La falta de deseo sexual en los hombres y el estigma que los condena
Aunque la falta de deseo sexual puede ser algo natural y hasta común, en el caso de los hombres es uno de los mayores tabúes. Ni siquiera se puede hablar seriamente de ello, y si se menciona, lo más seguro es que se tome como motivo de burla, si se está entre “amigos”.
Así como las mujeres sensuales, que hablan de sexo o que lucen de un modo sexy son juzgadas y estigmatizadas, los hombres que pierden la libido o que simplemente no están dentro del estereotipo del macho en la cama, lo son también. La falta de educación sexual, y otros elementos sociales influyen en que este sea un problema tanto para el individuo como para la pareja.
Nermary Yibirin, coach, activista y orientadora en sexología, explica que efectivamente cuando no entramos dentro de los estereotipos de género impuestos por la sociedad sobre lo que debe ser una mujer y lo que debe ser un hombre, somos estigmatizados. Y una de las cosas que debe ser un hombre, dentro de esa masculinidad heteronormativa tóxica, es justamente estar siempre dispuesto al sexo.
“Cuando un hombre no está dispuesto al sexo es visto como débil. Incluso, en algunas culturas homofóbicas se tilda de homosexual, como algo denigrante porque se supone que un hombre de verdad siempre tiene que querer estar con una mujer”, dice Yibirin.
“Lo que nos han enseñado es que, en primer lugar, un hombre es sexual por naturaleza; segundo, que siempre quiere tener sexo; y tercero, que es más sexual que la mujer. Estos tres planteamientos son constructos sociales que nada tienen que ver con la realidad porque un hombre o una mujer pueden ser tan sexuales como quieran. Todos estamos sujetos a las hormonas que regulan nuestra libido no a los dictámenes de la sociedad”, agrega.
De esta manera se demuestra que el machismo y la presión social vulneran no solo a la mujer, sino también al hombre que, como se dijo, es estigmatizado. La misma sociedad lo hace sentir culpable porque esto quiere decir que no está cumpliendo con el papel establecido para él.
La causa de la estigmatización es la base en la cual se han establecido en la sociedad los roles de género, que dicta, entre otras cosas, que el hombre debe estar siempre dispuesto, y que su sexualidad define su masculinidad. Mientras más mujeres tiene es más macho y es más capaz, y esto genera un problema mucho más profundo que puede socavar la salud de las personas.
Lo que ocurre, según la experta, es que así como a las mujeres el sexo les quita valor, al hombre le suma. Son dos caras de una misma moneda. Así, la sociedad es condescendiente con la mujer con baja libido, mientras que es dura con el hombre en la misma circunstancia. “Así como a las mujeres nos enseñaron que por tener sexo o perder la virginidad perdemos valor, al hombre le enseñaron que el sexo se lo da. Esos son los paradigmas de los roles de género a lo largo de la historia”.
En este juego tóxico, la mujer también participa como parte de la cultura machista porque no concibe que un hombre no esté dispuesto, no quiera tener sexo o tenga la libido baja. Entonces, por una parte, puede que culpe, señale o discrimine a un hombre en esas circunstancias, o por otra, puede sentirse rechazada, creyendo que es su culpa, que no le gusta o que tiene otra mujer, afectándose la relación de pareja, porque además es algo de lo que el hombre no quiere hablar. Es un tema que no quiere tocar al punto de que muchas veces ni se atreven a buscar una solución o ir a terapia, porque también serían considerados débiles.
Yibirin menciona que, en efecto, son múltiples las causas por las cuales un hombre puede tener esta falta de deseo: pueden ser efectos secundarios de algún medicamento; puede estar pasando por una depresión; puede ser que sus valores de testosterona estén muy bajos; o sufre de estrés, el cual eleva el cortisol, pueden ser muchas razones y es algo multifactorial. Además, hay que decir que es algo que le ocurre a muchos hombres, no es raro ni es algo aislado, pero es algo que por la misma estigmatización no se habla.
“Quizás si los hombres no se callaran sus sentimientos y se expresaran más fácilmente sin tabúes, no somatizaran en su cuerpo generando síntomas y afectando su salud física y emocional hasta un punto que puede ser verdaderamente grave con el peor desenlace que puede tener la depresión”, agrega Yibirin.
Para combatir los peligrosos estereotipos sexuales, que están profundamente anclados en la sociedad, la única vía posible es una mejor educación sexual, una buena comunicación. A veces parece imposible cambiar algo tan arraigado en la cultura, en la sociedad, pero podemos aportar no solo incentivando entre nuestros círculos una conversación saludable, que desmonte tabúes y incentive el respeto, sino también educando a los jóvenes de hoy, que eventualmente también tendrán que lidiar -esperemos que cada vez en menor medida- con estas normas absurdas que nos afectan a todos.
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