La actuación malograda de Orlando Bloom en ‘Troya’ escondía una realidad que admitió 20 años después
El actor reconoció haber bloqueado la película de sus recuerdos
Orlando Bloom estaba saboreando las mieles del éxito internacional cuando llegó el momento de cumplir sus compromisos con Troya (2004), la película basada en La Ilíada de Homero donde compartía protagonismo con Brad Pitt, Eric Bana y Diane Kruger a través de planos diseñados para el lucimiento extremo. La trilogía de El señor de los anillos (2001-2003) lo había expuesto al fenómeno fan y la primera película de Piratas del Caribe (2003) le estaba dando un empujón extra hacia la cima, justo cuando comenzaba a rodar la producción épica en Malta.
Todos aquellos que vimos Troya recordaremos que Orlando Bloom no se lucía de la misma manera que en sus éxitos previos. Su personaje no era heroico ni valiente como Legolas o Will Turner, sino un príncipe cobarde que llevaba a todo su pueblo a la guerra tras ‘robarle’ la esposa al rey Agamemnon. Sin embargo, si por algo destacaba su interpretación era por el trabajo sobreactuado y poco creíble que brindaba. Su actuación era tan diferente a sus películas previas, forzada y en un plano dramático alejado al resto de compañeros, que resultaba evidente cuando actuaba al lado de Peter O’Toole o Eric Bana.
No obstante, aquella interpretación incómoda escondía una realidad que Orlando Bloom no admitió hasta este 2024. Veinte años más tarde.
El secreto de Orlando Bloom con ‘Troya’
La verdad salió a la luz durante una entrevista con Variety donde pusieron a prueba su memoria, pidiéndole que adivinara de qué películas eran algunas de sus frases. Y si bien recordó la mayoría, cuando le pusieron de frente con una de sus líneas de Troya, Orlando Bloom se quedó en blanco.
“¿Me amas hermano? ¿Me protegerás de cualquier enemigo?”, rezaba la frase que evidentemente se refiere a Troya dado que su personaje era dependiente de su hermano Hector (Bana) a la hora de batallar al enemigo que él mismo había provocado. Sin embargo, Orlando Bloom no acertó diciendo que debía ser una frase de Cruzada o El señor de los anillos.
“Dios mío, 'Troya'. Vaya. Por cierto, creo que borré esa película de mi cerebro”, dijo Bloom. “A mucha gente le encanta esa película, pero para mí interpretar ese personaje fue como [y pretende cortarse la garganta]. ¿Se me permite decir todas estas cosas? No quería hacer la película. No quería interpretar este personaje”.
Orlando Bloom explica que, si bien “la película fue genial” y que estaba encantado de trabajar con “Brad [Pitt], Eric [Bana] y Peter O'Toole”, tenía un serio problema personal con el proyecto: no sabía cómo interpretar a su personaje porque no conectaba con él en absoluto.
“¿Cómo voy a interpretar este personaje?”, se preguntó en su momento cuando tenía 26 años. “Estaba completamente en contra de todo lo que sentía en mi ser. En un momento [el guion] dice que Paris se arrastra por el suelo después de haber sido golpeado por alguien y sostiene la pierna de su hermano. Pensé: 'no voy a poder hacer esto'”, recordó haciendo referencia a la secuencia cuando se arrastra hasta Hector con sangre en la boca, dolorido y magullado tras enfrentarse a un guerrero enemigo, con un primer plano que lo muestra asustado, con los ojos grandes como platos y humillado sobre la tierra. Una actuación que rozaba la exageración forzada y sobreactuada que sirve para exponer esa carencia conectiva que tenía con el papel y la película.
orlando bloom & eric bana in troy (2004) pic.twitter.com/P2zkg20Eus
— '00s orlando (@bloomarchive) May 10, 2022
“Pero uno de mis agentes en ese momento dijo: '¡Pero ese es el gran momento!' Y caí en esa línea de agente. Creo que es por eso que la borré de mi mente”.
Que Orlando Bloom reconozca que no quería hacerla, que no sentía conexión con el personaje y que, en realidad, rechazaba la humillación que representaba, nos permite comprender que su actuación no pasara a la historia precisamente por ser de lo mejor o más destacado de Troya. Pero, sobre todo, nos permite entender por qué resultó tan diferente cuando la contrastábamos con sus trabajos en El señor de los anillos o Piratas del caribe, donde su entrega se percibía más natural.
Troya recibió críticas mixtas que celebraban el espectáculo épico que había creado Wolfgang Petersen, pero rechazaban las carencias emocionales y el excesivo lucimiento físico de Brad Pitt, dando como resultado una película desequilibrada. Y si bien recaudó $497 millones en todo el mundo, fue una película que dejó huella en algunos de sus protagonistas. Y no precisamente para bien.
El efecto colateral de ‘Troya’
Porque mientras Orlando Bloom la bloqueaba de su memoria, Brad Pitt reconoció que cambió el rumbo de su carrera después de esta producción. Dijo a The New York Times en 2019 que tuvo que protagonizar Troya por un acuerdo contractual con el estudio, y si bien reconocía haber cometido sus “propios errores”, lamentaba que el director lo hubiera convertido en caramelo dulce de cada plano.
“¿Qué estoy tratando de decir sobre Troya?”, se preguntaba. “Que no podía salirme del centro de cada plano. Me estaba volviendo loco. David Fincher me había malcriado. No es un desaire hacia Wolfgang Petersen. El submarino es una de las mejores películas de todos los tiempos. Pero en algún lugar, Troya se convirtió en algo comercial. Cada toma era como ¡aquí está el héroe! No había misterio. Entonces, en ese momento tomé la decisión de que solo iba a invertir en historias de calidad, a falta de un término mejor. Fue un cambio distinto que condujo a la próxima década de mis películas”.
Diane Kruger tampoco tuvo la mejor de las experiencias. “Fue emocionante, pero fue un circo”, dijo a Variety en 2023. “Los decorados eran enormes, los paparazzi volaban en helicóptero esperando a Brad Pitt. ¡Fue de locos!”. Sin embargo, lo peor llegaría después del rodaje cuando pasó de ser una actriz desconocida a una figura famosa, viviendo el escrutinio mediático más intenso. “La prensa en Alemania fue muy, muy dura conmigo”, explicó. “Buscaron a mi padre, a quien no veía desde que tenía 13 años. Inventaron historias. Fue realmente duro”. Por eso, cuando Troya se presentó en el Festival de Cannes en 2004 no se sentía feliz y entusiasmada, sino “insegura y muy triste”, temiendo que su vida fuera así para siempre.
Afortunadamente Brad Pitt se dio cuenta de lo que su compañera estaba viviendo y le dio ánimos que la ayudaron a superar el mal trago.
En resumen, la moraleja de Troya es que el éxito puede ser un espejismo provisional que no define ni representa la experiencia de los artistas que brillan bajo los focos de Hollywood. A veces porque no están conformes, o porque sencillamente no conectan con el trabajo que tienen por delante, llevando a que algunos como Orlando Bloom bloqueen el recuerdo para siempre.
Este artículo fue escrito en exclusiva para Yahoo en Español por Cine54.
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