muy afortunado de tener un padre que me mostró el camino. La verdad es que yo quise hacer esto desde que lo vi actuar en el Shakespeare en el parque, en Nueva York, cuando yo tenía cinco años. Vi cómo se transformaba ante mis ojos, dejaba de ser mi padre y se convertía en un personaje. Desde entonces soñé con hacer lo mismo”, aseguró John.
Si bien se apoyan mutuamente, reconoció que no habla con el actor sobre su trabajo, sino que, como se considera una persona muy crítica y autoexigente, prefiere debatirlo con su madre, que mucho más objetiva.
Hoy, a los 39 años, John David Washington, y con la destreza física de un exjugador de fútbol americano, ocupa un destacado lugar en Hollywood y espera con ansias que llegue el próximo gran desafío. ¿Compartirán los Washington alguna vez la pantalla? Solo el tiempo lo dirá.