Aclarar la piel: una obsesión sin fronteras que reniega de los orígenes
Ojalá el tema de la obsesión por cambiar el color de piel llegase solo a aspectos más bien fútiles como el episodio de “Friends” en el que Ross, para cumplir con un parámetro de belleza, termina anaranjado por los efectos de una máquina de bronceado.
Por más que se busquen otros caminos, la historia siempre te lleva a los mismos sitios: discriminación, resentimiento, racismo, y culto a la apariencia, entre otros conceptos desafortunados.
En la Latinoamérica mestiza, la intención de aclarar la piel se remonta a los tiempos en que estaba instaurado el sistema esclavista. La antropóloga María Martha Mijares explica que aún siendo variados fenotípicamente hablando, la discriminación hacia los rasgos calificados como negativos se dan con mucha fuerza.
“Se buscaba el blanqueamiento y esto tiene una explicación psicológica que la profesora Ligia Montañez explica en su libro El racismo oculto en una sociedad no racista. Si a ti te están diciendo desde siempre que no vales, o que por tus rasgos eres menos que los demás, es natural que aún hoy existan prejuicios”. Incluso refiere que en la época de la colonia, se pudieron dar -en algunas ocasiones- encuentros amorosos de esclavas con sus amos, con el interés de aclarar la piel de la descendencia y evitar que sufriera lo que ellas sufrieron por su piel oscura.
Sin embargo, actualmente, la piel clara también es cuestionada por parecer enferma, o desagradable, con lo cual muchos se obsesionan entonces por tostarse al punto de parecer artificiales. Es como si todos se sintieran con permiso de señalar, juzgar y calificar. El cuento de nunca acabar.
El color, según la ubicación geográfica
Mientras en algunos países de Asia tener una piel clara es prácticamente una obsesión, en otros lugares de Latinoamérica y Estados Unidos, estar moreno por el sol es símbolo de status, de belleza y hasta de salud, porque se supone que si estás bronceado tienes tiempo de esparcimiento y disfrute en playas paradisíacas.
Afortunadamente, hoy en día, se ha desarrollado cierta conciencia hacia el cuidado de la salud y el bienestar, más que por las apariencias, destacando los daños que ocasiona la exposición a los rayos UVA/UVB.
Sin embargo, el debate se extiende mucho más allá. En países como Tailandia, Corea del Sur, Taiwán, la piel clara representa un alto rango social, mientras que el color tostado se relaciona con el trabajo bajo el sol y las zonas rurales. La industria de productos blanqueadores abarca no solo el mercado femenino, sino también el masculino, con píldoras, cremas, mascarillas y mucho más, y no son pocas las campañas publicitarias en las que el éxito y el poder se han relacionado directamente con una piel clara, según refiere una nota de la revista Alo del diario El Tiempo.
Más recientemente, se ha insistido en equilibrar esta obsesión normalizando los parámetros de belleza de esa región. De hecho, un ejemplo reciente es el de la filipina Catriona Gray, Miss Universo 2018, quien, a pesar de recibir muchas críticas por no representar los cánones de belleza asiáticos, manifestó estar muy complacida con su triunfo pues podía inspirar a que las personas asiáticas de tez oscura y de todos los orígenes étnicos lograran todo lo que se propusieran.
Otro ejemplo mediático surgió en India cuando a mediados del 2019 se encendieron las alarmas al presentar a las candidatas al Miss India: todas las participantes eran de piel clara. Ni el hermoso tono aceituna característico de ese gentilicio figuraba en ninguna imagen. La crítica estaba orientada a que los organizadores del concurso solo eligieron mujeres que representan ideales de belleza occidentales.
Pero el tema del concurso es solo la punta del iceberg. En el país asiático hay una amplia variedad de tonos de piel, pero la mayoría oscura es racista con los más claros, y estos últimos suelen ser los más privilegiados. En este país, el tema del color de piel es muy extenso, pues también se vincula a la rígida estructura social organizada por castas, palabra que en sánscrito es varna y significa color, según publica la Agencia EFE.
Independientemente de la cuestión racial y de colorismos, el tema tampoco ve freno en lo que se refiere a la industria cosmética orientada a los productos blanqueadores. Según la firma Global Industry Analysts, citada por CNN, la demanda de este tipo de productos alcanzará los 31.000 millones de dólares para 2024, especialmente en Asia, Medio Oriente y África.
Parece desesperanzador pues no basta con los prejuicios implantados históricamente, sino que también el dinero y el poder se suman al titán que se debe vencer en una lucha que recuerda a la de David contra Goliat. Uno como individuo, reconociéndose, aceptándose, reivindicando sus orígenes con orgullo y respetando a los otros, aporta una de muchas piedras para lanzar con hondas al gigante.
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