El juego del calamar: qué preguntas abre la nueva temporada y cuáles son los nuevos aliados y rivales

El encanto de El juego del calamar radica en la desesperación y la empatía que despierta la eterna pregunta de cuáles serían los límites éticos y humanos que podríamos romper
El encanto de El juego del calamar radica en la desesperación y la empatía que despierta la eterna pregunta de cuáles serían los límites éticos y humanos que podríamos romper

Cuando la pesadilla del Covid comenzaba a menguar en sus números, Netflix estrenó una serie que capitalizó de forma inmejorable el clima de encierro y la claustrofobia de esas cuarentenas eternas. Se trató El juego del calamar, una propuesta que rápidamente se consolidó como un éxito mayúsculo, que mostraba un tétrico juego en el que todo era a matar o morir. Una cínica visión del mundo y del lado más miserable de las personas eran las características de esta ficción que pronto escaló hasta ser el producto más visto de Netflix a nivel mundial, superando a tanques como Stranger Things o Bridgerton. Y si bien la serie se había planteado como una única temporada, su popularidad dio pie a una continuación, que finalmente llegó a la pantalla. ¿Pero cómo es su comienzo, y lo más importante, está a la altura de su temporada previa?

La obsesión de Gi-Hun

Pasaron varios años desde que Gi-Hun (Lee Jung- jae) ganó los peligrosos juegos desarrollados en aquella isla misteriosa. Dueño de una fortuna incalculable, el protagonista de la historia está muy lejos de descansar y dedicarse a la buena vida. Porque luego de ser testigo de la muerte de centenas de personas, en el marco de esos grotescos juegos infantiles, él solo piensa en desbaratar esa organización, y el primer paso para concretar ese plan es encontrar al misterioso Reclutador (Gong Yoo), la figura que recorre el subte e invita a distintos transeúntes, a unirse al violento juego a través de una partida de Ddakji.

Obsesionado con su tarea, Gi-Hun contrata a un numeroso grupo de hombres para que encuentren al Reclutador. El tiempo pasa, el protagonista no cesa en su búsqueda, ni siquiera aún cuando todos comienzan a considerarlo un excéntrico decidido a malgastar todo su dinero, en busca de un fantasma. Hasta que de golpe se escucha el característico sonido del juego que tanto le gusta al Reclutador, y ahí mismo es que dos de los hombres de Gi-Hun se cruzan con el sádico personaje.

Gi-Hun y el Reclutador terminan cara a cara y el protagonista acepta jugar a la ruleta rusa con su perturbado rival . La conclusión de ese juego suicida le permite al héroe del relato encontrar una pista sólida sobre cómo volver a esa isla que fue fuente de pesadillas. Claro que esta vez, no irá desprevenido. Gi-Hun se somete a una sangrienta intervención quirúrgica para implantarse un chip de ubicación, que le permitirá a un pequeño pelotón de hombres armados, rastrearlo hasta donde transcurren los peligrosos juegos. Pero lo que Hun no sabe, es que el líder del lugar, siempre estará un paso por delante suyo.

Del otro lado del mostrador

No Eul, una de las nuevas caras en El juego del calamar
No Eul, una de las nuevas caras en El juego del calamar - Créditos: @Captura

Una de las líneas argumentales más interesantes de esta segunda temporada es la que presenta a No Eul (Gyu- Young Park). Ella es una exiliada de Corea del norte, que perdió a su marido y a su pequeña hija. Atrapada en una profunda depresión, su trabajo la lleva a conocer a una niña que sufre un cuadro de salud muy delicado, por el que morirá si no recibe un costoso tratamiento. Decidida a cambiar el destino de la pequeña, No Eul decide ayudarla y meterse en el juego, aunque no en el rol que el espectador podría anticipar. El puesto que acepta No Eul es el de matar a los jugadores que no cumplan las consignas. Su primera misión es ser una francotiradora en el infame Luz roja, luz verde. Solamente allí, No Eul demuestra un sadismo inusitado al momento de disparar sin ningún tipo de culpa contra los participantes que se mueven durante la luz roja. Es innegable que la causa de esta mujer es muy noble, pero su morbosidad la ubica sin lugar a dudas junto a los villanos de esta historia.

Nuevo jugadores

En este regreso a los sanguinarios juegos, Gi-Hun se encuentra con nuevos aliados y rivales que le otorgarán una cuota de impredecibilidad a cada una de las consignas. Entre algunos de los jugadores que debutan en esta segunda temporada, pronto se destaca Thanos (Choi Seung-hyung, también conocido artísticamente como T.O.P.), un rapero cuyo errático comportamiento lleva a otros participantes a una muerte segura. También se encuentra una gurú de las criptomonedas, que termina allí debido a sus deudas, al igual que una anciana que participa junto a su hijo. Por último, Hyun-ju (Park Sung-hoon) es una mujer transgénero que gana mucho peso propio y que tendrá un rol clave en el devenir de la trama.

Si bien Gi-Hun intenta una y otra vez salvar a sus compañeros, dicha misión resulta imposible. Una vez más, las muertes absurdas comienzan a rodearlo, a pesar de querer persuadir al resto de los competidores de no someterse a la brutalidad de las propuestas, más allá del tentador premio en metálico. Pero desde luego que boicotear los juegos no es tarea fácil, y cuando él crea que está a punto de lograrlo, siempre aparecerá una misteriosa figura. Se trata del Líder (Lee Byung Hun), la mente maestra detrás de toda la situación.

Un villano (casi) invisible

Lee Byung-hun es el Líder
Lee Byung-hun es el Líder

Como se reveló en el final de la primera temporada, los juegos están dirigidos por un misterioso hombre que es hermano del oficial Jun-Ho (Wi Ha-joon), quien a su vez también colabora con Gi-Hun para disolver a dicha organización. Lejos de ocupar un rol pasivo, esta vez el Líder se involucra en las consignas y, cuando la situación lo amerita, él mismo se ocupa de inclinar la balanza a su favor. Su ventaja es que ninguno de los participantes conoce su rostro y de esa forma él busca ganarse la confianza de otros jugadores para manipularlos y llevar a cabo su sanguinario plan. De ese modo, Gi-Hun desconoce que tiene a su principal enemigo bajo sus propias narices, sin saber verdaderamente de quién se trata.

El verdadero reto

Con la segunda temporada ya disponible (y la tercera lista para llegar en el transcurso de este 2025), se hace evidente que El juego del calamar mantiene un piso de calidad notable. En estos casos, en los que una serie debe prolongarse más allá de sus planes iniciales, el desafío siempre es encontrar la forma de mantenerse fiel a la propuesta de base , pero enriqueciendo la trama sin repetir la fórmula. Y los episodios estreno logran ese objetivo, a través de nuevos protagonistas que muestran aquello que no se vio en la primera temporada. En este sentido, No Eul cumple un rol decisivo en la expansión de este universo, y ella sirve como eje para mostrar qué clase de personas se esconden detrás de esas máscaras con formas geométricas.

El juego del calamar
El juego del calamar

Por último, Lee Jung-jae como el sufrido Gi-hun logra una vez más una actuación superlativa, en la piel de un hombre común y corriente, que debe demostrar estar a la altura de las circunstancias. Gi-hun es un tipo de protagonista casi hitchcockiano, que de golpe se encuentra envuelto en una trama extraordinaria de la que debe salir a salvo. Y justamente ahí es donde reside el encanto de esta serie, en la desesperación y la empatía que despierta la eterna pregunta, sobre cuáles serían los límites éticos y humanos que podríamos romper si del otro lado nos esperara una grosera suma de dinero. Gi-Hun sabe de qué lado de la cuerda está parado, pero puede que muchos de los millones de televidentes que siguen esta serie, no lo tengan tan claro.

El juego del calamar está disponible en Netflix