Latas de bebidas: motivos por los que nunca debes beber a morro

A estas alturas ya deberías saber que no es suficiente pasar una servilleta a la lata o el botellín antes de beber directamente. Te contamos cómo puedes eliminar todas las bacterias que pueda haber en la superficie

Es cierto que no es frecuente que las latas de bebidas estén contaminadas por agentes u organismo considerados peligrosos, pero un estudio realizado por la OCU afirma que la higiene aún es muy mejorable. (Foto: Getty)
Es cierto que no es frecuente que las latas de bebidas estén contaminadas por agentes u organismo considerados peligrosos, pero un estudio realizado por la OCU afirma que la higiene aún es muy mejorable. (Foto: Getty)

Para muchos jóvenes sigue siendo un gesto cotidiano, abrir la nevera y beber a morro del refresco o el brick. Hace años que las autoridades sanitarias nos vienen diciendo que no lo hagamos, y no solo por la gran cantidad de microbios que se pueden concentrar en la boquilla, sino también por sustancias químicas peligrosas del propio recipiente como el bisfenol A.

¿De qué están hechas las latas?

La mayoría de las latas de refrescos se fabrican con aluminio y acero laminado resistente a la oxidación. Este material es sometido a un tratamiento por el que se reduce su peso hasta los 9 gramos. Tras el mismo, el aluminio se somete a un lavado y es barnizado. De esta manera, se evita que el aluminio pueda arrojar algunos de sus componentes al contenido posterior del recipiente.

Por otro lado, una vez llenadas y selladas, las latas pasarán un proceso de lavado industrial y suelen servirse en paquetes protegidos por un plástico retráctil que evitará la suciedad y otras posibles contaminaciones. En condiciones adecuadas de almacenamiento, se asegura que las latas no se exponen a agentes nocivos como polvo u otro material.

Existe una <a href="https://www.boe.es/buscar/doc.php?id=BOE-A-2011-8687" rel="nofollow noopener" target="_blank" data-ylk="slk:normativa específica;elm:context_link;itc:0;sec:content-canvas" class="link ">normativa específica</a> que regula el almacenamiento o manipulación de las latas hasta que llega al consumidor final y en la que se marca como imprescindible que estas pasen por un lavado industrial y que tras el mismo, se cubran con un film protector. (Foto: Getty)

A pesar de estos procesos, las latas pueden convertirse en un foco de bacterias. Por eso se recomienda que se limpien siempre antes de beber.

Hay que tener en cuenta que las latas provienen de almacenes, han sido transportadas en grandes contenedores y han experimentado largos procesos de manipulación. Antes de llegar a nuestros labios, las latas han estado expuestas en un supermercado, guardadas en un armario o almacenadas en una máquina de vending, por ejemplo.

En ocasiones, y a causa de un almacenamiento poco higiénico, puede acumularse suciedad en los bordes, justo en el lugar donde pondremos los labios, e incluso puede hacer que la lata entre en contacto en bacterias como el E.coli, un organismo puede causar diarrea, enfermedades respiratorias o neumonía.

Aunque a simple vista no parezca sucia, esa lata puede tener bacterias que te causen, diarrea, enfermedades respiratorias o neumonía. (Foto: Getty)
Aunque a simple vista no parezca sucia, esa lata puede tener bacterias que te causen, diarrea, enfermedades respiratorias o neumonía. (Foto: Getty)

De hecho, en 2017 un grupo médico de expertos del programa norteamericano de televisión 'The Doctors' analizó latas extraídas de máquinas expendedoras, estaciones de servicio y supermercados. Aunque la gran mayoría no detectó agentes extraños, un grupo reducido de ellas dieron positivo en bacterias, incluida la E. coli.

Limpiar las latas, por tanto, no está de más. Pero, como veremos luego, esto no significa que le pases un trapo o una servilleta, sino que la mejor alternativa es usar algún producto desinfectante apto en la industria alimentaria, o en su defecto agua y jabón.

Otra sustancia muy peligrosa, presente en las latas, es el bisfenol tipo A. Las resinas que desprende la misma puede acarrear problemas de salud. Algunos informes lo han asociado a la la diabetes, enfermedades cardiovasculares y problemas reproductivos o endocrinos. Sin embargo, según la Asociación Española de Latas de Bebidas, esta sustancia "es totalmente segura dentro de los límites autorizados por la Autoridad Europea de Alimentación (EFSA) y por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AECOSAN)". Aseguran que en dosis tan pequeñas no resultan peligroso. El peligro viene si empezamos a sumar el de las latas, los tickets de la compra u otros envases y objetos cotidianos como las botellas de plástico, tuppers o los cristales de las gafas.

Los materiales con los que se elabora la lata pueden transmitirse directamente a la bebida. Además, se pierden todos los matices de aromas y sabores; así que sería mejor buscar un envase que no lo haga, como el vidrio. (Foto: Getty)
Los materiales con los que se elabora la lata pueden transmitirse directamente a la bebida. Además, se pierden todos los matices de aromas y sabores; así que sería mejor buscar un envase que no lo haga, como el vidrio. (Foto: Getty)

Volviendo a las latas de refrescos, debe tenerse en cuenta que para suponer un riesgo para la salud, la carga microbiológica de las latas tendría que ser muy alta. Lo cual no quita para que, como medida de seguridad extra nos acostumbremos de una vez por todas a manipular bien este tipo de envases.

Cómo usar la lata para que esta sea más segura

Cuando vayamos a beber de una lata de bebida deberemos prestar atención a aspectos como:

  • Lavar bien antes de abrirla. Pasar una servilleta no elimina los posibles microorganismos patógenos, aunque sí el polvo o algún resto orgánico. Es decir, la servilleta o el pañuelo limpia, pero no desinfecta. Por tanto conviene limpiar la superficie de apertura con agua y jabón; también puede valer algún tipo de líquido desinfectante y luego algo de agua para eliminar los restos.

  • Usar una pajita. Si no nos fiamos de la higiene de la lata, la mejor estrategia es usar una pajita de sorber para evitar el contacto directo con los labios. Y aquí es donde entra en juego la anilla de la lata. Si la giras sobre sí misma colocándola por delante de la apertura, podrás introducir la pajita por el círculo exterior de la anilla, y ¡listo! Ya sabes cuál es la forma más higiénica de beber de una lata.

  • Mirar que no esté hinchada. Si la lata está hinchada es mejor no beber ya que podría presentar oxidaciones en el interior o poros en zona de apertura por donde hubiesen entrado patógenos. O puede indicar que hay contaminación bacteriana por una esterilización incorrecta. En estos casos, las bacterias crecen y generan gas que infla la lata. Por tanto, es mejor no beber de ella.

  • Si está abollada se corre el riesgo de que se haya fisurado el recubrimiento interior de la lata cuya misión es la de impedir el contacto directo del metal con el líquido, pero si hay contacto, el metal se puede oxidar y este óxido pasar al líquido, por lo que mejor rechazar las latas abolladas.

  • La lata no debe estar oxidada ni tener golpes. En el caso de apreciar algún golpe en la superficie, esto podría ser una señal de contaminación química provocada por el óxido de la lata que entra en contacto con el líquido cuando se desprende el esmalte del interior.

¿Sigues bebiendo a morro o te has acostumbrado a servir tus bebidas favoritas en un vaso? ¿Limpias los envases antes de guardarlos en la nevera o la despensa?

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