Libérate de la obligación de ser bella: los cánones de belleza están evolucionando

Aún hoy, cuando cada vez son más sonoros los llamados a la igualdad y la lucha contra la discriminación de todo tipo, sigue ocurriendo. Muchas veces de manera notoria y agresiva, otras veces de forma velada, los parámetros de la belleza imponen designios sobre lo que somos y cómo nos percibimos.

La búsqueda de empleo por ejemplo, las oportunidades de crecimiento dentro de una empresa o los ascensos pueden estar sesgados por el aspecto físico de una persona. Y no estamos hablando de la forma de vestir. En este caso se comprende que existan códigos de vestuario sujetos a normas corporativas. Hablamos de los rasgos físicos, esos que debemos celebrar porque nos hacen diferentes.

Según comparte el científico Miguel A. Sabadell en la publicación española Muy interesante, un estudio de la Universidad de Columbia, publicado en 1979, arrojó que la belleza de una mujer resultaba contraproducente si aspiraba para cargos directivos, concluyendo que si una mujer quería progresar y llegar a altos cargos debía parecer poco atractiva. Quizás para parecer “más inteligente o competente”.

(Getty Creative)
(Getty Creative)

El caso contrario se da en profesiones como la actuación. Los papeles protagónicos en películas y series han estado, por muchas décadas, a cargo de mujeres que cumplen los parámetros de belleza establecidos, en los que se incluye también, por supuesto, la juventud. El autor refiere el caso de la película “Los puentes de Madisoncomo paradigmático en este sentido, pues los productores del film no estaban convencidos de que Meryl Streep fuese adecuada para el papel protagónico por ser demasiado mayor, mientras que no se emitieron juicios sobre el hecho de que Clint Eastwood era 20 años mayor que su personaje.

Esto ocurría en los lejanos años 90. Hoy en día, aunque no lo parezca o no sea tan notorio como se desearía, se está evolucionando en este sentido, pero estos procesos suelen ser lentos.

"Los puentes de Madison" (Getty Images)
"Los puentes de Madison" (Getty Images)

Aglaia Berlutti, fotógrafa y escritora pop dedicada a temas de identidad de la mujer, explica que los patrones de belleza son pactos sociales y culturales que todas las sociedades llevan a cabo sobre lo que consideran atractivo, idealizado o como sinónimo de éxito social, que es como se entiende en la actualidad.

“Los patrones de belleza han cambiado y hemos evolucionado, como lo comenta Umberto Eco en su libro “La historia de la belleza”. Nos hemos acostumbrado a la idea de un tipo de belleza que va transformándose en la medida en que las aspiraciones culturales y sociales se van transformando.

“Por ejemplo en el siglo XV, una mujer gordita era símbolo de éxito, porque eran tiempos en que aquellos que tenían mayor acceso a los alimentos eran los más pudientes. Una mujer robusta era símbolo de salud y fertilidad.

El nacimiento de Venus (AP)
El nacimiento de Venus (AP)

“En la actualidad, los patrones de belleza se basan en la reafirmación del éxito a través del aspecto físico. La violencia estética, que es la exageración de ese concepto, es una forma muy complicada de presionar tanto a mujeres como a hombres a tener el aspecto que la sociedad asume como deseable y que se relaciona con las mayores ventajas para expresar ideas sobre lo que te hace triunfador, confiable, con éxito personal y profesional”.

En este sentido, es claro que, como explica Berlutti, los cánones están signados por ideas occidentales y, en especial, los grandes medios han popularizado que la belleza tenga relación con estándares concretos como ser delgado, de piel clara, el cabello lacio y largo para las mujeres; corto pero con estilo para los hombres, y es ahora cuando se ha dado paso a esta demanda de inclusión y representatividad.

El público quiere verse identificado con gente “normal” y es por eso que finalmente se está incorporando en los medios una gama variada de personas que van desmontando la idea de que únicamente puedes ser hermoso y exitoso si te ves de determinada manera.

(Getty Creative)
(Getty Creative)

Ha habido racismo, segregación y prejuicios, pero tampoco la evolución de cómo se percibe un patrón de belleza puede ser forzado. La representatividad y la inclusión deben fluir naturalmente. Por ejemplo, no tiene sentido destruir la historia del cine porque en algún momento no se incluyeron personajes con determinado fenotipo”.

Para Berlutti, el camino hacia equilibrio se traza una vez que se entienda y se acepte que lo que vemos en portadas de revistas, en la publicidad o en las pantallas es irreal. “Las bellezas perfectas están allí como producto manufacturado para una industria. Lo que hay que desmontar, tanto para mujeres como para hombres, es que se considere necesario lucir de determinada manera”.

La frase de la escritora Susan Sontag para aquel ensayo publicado en Vogue en 1975 sigue hoy más vigente que nunca: “No es el deseo de ser bella lo que está mal, sino la obligación de serlo”.

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