Jackie Kennedy y el trauma del que nadie habla
Cuando recordamos el asesinato del presidente John F. Kennedy todos tenemos en la mente su desfile en coche y como los tiros acabaron con su vida. También recordamos a su esposa, Jackie Kennedy, con su trágicamente icónico vestido rosa manchado de sangre.
Es evidente que lo que pasó aquel día marcó todo un país y el peor parado fue el presidente, que perdió la vida de una forma terrible aquel 22 de noviembre de 1963 en Dallas, Texas. Sin embargo cada vez que se trata el asunto echo de menos la visión de Jackie.
Jackie Kennedy se convirtió en la viuda de Estados Unidos tras ver como asesinaban a su marido a pocos centímetros de su rostro. Ella fue la que, tras un primer disparo que impactó contra la acera, vivió el peor recuerdo de su vida.
El segundo disparo le impactó al trigésimo quinto presidente de la nación en la espalda y le salió por la garganta. Kennedy se llevó las manos al cuello y dejó de saludar a la multitud, Jackie tiró de él recostándolo más abajo del asiento trasero del coche y uniendo la cabeza a la suya.
El tercer tiro fue definitivo, impacto en la cabeza de John, en su hueso parietal derecho, y en ese instante es cuando Jackie, en shock absoluto, suelta a su esposo y se dirige a horcajadas a la parte trasera del vehículo.
Más tarde la propia Jackie declararía que “Fui abrazada a él el resto del camino sujetándole la cabeza para que no se le saliera el cerebro”. Ponerse en su piel es realmente imposible, si no se vive algo así, el sentimiento de angustia, dolor, pérdida, terror debe ser inalcanzable por muy empáticos que seamos.
John falleció en el hospital a pesar de que intentaron devolverle las constantes vitales, tenía ya medio cerebro fuera del cráneo y no existía actividad neuronal alguna según explicó Kemper Clark, el neurocirujano que lo comprobó personalmente.
(TW vídeo del asesinato de JFK)
Aquí acaba siempre la historia oficial pero ahora un hombre clave en todo esto, Clint Hill, ha querido ir más allá y contarle al mundo el enorme peso que siguió soportando Jackie Kennedy en vida. Clint tiene hoy 90 años y era uno de los guardaespaldas y miembro del Servicio Secreto del Presidente, testigo primordial de grandes momentos de su vida y, precisamente sobre ellos, habla en su nuevo libro ‘My Travels With Mr.s Kennedy” donde se centra en la figura de la esposa del mandatario.
En sus páginas, Clint desvela a una mujer muy fuerte con carácter marcado y empoderado, mientras que a ojos del mundo Jackie siempre había sido una frágil florecita al lado de su marido poderoso.
En referencia al trágico asesinato de John, Clint relata su vivencia de aquellos segundos dramáticos: "Corría lo más rápido que podía, mi brazo estaba alcanzando los asideros del maletero, pero era como si mis piernas estuvieran dentro de arenas movedizas. Recuerdo a la Sra. Kennedy saltando del asiento trasero, sus ojos aterrorizados mirándome pero sin verme, como si yo no estuviera allí”.
Además de comprar él mismo el ataúd para John y de organizar el traslado de su féretro, también llevó a Jackie y a los niños a Palm Beach, Florida, un mes después de la muerte del Presidente.
Allí tuvo lugar un episodio que podría haber acabado en tragedia, Clint Hill intentó quitarse la vida. Fue el 29 de diciembre de 1963, casi en Año Nuevo y estando a cargo de una viuda destrozada con unos hijos que acababan de quedarse huérfanos de padre.
El panorama era desolador para Jackie y, según el testimonio de Hill, él sentía tanta vergüenza y tristeza que se tiró al mar con esperanza de que el gran azul le engullera para siempre. En las palabras del autor: "La culpa y la angustia me consumieron. Todo en lo que podía pensar era en Dallas”.
Fue un oficial de policía de Palm Beach el que le arrastró hasta la orilla salvándole la vida pero no logró superar aquello y años después fue a terapia y se retiró del Servicio Secreto luchando contra un grave trastorno de estrés postraumático.
Jackie también sufrió ese trauma y es que lo que ella vivió no se lo deseo a nadie. Sin embargo su valentía y su fuerza hicieron que, tanto en el funeral de John como durante su luto se mostrara al mundo lo más fortalecida posible y, sobre todo, volcada en sus hijos.
Pasaron los años y Jackie Kennedy pasó de ser amada por todo Estados Unidos a ser, en pocas palabras, una especie de traidora por haberse vuelto a enamorar. Como si ella tuviera que ser la eterna viuda, la opinión pública no le perdonó su boda con el naviero Aristóteles Onassis en 1968, cinco años después del asesinato de John F. Kennedy.
Él tenía fama de mafioso, no era elegante ni atractivo como Kennedy, no era ese ‘niño bien’ y, por encima de todo, él tenía una pareja oficial que era famosa y archiconocida, María Callas. Era una relación condenada al fracaso y, con el paso del tiempo, así fue.
Sin embargo y a pesar del desamor y el dolor sufrido en su vida, Jackie logró encontrar al que, según ella, sería el hombre de sus sueños 15 años antes de su prematura muerte. Se trata del comerciante de diamantes Maurice Tempelsman con quien vivió una bonita historia de amor hasta que el cáncer le robó la vida a la eterna Primera Dama.
Aristóteles y ella nunca llegaron a casarse y sin embargo fueron felices hasta el 19 de mayo de 1994 cuando, a sus 64 años, la vida se le terminó a Jackie Kennedy quien dejó su enorme fortuna al belga y, por supuesto, a sus hijos, fruto de su matrimonio con Kennedy.
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¿De qué murió Jackie Kennedy?
Jackie Kennedy murió de cáncer el 19 de mayo de 1994. Tenía un linfoma no-Hodgkin que acabó con su vida a los 64 años en Nueva York.