Kate Moss reconoce que se sintió "vulnerable y asustada" en la campaña que protagonizó con Mark Wahlberg
En 1992, Kate Moss y Mark Wahlberg protagonizaron una osada y muy recordada campaña de moda para Calvin Klein. En el anuncio, se veía a la modelo en topples, sentada en las piernas del entonces cantante -que se hacía llamar Marky Mark- mientras que él, sin remera, tenía sus manos sobre las nalgas de ella y su cabeza apoyada por encima de sus pechos.
Recientemente, Moss se refirió a esta icónica toma, revelando durante una entrevista con el programa Desert Island Discs de la Radio 4 de la BBC que se sintió “vulnerable y asustada” en el set y que sus recuerdos de la sesión de fotos “no son muy buenos” .
“Era muy macho, y todo giraba en torno a él”, dijo la modelo sobre su compañero de trabajo. “Tenía un gran séquito de gente a su alrededor y yo sólo era una especie de modelo”. Moss, que tenía 17 años cuando se realizaron las fotografías, admite que se sintió cosificada.
“Creo que jugaron con mi vulnerabilidad”, dijo reflexionando sobre lo que vivió. “Yo era bastante joven e inocente, así que a Calvin le encantaba eso”. El nerviosismo por lo que iba a hacer comenzó un poco antes de la sesión de fotos. Según contó la modelo, luchó con “ansiedad severa” antes del gran día y tuvieron que recetarle Valium para que se preparara. “No me sentía nada bien antes del rodaje. Durante una o dos semanas, no pude salir de la cama”, declaró.
Esta no es la primera vez que la estrella británica habla sobre esta incómoda experiencia. Durante una entrevista con Vanity Fair, en el 2012, también admitió que no fue tan divertido para ella ser parte de la campaña. “Tuve un ataque de nervios cuando tenía 17 o 18 años, cuando tuve que ir a trabajar con Marky Mark y Herb Ritts”, dijo por ese entonces. “No me sentía como yo en absoluto. No me gustó. No pude salir de la cama durante dos semanas. Pensé que iba a morir”, asumió.
La modelo fue descubierta por un agente de talento cuando tenía tan solo 14 años y fue contratada por la agencia de modelaje Storm en 1988. Ahora, con 48 años, reconoce que iba a sesiones de casting en Londres sola, armada apenas con un mapa de bolsillo de las calles de la ciudad, sin dimensionar lo que eso significaba.
Gracias a su belleza y su pasión por el trabajo, Moss se convirtió en una de las caras más famosas del mundo de modelaje. Hoy en día es agente de modelos y tiene a su hija, Lila Moss, dentro de su catálogo. Basándose en su propia experiencia, la artista le da a su heredera consejos sobre la industria de la moda. “Le he dicho que no tiene que hacer nada que no quiera hacer”, aseguró.
“No dejaría que mi hija lo hiciera ahora. La miro y pensar que yo estaba haciendo topless a su edad… ¡Es una locura!”, reveló en 2020 a la NBC. Unos años antes había dicho a la revista Vanity Fair: “Ahora veo a una chica de 16 años, y pedirle que se quite la ropa sería muy raro. Pero me dijeron: ‘Si no lo haces, no te volveremos a fichar’. Así que me encerré en el baño a llorar y luego salí y lo hice”.
“Si no desea hacer esta sesión de fotografía, si no se siente cómoda, si no quiere ser una modelo, que no lo haga”, dijo en referencia a los consejos que le da a su hija. También explicó que estos cuidados se extienden a todas sus modelos y que personalmente se asegura de que un agente siempre esté con ellas durante una sesión de fotografía para que haya alguien allí que pueda decir “no creo que eso sea apropiado”.
La recuperación de Moss
Después de años de excesos, Kate Moss logró recuperarse y dejar a un lado los excesos y las borracheras que en ocasiones han destacado más que su carrera profesional. En su época de supermodelo, ha frecuentado compañías que la incitaban a llevar un estilo de vida poco saludable y despreocupado, lo que le hizo merecedora de apodos como “Cocaine Kate”.
Así la bautizó el diario Daily Mirror en 2005 cuando publicó unas imágenes, tomadas por uno de sus reporteros con cámara oculta, en las que Moss, entonces con 31 años, aparecía esnifando cocaína. Su reputación decayó y perdió algunos contratos, como por ejemplo con Chanel y Burberry.
Hoy, la modelo ya lleva varios años sobria y logró recuperar el control de su vida. “Antes solo existía una cosa para mí: fiesta, fiesta y más fiesta. Con mucho alcohol y otras locuras. Ahora me relajo en el campo con mi hija. Cocino asado inglés y hago mermelada”, decía hace un tiempo. En 2018 explicó durante una entrevista en la cadena estadounidense NBC que intentaba cuidarse más: “Duermo más, bebo mucha agua, no demasiado café, y estoy tratando de reducir el consumo de cigarrillos”.