Katherine Heigl encara la mala fama que todavía la persigue 15 años después
Hace 13 años que Katherine Heigl se despidió de Anatomía según Grey, y aunque haya protagonizado diferentes películas y sea la estrella de una exitosa serie de Netflix (El baile de las luciérnagas), todavía seguimos asociando su carrera con el drama médico. No solo porque Izzie Stevens haya sido un personaje arrollador que dejó huella entre los fans de la ficción sino, también, por el escándalo que vino a continuación. Un escándalo que hundió la carrera de la actriz de la noche a la mañana, en el preciso momento en que se estaba sentando en el trono de las reinas de las comedias románticas. Katherine Heigl pasó de ser la nueva novia de América a ser conocida por “ingrata” y “difícil”. Y todavía, tanto tiempo después, continúa extirpando la espina que quedó clavada sobre su imagen pública desde 2008.
“Fui tan ingenua”, dijo Katherine Heigl durante una charla orquestada por la revista Variety con Ellen Pompeo, la estrella protagonista que se despidió de Anatomía según Grey tras pasar los últimos 18 años liderando la orquesta (aunque piensa volver como invitada de vez en cuando). “Me subí a mi tribuna, tenía algunas cosas que decir y me sentía realmente apasionada. Me sentía muy fuerte. Lo sentía con tanta fuerza que también saqué un megáfono”, explicaba para recordar cómo al exponer su opinión y sensaciones siendo mujer en la industria hace 15 años, terminó creando un nubarrón que la persiguió durante mucho tiempo.
Todo empezó en 2008 cuando dijo que Ligeramente embarazada le parecía “un poquito sexista”. La película había sido un éxito global un año antes y ella misma la protagonizaba junto a Seth Rogen, interpretando a una mujer ambiciosa que se quedaba embarazada tras una noche con un extraño. “Pinta a las mujeres como musarañas, sin humor y tensas, y pinta a los hombres como tipos adorables, tontos y amantes de la diversión”, añadía a Vanity Fair. Y si bien tenía razón, dado que la película utilizaba la responsabilidad femenina como símbolo de mujer aburrida, y la inmadurez del hombre como jolgorio cómico, sus comentarios le colgaron la etiqueta de “desagradecida”. Al tratarse de su primer éxito cinematográfico, ¿cómo se atrevía a criticarla?
Poco después llegó otra ola que terminaría por destruir lo que había construido como nueva estrella femenina en Hollywood. Katherine Heigl había ganado el Emmy en 2007 por su trabajo en Anatomía según Grey y rechazó postularse al año siguiente. A raíz de las dudas que generaba la noticia, explicó en un comunicado (vía The New York Times) que había tomado la decisión porque no le parecía que había recibido material en la historia que le garantizara una nominación. Pero entonces surgieron nuevas etiquetas que la tacharon de “diva” y “difícil” mientras Shonda Rhimes, la creadora de la serie, añadía más leña al fuego diciéndole a Oprah Winfrey que le había molestado pero que no le sorprendía. Como si hubiera reafirmado la actitud de diva. “Cuando la gente te muestra quiénes son, créeles”, dijo. Y así llegó su adiós a Anatomía según Grey, tras 120 capítulos y con la letra escarlata colgada del cuello.
A continuación, Katherine Heigl se calló. Pasó tiempo sin decir lo que pensaba porque temía que las etiquetas de “diva” o “difícil” se impusieran en sus nuevos trabajos. Hizo terapia porque se sentía como “una m*erda en la suela de un zapato” hasta que un día dijo basta. Hizo terapia y buscó respuestas en la idea de las manifestaciones que propone el libro El secreto, y en diferentes intereses que van desde el misticismo a los cristales y la brujería. Y así, recapacitó y se dio cuenta que podría haber dicho cosas que no gustaron, pero no por eso tenía que adaptarse a vivir bajo las sombras de etiquetas por simplemente haber dicho lo que pensaba, como dijo a The Washington Post en 2021. “No voy a dejar de defenderme. No voy a parar por mi derecho de ser escuchada, de que me traten con respeto y profesionalidad. Mi derecho de marcar límites. Soy una mujer fuerte y no me voy a disculpar por eso”, sentenció emocionada en The Meredith Vieira Show.
En esa misma entrevista reconocía que, con la juventud de aquellos años, no era consciente de la rapidez en que sus opiniones podían esparcirse siendo mal interpretadas. Que al alejarse de Hollywood (vive en Utah con sus tres hijos y su marido, el cantante Josh Kelley), se dio cuenta que hay formas más elegantes de expresarse. Y eso mismo repite ahora hablando con Ellen Pompeo en un reencuentro esperado por los fans, donde el tema sigue saliendo a la luz.
“No había ninguna parte de mí que imaginara una mala reacción”, le contaba a Pompeo. “No era mi intención hacerlo, pero tenía algunas cosas que decir y no pensé que fuera a tener una reacción tan fuerte”. Katherine añade que todo ocurrió cuando estaba a finales de sus 20 años y que le llevó hasta casi los 40 procesar esa espina que se había quedado clavada en su carrera y en la percepción que el mundo tenía de ella. "Me llevó un tiempo dejar de ser la víctima por culpa de las reacciones", añadía.
"Me llevó probablemente hasta mediados o finales de mis 30 volver a desconectar de todo ese ruido y decir: "Pero ¿quién eres? ¿Eres esta mala persona? ¿Eres desagradecida? ¿Eres poco profesional? ¿Eres difícil? ¡Porque estaba confundida! Pensé que tal vez lo era. Literalmente creí esa versión, y sentí tanta vergüenza durante tanto tiempo, que luego tuve que decir: “Espera. ¿A quién estoy escuchando? Ni siquiera me estoy escuchando a mí misma. Yo sé quién soy."
Ellen Pompeo asegura que su excompañera fue una adelantada a su tiempo, que simplemente expresó lo que pensaba como ahora lo hace todo el mundo en Twitter. “Escucha, a nadie le gusta una mujer súper segura de sí misma”, la defendía validando la eliminación de las etiquetas que persiguieron a su compañera. “Y es por eso que están quitando los derechos reproductivos y los derechos de voto en todo este país, porque no quieren que las mujeres encuentren su poder. No quieren que las mujeres tengan voz. No quieren que las mujeres tengan el control porque saben que podemos hacerlo mejor que ellos”.
Katherine Heigl agradece la libertad que sintió al llegar a los 40 porque “ya no tenía que ser joven, dulce, ingenua o complacer a la gente”. A lo que Ellen Pompeo le remató que dudaba de que alguna vez haya sido una joven “dulce”, y que ese era el problema del escandalo que la persiguió durante tanto tiempo. Porque, al expresar su opinión, no era vista como una joven “dulce". "Eso pueden manejarlo”.
Y así, desde la despedida profesional que vivieron en 2010, Ellen Pompeo ayuda a extirpar la espina que quedó clavada en la carrera de Katherine Heigl durante tanto tiempo. Porque por mucho que la actriz de El baile de las luciérnagas haya procesado el asunto de manera personal y lidiado con las etiquetas en el plano profesional, todavía siguen saliendo a la luz y persiguiendo su nombre como si fuera un fantasma del pasado que no termina de acecharla.
La actriz de 27 Bodas (2008) simplemente dijo lo que pensaba. Lo habrá hecho bien o mal, pero no hizo otra cosa que expresarse. Pero en una era en donde la mujer terminaba fácilmente desterrada bajo las etiquetas en Hollywood. Como le pasó a Ashley Judd, Sean Young, Linda Fiorentino y tantas otras más.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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