Isabel, la novia del vestido sencillo con capa de tres metros desmontable que se casó en Sevilla
Isabel se vistió de novia con un diseño deTeresa Baena para pronunciar el 'sí quiero' a Rodrigo el pasado 8 de junio de 2024 en la Iglesia de San Lorenzo, en Sevilla. "Fue tan natural y fácil, ¡como si nos conociéramos de toda la vida!", nos cuenta la protagonista de hoy sobre cómo empezó su bonita relación años atrás. Gracias a una quedada de amigos en común en plena época de Navidad se conocieron, y tiempo después se prometieron durante la Feria de Abril mientras desayunaban en casa. Lo demás es historia.
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"Lo tuve muy claro desde el principio. Quería exactamente lo que creó el equipo de Teresa Baena. Un diseño atemporal, sencillo, romántico y versátil", cuenta la novia sobre las ideas iniciales que tenía en mente para lucir en el gran día y que finalmente tuvo la gran suerte de darle forma real gracias a los expertos en la aguja y el hilo que la comprendieron desde el principio.
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Le preguntamos qué fue lo más importante a la hora de elegir su vestido, a lo que nos responde: "que te favorezca y que te haga sentir tú misma"; una base esencial para crear desde cero el look que llevarás hasta el altar. "Creo que es esencial que refleje tu personalidad, te sientas cómoda y segura con él. Además, considero que debe acompañarte en cada momento, permitiéndote disfrutar al máximo sin preocupaciones y sin sentirte incómoda", razona.
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Entre todas las opciones que tenía, esta sevillana se decantó por la firma nupcial Teresa Baena porque sabía que podía capturar exactamente lo que quería. "Tiene un estilo que mezcla lo clásico con lo contemporáneo de una manera muy natural, incorporando líneas románticas y con un trabajo artesanal intachable. Nada más llegar, mi madre y yo tuvimos un flechazo. No sabría cómo agradecerles el tiempo y el cariño que nos han dedicado. Además, trabajar con el equipo fue muy fácil. Teresa y Rocío entendieron perfectamente mi visión y supieron cómo plasmarla en un diseño que superó mis expectativas", explica.
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Según nos explica, su vestido de novia es minimalista pero romántico, "tenía un escote cuadrado, texturas en el cuerpo que fuimos añadiendo poco a poco, mangas largas acampanadas y un chaleco-capa con cola de tres metros en gasa de seda doble. Ellas tuvieron esta idea en lugar de una simple capa, ¡y me pareció increíble! De esta manera daba la impresión de que las mangas fueran desmontables, y se ajustaba perfectamente por detrás, sin moverse en absoluto. Una auténtica obra de arte que resultó ser comodísimo".
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"El proceso fue un sueño", nos confiesa sobre cómo vivió uno de los momentos más emocionantes, divertidos y especiales previos a la boda. "Me hicieron sentir muy involucrada, disfrutamos muchísimo y cada prueba fue un paso más hacia el vestido que había imaginado. Me da mucha pena que todo fuera tan rápido porque me hicieron sentir tan a gusto que volvería todos los meses".
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Un look desmontable
A diferencia de otras novias que lucen varios diseños blancos, tanto en la ceremonia como en la fiesta, ella no quiso cambiarse dejando a un lado su look de ensueño que habían creado con tanto cariño, pero sí que hubo una pequeña variación de estilo a lo largo del día. "Opté por un solo look, pero con una capa desmontable que me permitió transformar el vestido a lo largo de la celebración", cuenta.
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Nos asegura que para ella no era necesariamente imprescindible seguir las tendencias punteras. "Creo que lo más importante es que te sientas tú misma y cómoda con lo que llevas. Las tendencias pueden ser una referencia, te pueden inspirar, pero al final, debes elegir algo que te represente y con lo que te sientas bien, independientemente de lo que esté de moda en ese momento". Y en cuanto a tradiciones nos relata, "considero que tienen mucho valor y añaden un significado especial, pero también es importante adaptarlas a ti".
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Respecto a joyas, llevó el anillo de pedida que le regaló Rodrigo y unos pendientes familiares, "me los adapté a mi estilo, modificándolos y alargándolos", relata sobre esta idea para dar nueva vida a piezas que ya no son tan actuales. Nos confiesa que quería llevar el vestido de novia de su madre, pero le fue imposible, por lo que "opté por sorprenderla con flores en el pelo, como llevó ella,así que hice yo misma el tocado, ¡le emocionó mucho!".
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Zapatos con historia
Horas antes de pasar por el altar, mientras Isabel se preparaba para el momento más esperado, lució un conjunto de camisón y bata de Serên Collection que le regalaron sus amigas y las codiciadas bailarinas bicolor, camel con la puntera en negro, de Chanel que le regaló su madre. Y para acompañar a su vestido de novia, estrenó unos zapatos de tacón con escote abierto, eran vintage y estaban firmados por Valentino, "fueron tan cómodos que no me los quité en toda la noche".
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Marieta Nogueras se encargó de tanto del maquillaje y como del peinado. "Es una gran profesional que consiguió sacarme mucha luz. Optamos por un sencillo moño de bailarina. Ella se reía en la prueba porque tenía el pelo muy largo y mucha cantidad, ¡por lo que el moño me quedaba muy grande! Yo le pedía que me lo cortase por donde quisiera, que el pelo crece y me fiaba a ciegas de ella..." recuerda riéndose. Y sigue diciéndonos, "trabaja tan bien que ni siquiera tuve que retocarme el maquillaje. Después de bailar sin parar, cuando terminó la fiesta, también seguía con el moño impoluto. ¡La escogería mil veces más".
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Su ramo de novia fue diseñado por Mermoca y, según cuenta, fue una verdadera sorpresa. "Aunque le había indicado más o menos el estilo que me gustaba, confié totalmente en Mercedes, y el resultado fue perfecto. Me hizo varias réplicas que entregué a mis amigas pudiendo compartir un pedacito de ese día tan especial. El ramo estaba adornado con varios detalles significativos: debajo, llevaba una cinta de la Virgen del Pilar de mi amiga Teresita; una cinta de flores de Antiksuk que me regaló mi amiga Macarena, junto con una medalla de Santa Isabel; y, encima, una cinta pequeña azul con una medalla de la Virgen de Lourdes, de mi madre".
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El encuentro navideño que los unió
Isabel y Rodrigo tenían muchos amigos en común en Sevilla, pero el destino no quiso que sus caminos se entrelazaran hasta poco después de la pandemia sanitaria. "Fue a través de dos íntimos amigos nuestros que vivían fuera y que, durante esas Navidades, quisieron hacer planes conjuntos con nuestras pandillas. Y, muy poco después empezamos a salir. Fue tan natural y fácil, ¡como si nos conociéramos de toda la vida! Es curioso, porque aunque no nos conocíamos antes, yo conocía a su hermano Pedro, y Rodrigo conocía a mi hermano Juanma".
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La promesa del compromiso, el momento en el que él apareció con el anillo, tuvo lugar cuando a los dos años y poco más de noviazgo. "En una mañana de abril, mientras nos tomábamos un café antes de ir a la feria, Rodrigo me hizo la gran pregunta. Recuerdo que me emocioné tanto que no podía ni hablar, solo le abrazaba, y después de un largo rato, él me preguntó si había dicho que sí", rememora riéndose emocionada.
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Desde que empezaron a salir, tenían muy claro que querían casarse y compartir su vida juntos, y la fecha señalada para dar el paso fue el 8 de junio de 2024. "Nos casó D. Miguel Vázquez Lombo en la Iglesia de San Lorenzo, en Sevilla. Fue una ceremonia muy emotiva, realzada por las voces del coro Entreángeles que son maravillosas. La celebración tuvo lugar en la Hacienda San Juan del Hornillo. Cuando empezamos a organizar la boda no sabíamos por dónde empezar y comenzamos visitándola. Vamos a muchas bodas, pero no la conocíamos. Y, nada más llegar supimos que iba a ser ahí, no queríamos ver ni buscar ningún otro sitio y no nos equivocamos".
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En este caso, la pareja decidió no contratar una wedding planner y llevarlo todo ellos mismo. "La organización fue intensa, pero disfrutamos mucho del proceso. Nos involucramos personalmente en muchos detalles, desde la elección de la música hasta la decoración.
Y la música fue crucial, sobre todo en el momento del baile. "Ambos somos muy cinéfilos y queríamos bailar el vals que Anthony Hopkins compuso para su mujer, And the Waltz Goes On. Pero también quería sorprender a mi padre con nuestra canción, así que edité y uní un fragmento de ese vals con Chiquitita de ABBA. Fue un momento mágico y muy emotivo. Justo después, comenzó a tocar Picoco's Band, y no pudo ser más divertido; terminamos la noche con Isi, DJ de Smartsound".
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Querían que la boda les reflejara de alguna manera, por eso cada detalle marcó la diferencia, destaca por ejemplo la decoración floral y de las mesas, obra de Mermoca, "fue totalmente un sueño, con muchos jarroncitos, flores variadas y velas". Además, nos explica que Rodrigo adora cocinar y lo hace de maravilla, un aspecto que quisieron remarcar. "Desde que nos conocimos, tenemos una cita todos los miércoles para preparar la cena y escuchar música en la cocina, por lo que decidimos poner esa misma lista de reproducción durante la cena. Para la minuta, diseñé una que, en la parte delantera, decía Let’s dance in the kitchen y, por detrás, incluía el menú acompañado de una ilustración".
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"Seguimos esa misma temática para crear el seating plan, eligiendo motivos de golf, Fórmula 1, tenis y esquí, deportes que nos gusta ver o practicar juntos. Durante los meses de preparativos, mientras Rodrigo cocinaba, se nos ocurrían motivos para ir haciendo collages con comida e imágenes, alternándolos con la temática de la minuta. Además, como últimos detalles personalizados, decoramos los jabones y colonias que pusimos en los baños con unas pegatinas que ilustramos con flores y un catavino".
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Una anécdota para el recuerdo
"Estábamos en una nube por la boda, además de nerviosos porque, para colmo, esa semana venía una tormenta y no teníamos plan B. Y, cuando nos relajamos al salir de la Iglesia en el coche camino a la Hacienda nos dimos cuenta de que ninguno de los dos le había dicho a nadie la ubicación desde dónde salían los autobuses. Menos mal que nuestros amigos son muy resolutivos y no tuvieron ningún problema en encontrarlos rápidamente".
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Y esto fue lo más significativo que recuerdan de su boda que marcó un antes y un después en su historia de amor. "Lo más especial fue la emoción de saber que empezábamos la mejor etapa de nuestras vidas y poder compartirlo con nuestras familias y amigos. Ver a todos disfrutando y siendo parte de esa celebración fue lo que más feliz nos pudo hacer".
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Isabel quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.