Yahoo Estilo No solo las heces, también limpia la orina de tu perro en la calle
Sí, todos deberíamos recoger las heces de nuestros perros de la vía pública, pero la mayoría no consideramos que la orina sea un problema mayor. Sin embargo, deberíamos al menos diluirla si no podemos recogerla, y varias ciudades del mundo ya lo han adoptado como norma y con multas gravísimas.
Las leyes
En 2017 el ayuntamiento de Mataró, en Barcelona aprobó multas de hasta 750 euros a los dueños que no limpien, al menos con agua, las micciones de sus perros en las calles. Pero no es la única ciudad española que así lo pide: Almería también lo ordena, pidiendo a los dueños que utilicen una mezcla de agua con vinagre común, y en Palma se pide que lleves al menos una botella con agua para diluirla, o someterte también a una multa.
Si bien hasta ahora parecen raras las ciudades en tener este tipo de normativas sobre las micciones de los perros, lo cierto es que podría no tardar en volverse más común a lo largo del mundo. Y es que los orines de los perros son todo menos inofensivos, especialmente en la ciudad.
¿Cómo daña a las plantas de la ciudad?
Yo solía pensar, como muchos otros dueños de perros, que sus orines en los árboles y parques era algo natural. “Todos los animales en la naturaleza hacen sus necesidades al aire libre”, solía argumentar. Y si bien esto es verdad, las ciudades NO son espacios de la naturaleza, y las micciones de las mascotas sí ponen el riesgo a las plantas urbanas que nos dan sombra y oxígeno, además de dañar el mobiliario urbano.
La mayoría de los árboles de la ciudad están plantados sobre pequeños pedacitos de tierra, que en nada se comparan con los terrenos de los bosques, por ejemplo. Esto significa que tienen acceso a menos agua y nutrientes. Además, están expuestos a un ambiente más duro, por la calidad del aire y los golpes que la vida citadina les da (portazos, balonazos, etc).
Un estudio de la Universidad de Columbia comprobó que las micciones de los perros tienen un impacto directo sobre los suelos urbanos, en parte por su contenido de nitrógeno y su PH. Una sola micción no sería un problema, pero muchas sí, pues se comprobó que estas contribuirían a hacer suelos más compactos y menos absorbentes del agua. Esto atenta con la salud del árbol y pone en riesgo su supervivencia.
El problema viene cuando algunos árboles se vuelven los favoritos de los perros de la colonia para orinar. Recordemos que los perros orinan los árboles, o espacios específicos, más como una forma de comunicarse entre ellos que por marcar territorio. Digamos que se vuelven como tableros de información sobre la comunidad de perros.
Así, muchos perros terminan orinando o marcando el mismo árbol, pues si otros lo han hecho, sus marcas también serán registradas por el resto de la comunidad.
Y los árboles de los parques urbanos no se salvan del todo, pues aunque tengan más tierra y acceso al agua, algunos también se vuelven los favoritos.
Lo mismo ocurre con las plantas en los camellones o macetas en las banquetas, que ante la constante orina de los perros también terminan sufriendo las consecuencias.
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No olvidemos los riesgos de salud
El amoniaco es uno de los componentes de la orina, y en general es el que más huele y el que más riesgo de salud presentaría. Es un irritante pulmonar que podría llegar a exacerbar síntomas de alergias o asma.
Si bien en pocas cantidades no sería un problema mayor, cuando es muy concentrado, podría presentar complicaciones, siendo los niños los más susceptibles, pues sus pulmones están todavía en desarrollo.
En épocas de calor, cuando la orina se seca más rápido, es que el amoniaco huele más, y si está concentrado en una sola zona (como en parques de perros o árboles favoritos por los canes de la colonia), todavía peor. Si bien la micción de tu perro puede parecer inofensiva, considera que no es el único que pasea por tu calle, y si todos los dueños pensamos igual, el problema no desaparecerá.
Si a esto sumamos que muchos perros prefieren hacer todos en el mismo lugar, es fácil reconocer los espacios más olorosos y riesgosos para estos efectos.
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¿Qué puedes hacer?
Más allá de cumplir con las normas que podrían ser una realidad en donde vives en un futuro, puedes contribuir a evitar no solo la acumulación de olores molestos, sino también ayudar a las plantas de tu ciudad si comienzas a aplicar estas dos soluciones:
Lo más cómodo a la larga, pero quizá más molesto al inicio, es entrenar a tu mascota para que aprenda a orinar en lugares específicos, como en las alcantarillas. Esto evitará que tengas que limpiar las zonas o que a la larga pueda dañar a los árboles y otras plantas en las calles. Enséñale, además, a no hacer en bardas o paredes, que se puede resolver fácil si te acostumbras a que tu mascota camine en el lado exterior de las banquetas, (de lado de los autos).
Diluir la orina es otra opción, y una que piden varias ciudades europeas. Eso significa llevar contigo una botella con agua para echar sobre las micciones. Puedes llevarlo también en un atomizador, y mezclar el agua a partes iguales con vinagre blanco, que neutralizará el amoniaco. Esto podría además ser útil para rociar sobre bardas, rejas o paredes en las que se pueda hacer tu perro. También existen productos comerciales con este propósito que te podrían ayudar.
@travesabarros
