Del abuso al perdón: la violencia que marcó la infancia de Yuri y la relación con su madre
Las recientes declaraciones de Yuri, al respecto de una impactante anécdota de su niñez, cuando tuvo que intervenir con un arma de fuego para interrumpir una gresca doméstica entre sus padres, el doctor Carlos Ignacio Valenzuela y la infatigable Dulce María Canseco, han puesto de nuevo a la cantante jarocha en tendencia, no solo por las circunstancias atroces de su infancia, sino por su manera de sobrevivirlas y hacer algo positivo de ella, sobre todo contando con una historia tan estremecedora como la que existe entre ella y su madre, quien falleció de un infarto fulminante en 2015, y que fungió como su mánager por muchos años, en un vínculo donde hubo de todo: amor y éxito, pero también violencia física y psicológica.
Yuri no dudó en señalar que apenas tenía 11 años cuando su madre comenzó a impulsarla a cantar, consciente de que su hija era un talento inmenso; esto, sin embargo, privó a la cantante de una infancia normal —algo que de por sí estaba en entredicho, dado el ambiente de tensión doméstica que se vivía en la casa de los Valenzuela, habiendo una constante de violencia doméstica que afectaba a Yuri y sus hermanos, Carlos (fallecido trágicamente a los 50 años en 2013, tras ser atropellado por una unidad de Metrobús en la Ciudad de México) y Yamile, quien en los años 90 fue esposa del actor cubano Jorge Luis Pila.
Creadora del conjunto musical "Yuri y la manzana eléctrica", doña Dulce era una figura de respeto en el mundo artístico, ya que de la nada consiguió convertir a su hija preadolescente en una de las estrellas más rutilantes del México de los 80, cuando con éxitos que aún suenan como "La Maldita Primavera" u "Osito Panda", así como "Yo te pido amor" y "Dame un beso", si bien para lograrlo, tras bambalinas había un ambiente turbio y a veces violento, ya que Canseco era una mujer perfeccionista que llevaba a su hija a los límites, valiéndose de cualquier medio, incluyendo a veces la violencia verbal e incluso física, con pellizcos, jalones, bofetones y manazos, aunque no llegando a un nivel cruel, como aclaró.
"Yo enterré a mi mamá feliz, contenta, sin ninguna cosa ahí de: 'No hablé esto'" señaló Yuri a Yordi Rosado, hablando de cómo fue que buscó una resolución con su madre. "A ella le hablé de todo: Tú fuiste una mamá que abusaste mucho de mí, no me dejaste vivir mi adolescencia como yo quería, pero te disculpo'. Todas las cosas yo se las solté a mi mamá un día y acabó hincada".
Pero antes de esta resolución, Yuri pasó por circunstancias muy difíciles, debido a sus constantes choques con su madre, tanto a nivel profesional — ella quería reflejar temas más acordes a su edad y temperamento, mientras que como mánager su madre quería seguir explotando su afinidad con los adolescentes que habían sido su público cautivo por varios años — como personal —Doña Dulce controlaba absolutamente todo lo que tenía que ver con la imagen pública de Yuri, y esto incluía sus relaciones personales en su vida privada; de ahí que el ostensible noviazgo entre Yuri y el cantante y actor venezolano, Gabriel Fernández —integrante del grupo los Chamos —fuera nota en todas las revistas de la época, pero ellos no tuvieran la intimidad necesaria para funcionar en un plano real.
Esto fue lo que eventualmente llevó a la cantante a escaparse —literalmente— de la tutela materna, durante una entrega de premios TvyNovelas en 1985, para fugarse con Fernando Iriarte, hijo de la presentadora de radio Maxine Woodside, quien a partir de ese momento fungió como su mánager, para casarse con ella meses después. La ruptura fue tan ríspida, tan amarga y pública, que no solo generó titulares sensacionalistas por meses, también derivó en que Yuri y su madre — que simultáneamente se había separado definitivamente de su marido aunque no se divorciarían nunca—no volvieran a dirigirse la palabra hasta 1994.
El camino a la reconciliación no fue fácil para ambas; como mánager, Canseco no volvió a tener el éxito que había tenido con Yuri, mientras que aquella guiada por Iriarte, la cantante alcanzó su momento de mayor brillo, con un éxito tras otro y una evolución de imagen que la puso al nivel de provocación de Madonna (pero a la mexicana). Sin embargo, este fue el periodo en el que Yuri se sentía, ahora cuenta, más sola.
Después de romper con su marido — que se fue a casar, sorprendentemente, con Maité Lascuráin del trío Pandora — y de hacer una espantosa telenovela llamada "Volver a empezar" al lado de Chayanne, misma que fue un fracaso estrepitoso, Yuri abrazó el cristianismo y, de este modo, concedió el perdón a su madre — a la que de paso convirtió — pero no antes de ponerle los puntos sobre las íes.
Las vidas de todos aquellos que inician siendo niños en el medio, suelen en su mayoría ser difíciles y no exentas de abusos — sexuales, laborales, psicológicos o físicos — impuestos a menores que no saben cómo lidiar con ello (o con la fama y el éxito), y la de Yuri no fue una excepción; hacer la paz con doña Dulce fue algo que puso a prueba muchas cosas y que la llevó a una madurez que pocas figuras pueden alcanzar, con polémica o no, pero con la tranquilidad de haber resuelto para bien temas que muchas veces no consiguen conciliarse.
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