Así influye la dieta en el manejo de las enfermedades crónicas

Mujer comiendo un desayuno saludable
(Getty Images)

La alimentación tiene un papel fundamental en nuestra salud, tanto en la prevención como en la gestión de enfermedades crónicas. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las enfermedades no transmisibles, entre las que se encuentran la diabetes tipo 2, la hipertensión y las enfermedades cardiovasculares, causan más de 17 millones de muertes anuales a nivel mundial. Este tipo de patologías son una combinación de factores genéticos, ambientales y de hábitos. La dieta, por ejemplo, es uno de los principales factores de riesgo modificables.

Isabel Martorell, Doctora en Biomedicina y responsable del equipo de Nutrición y Salud en Nootric, sostiene que una dieta adecuada no solo ayuda a mantener un peso saludable, sino que también influye en el manejo y la prevención de las enfermedades crónicas. "Una alimentación personalizada puede mejorar significativamente la evolución de estas patologías. En condiciones como la diabetes o la hipertensión, el ajuste del patrón de alimentación no solo ayuda a controlar los síntomas, sino que puede reducir la necesidad de medicación y mejorar la calidad de vida del paciente", afirma Martorell.

alimentos inflamacion
(iStock)

Los alimentos clave para prevenir las enfermedades crónicas

Alimentos como las frutas, verduras, cereales integrales y grasas saludables, como las que se encuentran en el aceite de oliva virgen extra, no solo proporcionan los nutrientes esenciales, sino que también ayudan a reducir la inflamación y el estrés oxidativo en el organismo. "Y esto es fundamental", subraya la especialista, porque estas situaciones en las que nuestro organismo trabaja forzado "pueden acabar aumentando el riesgo de sufrir dichas enfermedades o empeorarlas si ya las padecemos".

Es importante desterrar algunos mitos en alimentación como que hay que eliminar ciertos grupos de alimentos

La experta pone, como ejemplo, el caso de la hipertensión, Martorell señala que "la reducción del consumo de sodio y el aumento de la ingesta de potasio a través de alimentos frescos, como frutas y verduras, son estrategias efectivas para controlar la presión arterial y reducir el riesgo de complicaciones cardíacas". De igual manera, una dieta que incorpore alimentos ricos en fibra y antioxidantes puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares al mejorar los niveles de colesterol y controlar la inflamación.

Asimismo, recalca, "es importante desterrar algunos mitos comunes sobre la alimentación, como la idea de que para mejorar la salud es necesario seguir dietas restrictivas o eliminar por completo ciertos grupos de alimentos. En realidad, lo más efectivo es adoptar un enfoque equilibrado, donde todos los alimentos pueden tener un lugar dentro de una dieta saludable y moderada".

La dieta en el manejo de enfermedades crónicas

Para quienes ya conviven con enfermedades crónicas, una alimentación personalizada se convierte en una herramienta clave para mejorar el pronóstico y la calidad de vida. Un buen ejemplo es la diabetes tipo 2, donde los alimentos que tienen un bajo índice glucémico, como las legumbres, los vegetales de hoja verde y los granos enteros, son fundamentales para controlar los niveles de glucosa en sangre.

Sin embargo, la respuesta del organismo a ciertos alimentos no es la misma para todas las personas. Las necesidades nutricionales pueden variar en función de factores como la edad, el nivel de actividad física o la genética. Martorell subraya que "no existe un plan de alimentación único que funcione para todos. De ahí que lo importante sea personalizar la dieta para que sea ajuste a las particularidades de cada persona, no solo de su enfermedad, sino también de sus estilo de vida. De esta manera, la dieta será una aliada, no un enemigo al que aborrezcamos porque aún nos lo pone todo más difícil. Esto también puede ayudar a que los pacientes entiendan cómo lo que comen afecta a su salud para que tomen decisiones mejor informadas y sostenibles a largo plazo. Y, además, facilita la adherencia tanto al tratamiento como a la dieta en sí.

dieta
(Adobe Stock)

La inflamación crónica, un enemigo al que puedes derrotar con la dieta

Como decíamos, la inflamación crónica es otro de los factores determinantes en el desarrollo de enfermedades crónicas. Y aquí entran en juego losalimentos ultraprocesados, aquellos que son ricos en azúcares y grasas trans, y que constituyen uno de los mayores culpables. "Los alimentos ultraprocesados, como las salsas industriales, los embutidos y los productos de pastelería industrial, no solo son bajos en nutrientes, sino que también son responsables de aumentar los niveles de colesterol LDL (el "malo") y contribuir a la inflamación. También empeoran la resistencia a la insulina. Por todo ello, consumo regular de estos productos está relacionado con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas a largo plazo", advierte Martorell. El riesgo no se detiene ahí. Estos alimentos también están relacionados con una mayor incidencia de obesidad, un factor de riesgo importante para enfermedades como la diabetes tipo 2. De ahí la importancia de promover una alimentación basada en productos frescos y naturales, que no solo aporten los nutrientes necesarios, sino que también ayuden a mantener un peso adecuado.

Por esta razón, una de las recomendaciones clave para quienes padecen o desean prevenir enfermedades crónicas es reducir al máximo el consumo de estos alimentos y optar por opciones más saludables, como los alimentos frescos, ricos en antioxidantes. Estos nutrientes, presentes en alimentos como los arándanos, las espinacas o el aceite de oliva virgen extra, ayudan a combatir la inflamación y a mejorar la salud general del organismo.

Los alimentos ultraprocesados no solo son bajos en nutrientes, sino que también contribuyen a la inflamación

Cómo adaptar la dieta en función de la evolución de la enfermedad

Un aspecto esencial a tener en cuenta es que la alimentación debe ajustarse a medida que avanza una enfermedad crónica. Las necesidades nutricionales cambian con el tiempo, y lo que puede haber sido adecuado en una etapa de la enfermedad puede no serlo más adelante. "La alimentación no es estática; debe adaptarse conforme evoluciona la vida o la enfermedad", explica Martorell. Por ejemplo, un paciente con diabetes puede necesitar modificar su ingesta de carbohidratos a medida que cambian sus niveles de glucosa.

Es aquí donde el papel del nutricionista es esencial, ya que la personalización continua de la dieta garantiza que el plan alimentario siempre esté alineado con las necesidades del paciente. Como apunta la experta de Nootric, "hay que buscar planes flexibles que se ajusten continuamente según la evolución de la salud del usuario". De hecho, los nutricionistas de su plataforma supervisan los progresos y adaptan los menús de acuerdo a las necesidades específicas de cada etapa, asegurando un enfoque completamente personalizado. "Esto permite a las personas convivir mejor con su condición y, en muchos casos, mejorar su calidad de vida a largo plazo", concluye la Isabel Martorell.